Se fue el día de mi cumpleaños, un 25 de Junio de 2009. Michael Jackson es sinónimo de «Estrella», pero ESTRELLA con mayúsculas. Cuando lo vi por primera vez siendo niño, supe que estaba ante algo diferente, ante el precursor de algo nuevo, un nuevo concepto del Pop, del movimiento del arte en escena. «Rey del Pop», Rey del videoclip.
Fundador de una corriente musical cinematográfica como fue el histórico «Thriller» sin duda el mejor videoclip de todos los tiempos y todo un clásico, me atrevo a decir, de la induistria audiovisual. En Thriller hay cine, hay una estructura perfecta, nos cuenta algo de forma musical, con emoción, con miedo, con baile, con terror.
El arte de la coreografía adquiere cuerpo y sus movimientos son diferentes y nunca antes vistos. Michael Jackson es un innovador de la escena, un mago del baile.
Su ropa, su silueta, sus calcetines blancos y sus guantes brillantes nos dejan esa estela mágica de polvo de estrellas que jamás antes había presenciado, ese deslizar hacia atrás como si una cinta automática lo moviera, esa inclinación diagonal y su patada al aire con el dedo índice apuntando al cielo y su mano derecha sujetándose el sombrero. Nos lo deja en la retina de los que, como yo, tuvimos en la puerta de la habitación el poster de Michael Jackson. Después vino el blanqueo de su cuerpo, la transformación de su rostro, la degeneración de su propia excentricidad. Como un niño prodigio y roto que fue, se nos ha ido con ese halo de tristeza que siempre desprendió, con su soledad eterna en la intimidad y multitudinaria en los escenarios, ¡qué duro el silencio de su corazón y el clamor del exterior de su camerino! Hoy, nos sobrevuela tal vez vestido de verde y con Campanilla a su lado, Michael Jackson siempre fue un ser especial, un mito… Me quedo con esa estela que siempre desprendió… de polvo de estrellas.
Una leyenda que siempre estará viva en la Historia y en su legado musical.
http://www.youtube.com/watch?v=AtyJbIOZjS8
