Las aguas bajan revueltas en el PSN. Soplan vientos de cambio y los socialistas navarros se enfrentan a un momento clave de su corta historia con un riesgo hasta ahora desconocido para ellos como es su desaparición del mapa político de Navarra. No son pues tiempos de liderazgos políticos ni de ensoñaciones con tiempos mejores y pasados, son tiempos de supervivencia. Y la supervivencia no se consigue con operaciones de maquillaje más o menos sofisticadas sino mediante un profundo ejercicio de autocrítica y de análisis realista del porque se ha llegado a esta situación.
Creo que el Partido Socialista en Navarra, me resisto a llamarlo de Navarra a la vista de sus últimas actuaciones, es un elemento necesario para la política de nuestra tierra pero solo lo es desde la asunción de sus propios principios, de su historia y su militancia no desde el seguidismo ciego a los intereses del Partido Socialista Obrero Español. Hace falta una auténtica socialdemocracia en Navarra pero por y desde Navarra.
En los últimos días varios de los dirigentes socialistas que suenan para esa renovación han salido a la prensa con proclamas de cambio llenas de buenas intenciones y promesas a futuro, palabras huecas, donde no hay el más mínimo atisbo de autocrítica ni de análisis político serio. No de otra forma se puede entender que los dos últimos artículos publicados en la prensa empiecen con afirmaciones de autocomplacencia sobre su propio Congreso o su actuación en la mal llamada transición, mal llamada puesto que en Navarra no existió gracias a su propia y necesaria colaboración.
No me correspondería a mi llamar su atención sobre su Congreso, un “aparatazo” puro y duro, ni sobre su colaboración en la aprobación del Amejoramiento, gestado en despachos madrileños y que hurtó a los navarros la capacidad de decidir sobre su bien más preciado; el Fuero, pero alguien lo debe hacer si desde las propias filas socialistas siguen empecinados en el error.
Mal haría el PSN en fijar solo su vista, que también, en el demencial agostazo de 2007 o la opera bufa que interpretó su último Secretario General en marzo pasado que no son sino consecuencias ineludibles de la propia estructura del partido, ¿Dónde quedó aquel PSOE federal?, y de la dejación de su propia ideología en la inexistente transición navarra.
El papel de una fuerza socialdemócrata en Navarra ni fue, ni debe ser en adelante, el de apuntalar el diseño postfranquista de la Navarra amejorada en función de los intereses nacionales de España que ha mantenido marginada políticamente a un tercio de la sociedad Navarra, probablemente la más cercana a su posicionamiento en lo social, para apoyar sin fisuras en función de esos intereses a la Navarra más profundamente integrista, diluyendo su propio mensaje político y haciéndolo irreconocible hasta para sus propios militantes con la colaboración inestimable de su sindicato hermano más preocupado por su propia subsistencia en el generoso pesebre de la Administración.
El papel de una fuerza socialdemócrata multiidentitaria en Navarra era precisamente el contrario, el de hacer de pegamento social entre las dos Navarras, entre la Navarra española y la Navarra vasquista y entre la Navarra conservadora y la Navarra progresista desde una posición de centralidad. Ese, y no otro es el reto de la renovación del PSN, nada que no vaya en esa dirección la hará verosímil, y será una pena porque algunos creemos que el PSN sigue siendo necesario aunque ni militemos ni vayamos a militar en él.
No espero que esta reflexión cause ningún efecto en quienes están llamados a pilotar la renovación socialista en Navarra pero ahí queda. Se que muchos militantes de base del PSN la comparten.
Ander Muruzabal