La cruz de hierro.

1943. El ejército alemán está en franca retirada. Península de Taman, junto al Mar Negro. Campaña de Crimea. El aristocrático capitán Stransky se incorpora a las fuerzas del coronel Brandt. Stransky es un cobarde con un sólo objetivo, ganar la cruz de hierro. Para conseguirla, será capaz de maquinar y traicionar a sus compañeros. Cuando descubre que el teniente Triebig es homosexual, lo somete a chantaje para matar al sargento Steiner, veterano de guerra, cara opuesta del capitán Stransky. Steiner es un hombre que sólo intenta sobrevivir en un mundo que se cae a pedazos, donde los valores se han convertido en cenizas. Su vida de combatiente es lo único que le mantiene lejos de la locura que le envuelve. Como el resto de sus compañeros, incluso Stransky, odia a Hitler y al nazismo. Pero su código de conducta mantiene un resto de humanitarismo. Al contrario que el prusiano Stransky, cuya ambición personal se antepone a todo.

«La cruz de hierro» es la única película bélica de Sam Peckinpah. Dirigida en 1977 e interpretada por un magnífico elenco de actores (apenas aparecen mujeres), que encabeza el duro James Coburn (Steiner. Maximilian Schell (Stransky), James Mason (Brandt), David Warner (Kiesel) y TRiebig (Roger Fritz) completan el reparto. Planteada como obra de género, antibelicista, ofrece un retrato despiadado de la brutalidad de la guerra, de la locura que lleva a los hombres a matarse, pero también un conseguido retrato de dos personajes enfrentados por sus propios caracteres. Stransky es fruto de su clase social, de orígen prusiano y elitista. Su razón de ser es el triunfo y la consideración social que, según cree, le pertenece. La guerra, para él, es una oportunidad para justificar ante los suyos su pertrenecencia a semejante y desalmada casta. Steiner, hombre arrancado de su sencilla cotidianeidad, vive la monstruosidad de la contienda como el producto del delirio de un grupo de políticos fanáticos y enfermos.

Basada en una novela de Willi Heinrich, «Das geduldige Fleisch», esta película tuvo un rodaje problemático. El guión, de Julius Epstein, tuvo que ser reescrito por Walter Kelley y James Hamilton. La producción anglo-germana, cuya financiación sufrió demoras, padeció un rodaje accidentado por causa del alcoholismo del director. Peckinpah se emborrachaba habitualmente y provocaba conflictos con los productores que no veían con buenos ojos un rodaje que se alargaba demasiado. El ritmo de la película es fluido, aunque se nota la situación crítica del cineasta en ciertos altibajos narrativos. «La cruz de hierro» tiene una excelente fotografía de John Coquillon en technicolor. El éxito de esta película fue considerable, hasta el punto de provocar una secuela, «Cerco roto», interpretada por Richard Burton.

Vale la pena recordar la cita de Bertold Brecht que aparece sobreimpresa antes de los títulos de crédito:
«Hombres, no os alegréis de su derrota. Aunque el mundo se alzó y detuvo al bastardo, la perra que lo parió está de nuevo en celo.»

Una película que trata sobre la amistad, la supervivencia, denuncia el nazismo, y nos deja imágenes imborrables, como la cara del niño ruso, el gran Coburn en el hospital delirando, y la escena final de Steiner riendo con un Stransky desorientado y cobarde. Excepcional dirección de Peckimpah a pesar de todo. Y ese comienzo duro comienzo e irónico con imágenes de un fanatismo extremo en contraposición con los combatientes cansados y abandonados por aquel loco llamado hitler. Uno de los mejores comienzos del cine bélico con esas voces de niños alemanes que perdieron su infancia en aquel brazo levantado de ira y extremismo.

http://www.youtube.com/watch?v=6v5ZdfMFs6k

Un comentario en «La cruz de hierro.»

  1. Gran película (uops,se me olvidó, creo, meterla en el ranking). El comienzo como dices es inolvidable con esas voces infantiles. Recuerdo que nos la puso un profesor de historia en clase (sólo los 20 primeros min.), Manolo Quintana. El caso, recuerdo la primera escena (la del niño) y su muerte anunciada.

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