Erase una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
-Amiga rana, necesito cruzar el río. ¿Podrías llevarme en tu espalda?
-No. Si te llevo en mi espalda, me picarás y me matarás.
-No seas tonta —le respondió entonces el escorpión— si te picase, me hundiría contigo y me ahogaría.
Ante esta respuesta, la rana accedió. El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron a cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, el escorpión picó a la rana. La rana, al sentir picotazo y darse cuenta que iba a morir, le preguntó al escorpión:
-¿Por qué me has picado, escorpión? ¿No te das cuenta de que tú también vas a morir?
A lo que el escorpión respondió:
-Rana… mi amiga, no lo pude evitar, porque es mi naturaleza.
Como aquella rana de Esopo es como nos sentimos ayer millares de vascos en las calles de Bibao…
Cierto es que estaba en el programa electoral del PNV convertir esta legislatura en el tiempo de la paz y cierto también que desde que Iñigo Urkullu retomo las riendas del Gobierno Vasco esa ha sido una de las prioridades de su acción de gobierno.
Cierto que la actitud del Gobierno de España por un miserable cálculo electoral cortoplazista pone un día si y otro también todas las trabas a su alcance para torpedear un final mínimamente ordenado de más de cuarenta años violencia indiscriminada y fascista que han asolado las calles y los pueblos de nuestra tierra…
Cierto que algunas asociaciones de víctimas han perdido cualquier atisbo de los nobles fines por las que deben guiarse y para lo que nacieron y se han convertido en agentes políticos con fines inconfesables guiados por el odio y la venganza…
Cierto que la defensa de los Derechos Humanos y la paz son valores a los que no podemos renunciar sin renunciar a construir una sociedad vasca y democrática, ideal que nos legaron algunos de nuestros ilustres antepasados y que retrata como ninguna otra el mensaje de Gabon del Lehendakari Agirre de 1939:
“Ah!, pero tampoco la injusticia habrá de ser nuestro patrimonio. Ni inmunidad para aquellos, sean quienes sean, que tengan sus manos manchadas con el dolor y la sangre de tantas víctimas, ni venganzas que con su estela de rencores no puedan sino aumentar el dolor ya causado. Podemos decir esto los hombres que representando al país auténticamente, tenemos limpias nuestras manos, como las tiene todo nuestro pueblo sano y generoso. El que cometió crimen no es digno de llevar el nombre de vasco.”
Cierto es que ayer las dos organizaciones a las que pertenezco; Zabaltzen y EAJ-PNV teniendo constancia de todo ello decidimos arriesgar y ayudar a otros a cruzar el río que nos separa de ese ideal de Agirre y lo hicimos desde la lealtad y desde el patriotismo…
Y por ser cierto todo eso, cuando el aguijón del escorpión se clavo en nuestra espalda ayer por la tarde en las calles de Bilbao en forma de gritos que rompían el pacto alcanzado algunos no pudimos hacer otra cosa que pensar “Está en su naturaleza”…
Bueno será pues que de aquí en adelante tengamos en cuenta esa naturaleza…
Ander Muruzabal