Si hace treinta y siete años a la mayoría de los españoles que votaron SI a la Constitución les hubieran dicho que con ese texto, que ponía fin formalmente al franquismo, unos años después un gobierno de España iba a poder poner en marcha un código penal medieval inmune a cualquier concepto racional y democrático de justicia cualquiera de ellos nos hubiera mirado con incredulidad, si además les hubiéramos dicho que en tal dislate iba a colaborar el Partido Socialista Obrero Español como recoge la lamentable fotografía que encabeza este artículo la mirada hubiera ya sido de estupefacción.
¿Qué ha pasado pues en estos treinta y siete años para que una medida de estas características haya pasado de ser una broma de mal gusto a algo que puede ser asumido por la sociedad española sin pestañear? ¿Qué para que a una medida involucionista como esta no solo se sumen los que siempre han mirado la libertad con sospecha sino los que proclaman defenderla? ¿Será capaz después de acuerdos como este la socialdemocracia española de sorprenderse por su declive electoral?
Resulta evidente que ni las cifras de porcentaje de población reclusa, uno de los más altos de Europa, ni los índices de criminalidad, contrariamente a lo que pudiera parecer por el primer dato uno de los más bajos de Europa, ni de estancia media en prisión, muy superior a los de los países de nuestro entorno, que ofrece España en comparación con otros países europeos hacen ni necesario, ni recomendable cualquier endurecimiento del sistema penal.
Si ya la reforma del Código Penal de 2003 resultaba un disparate de difícil encaje en una sociedad que se considera a si misma democrática y justa, con el aumento a cuarenta años del tiempo máximo de permanencia en prisión y el añadido del cumplimiento integro de las penas que establecía de facto la cadena perpetua, cualquiera que sea el nombre que quisiéramos darle, la nueva vuelta de tuerca con que nos regala ahora el pacto PP-PSOE, ¿Preludio de otros acuerdos en la misma línea totalitaria?, sobrepasa en mucho cualquier concepto de justicia democrática en un estado que se declara a si mismo de derecho.
Cierto es que en estos años la violencia indiscriminada y brutal de ETA y algunos crímenes mediáticos convenientemente retransmitidos por los medios de la casquería han creado un estado de ánimo que permite que lo que antes nos parecía represión hoy se pueda confundir con justicia, pero no es menos cierto que en un estado de derecho las penas deben de ir orientadas a la reinserción del delincuente y que el derecho fundamental a la vida es inherente a la dignidad humana que prohíbe los tratos vejatorios, inhumanos y crueles, independientemente de cual sea el delito cometido.
Tampoco estaría de más recordar a quienes se autoproclaman constitucionalistas y ayer se sentaron a darle un nuevo mordisco a la Constitución, curioso es que sean luego los más acérrimos defensores de su vigencia siempre que ellos la puedan cambiar a su gusto y antojo saltándose a la torera los mismos mecanismos de reforma que esta contiene y esta no es la primera vez, que el texto constitucional español establece que las penas privativas de libertad se deben orientar a la reinserción y la reeducación, y no parece que otorgar la libertad a un recluso cuando ha estado más de veinte años en la cárcel vaya a ir precisamente en esa dirección.
Así mismo sería conveniente recordar que ETA ya no está activa, al margen de que ninguno de los presos afectados por la supresión de la “Doctrina Parot” haya vuelto a la actividad terrorista, y que no parece lo más adecuado para combatir el terrorismo islámico aplicar sus propios métodos y empezar a decapitar a la gente en la plaza pública en nombre de la democracia y la justicia.
Pero si el despropósito de PP y PSOE ya es de un tamaño considerable ¿Qué decir de las nuevas derechas totalitarias que ya han puesto el grito en el cielo contra el concepto de revisable de esta cadena perpetua encubierta por considerar que impide el cumplimiento integro de las penas? ¿A que siglo o a que cultura nos quieren retrotraer partidos como VOX o UPyD?
Si empezamos llamando a la venganza y la tiranía; justicia, ¿Qué será lo próximo? ¿La pena de muerte?
Ander Muruzabal