Ahora o nunca


El encuentro casual de dos ocasos trasnochados, uno culto y sin oportunidades pasadas, otro rico pero solitario y pobre en su interior. La amistad surge espontánea y terminal en una habitación sin vistas, en el vómito de una maldita terapia de napalm abrasivo incluso para el alma. El papel amarillento de la última oportunidad crea la última ilusión, el ahora o nunca de una tregua momentánea. La juventud amanece en el atardecer de sus miradas y responde al silencio de su mutua existencia. Respirar adrenalina, deseo, regalar paisajes de fantasía y diálogos para enmarcar. El objetivo tacha las líneas de tinta e ironiza con la vida lo mejor posible, el tiempo ahora cobra sentido en la cuenta atrás de un testamento que puede ser digno. Esperanza en el último suspiro, arreglar esa avería pendiente, reparar la dirección de nuestro vehículo en el taller de la existencia. Saborear el lujo de un buen café, sin saber el origen del Kopi Luwak, no sé nada del gatito de Sumatra… río hasta llorar y vuelvo a repasar ese renglón que ya no queda pendiente, el papel arrugado ya lo recogió el destino que nos brinda este filme.

Carpe diem porque Tempus fugit

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