Que una Huelga General es una cosa seria está fuera de toda duda, así como que debe ser el último arma a utilizar y solo en un escenario de crisis y desencuentro incapaz de solucionarse por la vía del diálogo. La formidable arma de presión que supone una Huelga General no debe nunca diluirse haciendo un uso inadecuado o desproporcionado de ella. Y siempre existe el riesgo que un mal uso de ella acabe reeditando la famosa fábula de Pedrito y el lobo.