El año que ahora comenzamos va a ser un año apasionante para Navarra. Por primera vez desde el final de la dictadura se atisban aires de cambio y las fuerzas políticas que han venido gobernando el viejo reino ya no parecen capaces de garantizar la continuidad del régimen. Vienen tiempos en que otras fuerzas políticas van a ser protagonistas del gobierno en Navarra, fuerzas que no se han visto en esa tesitura antes y que son toda una incógnita para los electores.
Los navarros, en la cita electoral de mayo, nos jugamos la nueva Navarra que queremos construir, una Navarra mucho más integrada e integradora donde se ponga fin a la exclusión y al aparheid político de gran parte de la sociedad, una Navarra más solidaria, más respetuosa con todas las identidades que la componen, que ponga a las personas por encima de los intereses de unos pocos…
Pero poco podremos hacer cambiando de gobierno si los ominosos cuatro años que terminan acaban por laminar nuestra capacidad de autogobierno vapuleada como nunca en esta legislatura tanto por la actitud recentralizadota de las instituciones españolas como por la inacción de las nuestras. De poco servirá cambiar el gobierno si por el camino ese gobierno pierde las capacidades y competencias en materia económica, energética, educativa o social.
A día de hoy, y cada día más, el Tribunal Constitucional español está tejiendo una madeja de jurisprudencia que amenaza con dejar el autogobierno navarro como un cascarón vacío, si no lo ha hecho ya, y la capacidad legislativa de Navarra convertida en poco más que un órgano consultivo.
Por eso, este tiene que ser el año del Fuero, el año en que le digamos claramente al gobierno español que Navarra no es una provincia más, que Navarra tiene personalidad propia y que es el único sujeto de sus propias decisiones y para ello deberemos aparcar nuestras diferencias y poner el acento en lo que nos une a casi todos; la defensa de nuestra Ley, la defensa del Fuero. Y para eso tenemos tres citas importantes en 2015; dos electorales y una social.
En mayo deberemos dotarnos de unas instituciones propias que dejen de supeditar el interés de los navarros al de Madrid y que tengan claro que su deber y su responsabilidad esta para con sus electores no para sus respectivos partidos o posiciones ideológicas. Una instituciones que tengan claro que es el autogobierno y para que sirve y, por supuesto, con capacidad y vocación de ejercerlo. Unas instituciones en que lo foral no sea un adorno semántico sino su razón de ser.
Unos meses más tarde, en noviembre, deberemos decidir quienes van a representar a Navarra en las Cortes españolas y estas no van a ser unas Cortes más pues pueden ser Cortes Constituyentes. La Constitución Española es ya un documento agotado y el consenso constitucional, si es que alguna vez existió, ha pasado a mejor vida. Y en esa nueva Constitución el Fuero, la ley de Navarra, no puede quedar otra vez al albur de interpretaciones de parte de Tribunales Constitucionales ajenos, es la hora de la Reintegración Foral Plena y del reconocimiento de la bilateralidad con todas sus consecuencias.
Pero a la espera de estas dos decisivas citas electorales los navarros deberemos ir diciendo alto y claro que queremos seguir manteniendo nuestra ley como lo hicieron nuestros antepasados
“Gu gaurko euskaldunok gure aitasoen illezkorren oroipenean, bildu gera emen gure legea gorde nai degula erakusteko”
“Nosotros los vascos de hoy nos hemos reunido aquí, en inmortal recuerdo de nuestros antepasados, para demostrar que queremos seguir manteniendo nuestra ley”
Cientos de navarros y unos cuantos Ayuntamientos ya lo han hecho adhiriéndose al Manifiesto Foral, somos muchos pero queremos ser muchos más porque este debe ser el Año del Fuero… Aún estamos a tiempo.
Ander Muruzabal