“El Concierto económico es un privilegio inasumible en la España del S.XXI. Estamos ante un derecho de pernada económico y no hay nada menos progresista que defender la diferencia”
Rosa Diez. Campeona de la Unidad, el Progreso y la Democracia
He elegido para abrir este artículo la frase de Rosa Díez, no porque sea la única que estos días ha demostrado una ignorancia a prueba de cualquier lectura que se precie dejando al margen el Hola y el ABC, Pere Navarro, Alfredo Pérez Rubalcaba o el popular Ignacio González han demostrado similares aptitudes para la lectura, sino porque condensa lo más zafio, populista y demagógico del discurso. Nada que nos pueda extrañar a estas alturas cuando ya resulta difícil distinguir entre el discurso de esta nueva versión del falangismo y la original.
Es evidente que estamos ante una hornada de políticos que creen a pies juntillas que el séptimo día Dios no descanso y anduvo atareado en la redacción de la Constitución Española del 78, origen indiscutible de toda democracia y fuente indubitable de derecho.
Olvidan todos ellos qué es el Fuero, o el florero en versión de la no menos docta Yolanda Barcina, y el Convenio.
A pesar de que no creo que ninguno de estos próceres, campeones del progresismo, la igualdad y de la España unidad de destino en lo universal, tenga a bien leer estas líneas escritas por un dinosaurio medieval no puedo menos que sugerirles que documentarse antes de hablar puede ser una buena medida para evitar decir majaderías.
El Fuero, como recoge la propia norma constitucional, es anterior a ella y constituye en si el cuerpo legislativo de cada uno de los territorios forales y la inclusión de los mismos en el estado español se hace mediante el pacto foral por el cual se establece el cálculo de la aportación de los mismos a las cargas generales del estado; el Convenio y el Concierto. La olvidada disposición Adicional Primera de la Constitución es bastante ilustrativa al respecto.
Probablemente, no estaría demás recordarles a todos ellos que el concepto de reino en que se basa, primero Castilla y ahora España es un concepto territorial mientras que el concepto que sustenta el viejo reino bascón es gentilicio. Se entiende por Fuero los estatutos y reglamentos que regulaban la relación del Reino y del Rey. El concepto navarro de Reino no era territorial sino gentilicio, el reino eran sus naturales, vecinos, municipios, corporaciones, palacios de armería, señores, monasterios y prelados que tenían un pacto con el Rey, lo reconocían como tal a cambio de que jurara respetar sus leyes, fueros, usos y costumbres.
Por lo que la incorporación de Navarra a la corona castellana lo es en tanto se respeta el Fuero por el cual se rigen los navarros, por ende los vascos, con los que la corona primero y el estado español después tienen firmado un contrato cuyo precio es precisamente el convenio. Modificar los términos del contrato de manera unilateral, como cualquiera mínimamente versado en derecho mercantil sabe, lleva a la nulidad del mismo y al retrotraimiento a la situación anterior.
Resulta curioso, cuando menos, que en nombre de la unidad, el progreso y la democracia se quiera imponer un concepto territorial, soberanista y totalitario a una sociedad que desde ese mismo medioevo al que se alude con tanta displicencia había construido una sociedad garantista, de abajo a arriba, donde el eje político era derecho individual individual y no el derecho divino unipersonal y absoluto del monarca.
Franco lo vio mucho mejor y optó por ser el Caudillo de España por la gracia de Dios, estos lo quieren ser en nombre de la solidaridad, bien delimitada y convenientemente fronterizada, y perdón por el palabro, a su imagen y semejanza, la del Imperio donde no se ponía el Sol y donde ahora suele ser más habitual que no salga.
No se yo, pero a mi me suena más a derecho de pernada exigir diezmos y aportaciones en nombre de no se sabe que unidad patria que los vasconavarros jamás hemos buscado.
Ander Muruzabal