“Si UPN pierde el gobierno, Navarra se integrará en el gulag euskaldun”
Carlos Salvador. Diputado de UPN
Que el habitualmente mudo Carlos Salvador utilice el Debate del Estado de la Nación para hacer gala de del más absoluto servilismo al Partido Popular en las filas de cuyo grupo parlamentario pasó los mejores años de su vida parlamentaria, ¿Quién le habría mandado al corellano romper el pacto UPNPP y de paso mandarlo al grupo mixto donde tiene que trabajar?, es algo a lo que ya hace tiempo nos tiene acostumbrados.
Que su única salida del guión mamporrero sea para hablar de la ETA que en su particular cosmovisión de la vida es exactamente todo lo que no sea su propio partido y sus añorados excompañeros populares no es algo que nos vaya a sorprender ahora.
Que lleve más de doce años repitiendo el mismo soniquete, desde que asentó sus posaderas en escaño parlamentario allá por el 2003, llueve o truene, así como si a Madrid se la traga un socavón o Barcelona es arrasada por un Tsunami, ¿Para qué hacer otro discurso si ya le hicieron uno en aquellas fechas? No va hacernos llevar las manos a la cabeza.
Pero hay que reconocerle un mérito y es su capacidad irrepetible de decir la más gorda en cuanto se sale un milímetro del guión establecido, no por la originalidad del esperpento, que normalmente nunca es de cosecha propia, pero si por la zafiedad con que es capaz de soltarla.
Y como no podía ser menos, esta vez se ha adornado con la frase que abre este artículo. Ni al mismísimo Miguel Sanz tan aficionado él a espadas de Demóstenes y demás artilugios demoníacos, se le hubiera ocurrido lo del gulag euskaldun ¿Sabrá este tío que es un gulag? Horrorizado debe andar el ilustre Diputado ante la perspectiva de vivir en una Pamplona convertida en Pyongyang, donde sustituyan el kiosko de la Plaza del Castillo por el malecón de La Habana o que en el solar del Museo de los Sanzbarcines le coloquen el Mausoleo de Bolivar y, sobre todo, no vayan a obligarle a aprender euskera, lengua que inventó el pérfido Arana para confundir a los navarros de bien y españolidad a prueba de bombas.
Habrá que recordarle al tal Salvador que en ese “gulag euskaldun” no hay zonificación ni reservas lingüísticas, que los Museos se construyen y se amortizan, que en los polideportivos juegan equipos y están abiertos al público, que siguen existiendo las cajas donde los ciudadanos de a pie meten sus ahorrillos y sirven de herramienta de financiación de lo público, y los equipos de futbol, que votan cada cuatro años como en Navarra, que los gobiernos aprueban las cuentas y, sobre todo, que no se comen los niños crudos que todo puede caber en el imaginario del Diputado navarro.
En fin, que no seré yo el que lo mande a un gulag pero una temporadita en el Monasterio de la Oliva en el rincón de pensar a lo mejor no le venía mal para dejar de decir majaderías y, probablemente, para darse cuenta que los navarros no nos hemos vuelto definitivamente orates, algo que seguramente no perciba dado el peso de su altísima responsabilidad…
Ander Muruzabal