Días atrás hemos venido haciendo análisis sobre la evolución de los espacios electorales en Euskadi, la irrupción de Bildu o el batacazo estrepitoso del socialismo vasco, pero no me gustaría que quedase sin comentario y análisis lo más novedoso que nos han deparado estas elecciones como es la aparición de un nuevo espacio político en Nafarroa; el socioregionalismo.
El socialismo navarro a la deriva desde su separación del PSE, sin referentes políticos, asolado por los casos de corrupción, disminuido en su capacidad de decisión hasta la nausea por los intereses de Ferraz y sin rumbo político de ningún tipo ha dado un paso más en su camino hacia la nada, o mejor hacia el abrazo del oso que le propone UPN, donde al parecer es donde se siente cómoda la clase política socialista navarra a imagen de sus correligionarios de la UGT que ya hace tiempo medran a la sombra de su antiguo afiliado Miguel Sanz.
Por su parte, el partido que fundó Jesús Aizpún a medias entre el pseudoforalismo ligth de los supervivientes del requeté y el tardofranquismo criado en las aulas del Opus Dei y sobre todo radicalmente antivasco se ha ido convirtiendo en una formación desideologizada más allá de cuatro consignas ultracatólicas y se dedica en cuerpo y alma al negocio. NAVARRA S.A. y GOBIERNO ETT. Vaciado de todo contenido navarrista por su largo matrimonio con los populares su única aspiración es conservar el poder, sin proyecto político alguno para Navarra que no pase por el enriquecimiento propio y de los amigotes (Exquisita y aleccionadora la Tesis Doctoralde Ricardo Feliu que cuelgo aquí para los interesados en ver como se mueve la Navarra real;
Si ya hace unos años nos sorprendía a todos D. Miguel Sanz, el fino estratega corellano, con su magnífica “Estrategia del Quesito” (en la columna de al lado) nuestra capacidad de asombro se ve más que colmada al ver como sus predicciones se cumplen paso a paso y el PSN da un paso más hacia el socioregionalismo sanzista entre los cantos de sirena de su nueva mentora; Yolanda Barcina, probablemente la peor alcaldesa de la historia reciente dela vieja Iruña.
El problema, ahora, está en saber como evolucionará el voto popular en Navarra, favorecido por las necesarias concesiones de UPN al socioregionalismo, y que capacidad tendrá de socavar la estupenda posición en que estas elecciones han dejado a UPN que va a gobernar sin atadura alguna con los restos del naufragio socialista, arrumbada ya la “molesta” compañía de los de Génova, y por supuesto ver como se recompone el espacio nacionalista con dos fuerzas emparejadas y con dos visiones distintas sobre como hacer crecer y evolucionar el nacionalismo vasco en Navarra, entre el posibilismo de Na Bai y el maximalismo de Bildu.
Tras veinte años de amagos y deserciones sonadas; los casos de Eguren o Arbeloa son solo la punta del iceberg no parece que el paso al frente protagonizado por Roberto Jiménez ampliamente jaleado por la prensa del régimen (lease Diario de Navarra) hacia la conformación de un gobierno socioregionalista y, lo que es más grave, cercenar la capacidad de dotar de Ayuntamientos progresistas en la mayoría de los consistorios navarros, tenga vuelta atrás posible. El vaso de la paciencia con el PSN esta sobrado hace tiempo.
Pero si en efecto Miguel Sanz tiene razón y esa es la composición sociológica de la Navarra del S. XXI; el PSN ha llegado a su suelo electoral y la amplia red clientelar tejida por UPN durante 20 años ha fulminado las expectativas político ideológicas del PP en Navarra sustituyéndolas por el apacible acomodo a la sombra del poder, tendremos una mayoría estable para muchos años más.
En fin, que habremos retrocedido 80 años en nuestra historia y el ya casi olvidado carlismo será otra vez el referente político de esta tierra; “Dios (o San Josemaría que para el caso lo mismo da), Patria (la española, por supuesto, Fuericos (Amejorados eso si) y Rey (el Borbón)”.
Ander Muruzabal