Las cuentas del Gran Capitán

“En picos, palas y azadones… cien millones”

Gonzalo Fernández de Cordoba. “El Gran Capitán”.

Más o menos esas han tenido que ser las expresiones contables del ya más que amortizado Consejero de Economía y Hacienda del no menos amortizado Gobierno de Navarra, al que al Estado no le ha temblado el pulso lo más mínimo para afearle el discurso económico elevando su déficit del 1,2% autocomplaciente que nos anunciaba al cierre del ejercicio 2011 al 1,9% real que computa como deuda la preciosa herencia que nos dejó su antecesor en el cargo; el peaje tenebroso, que seguirán pagando nuestros biznietos.

Es la novedosa estrategia del sociorregionalismo  que una vez agotado el filón invasor vascongado ha optado por la no menos original táctica del Avestruz. “Ojos que no ven, corazón que no siente”, enmendando la plana al mismísimo Goebels, padre de la comunicación política moderna y auténtico inspirador de prohombres como ZP, y cambiando el paradigma de que una mentira mil veces repetida se transforma en verdad por el de que una verdad mil veces ocultada deja de existir.

Lástima que tan loable empeño no haya encontrado comprensión entre los nuevos socios, más preocupados por acabar con los últimos resquicios de poder del PSOE que por apuntalar la estrategia del quesito del genio de Corella, ni con el apoyo de la dueña del Cortijo enfrascada en sus apariciones estelares en los foros y la prensa madrileña, agotada ya la capacidad de ensalzamiento de la local que ya empieza a percibir el aroma a tierra quemada que desprende esta Navarra que un día fue asombro del mundo, punta de lanza de Europa y que hoy, en un ejercicio de justicia poética, peregrina a Wolksburg, y en ese camino no hay autovía, para que le saque las castañas del fuego, no Fraü Merkel, sino el dueño del chiringuito carrocero.

Pero atribuir todos los méritos de tan peculiar técnica comunicativa al heredero del desaguisado parece excesivo y, sobre todo, injusto cuando sus socios de gobierno son capaces de sumarse al sainete con tan brillantes argumentos como el de su portavoza que no tiene reparo alguno en matar al mensajero:

«Lamento que las conversaciones de Miranda con el PP no hayan servido para que Navarra pudiera decir que el esfuerzo hecho por sus ciudadanos haya servido para cumplir el objetivo del déficit, y que no ha logrado por una disparidad de criterio entre administraciones”

Dejando al margen el problema, los recortes, el paro, la esquizofrenia gubernamental y poniendo el dedo en la llaga de lo que de verdad importa al partido muleta en que han convertido al socialismo navarro; que puedan decir a los ciudadanos navarros que el disparate es por su bien.

Da igual que la deuda sea la que sea, que en Los Arcos vayamos a celebrar carreras de burros, que el Reyno Arena se haya transmutado de recinto deportivo a monumento a la estulticia, que el Canal de Navarra se haya convertido en impulsor de charcas para la pesca de la rana bermeja, que el AVE empiece en un erial y termine en las huertas de la Magdalena, que el presupuesto del Museo de los Sanzbarcines de para poner vallas metálicas con agujeros para entretenimiento y solaz de los jubiletas desocupados o que el esfuerzo económico por la capitalidad cultural europea haya hipotecado las ayudas a la cultura hasta la próxima candidatura…

El problema es como explicar a los navarros, después de esquilmarlos, que la culpa la tiene la oposición.

Y, algunas veces, no es fácil…

Ander Muruzabal

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