Cuando a mediados de los años 90 se empezaron a vislumbrar las primeras potencialidades de la tecnología para cambiar las Administraciones públicas y se diseño el concepto de e-government, los primeros que trabajamos en aquellos conceptos desde la propia administración teníamos una idea muy clara; la tecnología nos iba a permitir cambiar el punto de vista de la labor de la administración pública. Los procesos administrativos ya no serían nunca más el resultado de las necesidades propias de la burocracia sino que serían fruto de las necesidades de los consumidores potenciales de los productos y servicios administrativos, los ciudadanos, y ello con dos resultados potenciales la simplificación del acceso a los mismos y la economía de escala que supondría la participación del propio ciudadano en la fabricación del proceso administrativo.
En un momento determinado pudimos vislumbrar la desaparición definitiva de las ventanillas y del “Vuelva Ud. mañana”. Sigue leyendo DEL E-GOVERNMENT AL OPEN GOVERNMENT