Si algo ha caracterizado al estrambótico gobierno que venimos padeciendo los navarros desde el pasado mayo ha sido el más que curioso reparto de papeles que han protagonizado sus dos principales protagonistas Yolanda y Roberto, Roberto y Yolanda, tanto monta, monta tanto…
Si no era de esperar que un referente de lo que hemos dado en llamar el “aparato” de su partido, martillo de herejes y progres varios a los que ha ido situando en la puerta de salida del Paseo Sarasate en su alocada carrera hacia la Secretaria General del Partido y con un protagonismo mediático más que discreto, se hiciese cargo de la ingrata labor de dar la cara por el “invento” y menos con la que está cayendo y con las medidas tan poco sospechosas de socialismo con las que le ha tocado lidiar… Menos, aún, lo era el mutis por el foro que ha protagonizado Yolanda, tan acostumbrada ella al fulgor mediático y a ser el perejil de todas las salsas, y que anda desaparecida si exceptuamos las tertulias más “chic” de la capital de España y las más cutres, pero igual de rentables políticamente, de la extrema derecha nacional-católica, dejando a sus vicepresidentes a los pies de los caballos.
Por eso va a resultar altamente interesante el próximo acto del sainete foral que comenzó a escribirse ayer en la Carrera de San Jerónimo con la firma de “La Hoja de Ruta” para el fin de ETA que escenificó la soledad absoluta de los que siguen empeñados en sacar rendimiento político al terrorismo, el neofalangismo de UPyD.
Aparcados políticamente los argumentos habituales del imaginario regionalista; la venta de Navarra, el imperialismo vascongado y la injerencia perpetua que Barcina heredó de sus ilustres antepasados y que hasta ahora habían dado una rentabilidad y rendimiento inmejorable con un esfuerzo mínimo, la pregunta es ¿Liderará Barcina la participación de Navarra y de UPN en el proceso de fin de ETA o volverá UPN a la trinchera dejando en manos del PSN el protagonismo del proceso? ¿Tiene Barcina talla política y cintura para hacer tabla rasa de la herencia regionalista y reescribir el discurso de UPN en la nueva situación?
Roberto Jiménez lo tiene mucho más fácil, como lo han tenido antes que él todos los que se han sentado en la poltrona del Paseo Sarasate, salvo quizás Gabriel Urralburu que tuvo que tragarse el discurso propio, que este si, había construido para el socialismo navarro en aras de la famosa cuestión de estado. Desde entonces ningún dirigente socialista navarro ha tenido la más mínima autoridad ni capacidad de influencia en las decisiones de la Ejecutiva Federal, como bien pudo comprobar en sus propias carnes el frustrado y dimisionario Presidente Puras. Lo que diga Ferraz.
Pero… ¿Y Barcina? La tentación, apuntalada por su último compromiso electoral con el PP, de dejarse hacer por los populares y aislar a Navarra del proceso mirando para otro lado puede ser lo suficientemente fuerte para que alguien que ya ha demostrado su incapacidad para gobernar en dificultades, su ausencia es algunas veces clamorosa, caiga en ella… pero eso supondría el definitivo entierro político de UPN, incapaz siquiera de salir a la palestra por su único motivo político reconocido y reconocible.
El problema es que el bandazo Sanz/Barcina – PSN/PP – inspirado en la famosa estrategia del quesito ha dejado sin margen de maniobra a una UPN que en su afán de controlar Navarra ha perdido el control hasta de su propio partido.
La frase de ayer en el Congreso a cargo del solitario diputado regionalista perdido en la bancada del grupo mixto, él que había disfrutado de los oropeles y prebendas de los grupos mayoritarios, no pudo resultar más patética:
«Lamentamos el uso partidista de la moción de UPyD y la ruptura del consenso en materia antiterrorista»
Oída de boca de quienes han usado la “materia antiterrorista” de forma partidista hasta la nausea.
Sonó a rendición incondicional…
Ander Muruzabal
Un comentario en «¿Donde está Barcina?»