OPEN GOVERNMENT; CUATRO RETOS Y UNA RECOMENDACIÓN.

Parece que uno de los retos del nuevo Gobierno de Navarra va a ser la implantación del Gobierno Abierto y no va a ser tarea fácil. Es relativamente sencillo saludar la iniciativa tanto por necesaria como porque por una vez se hace con la suficiente antelación para que Navarra siga siendo una sociedad puntera con una administración puntera, pero también con unas cuantas experiencias satisfactorias en marcha que pueden servir para no cometer errores de principiante.

A la vista de experiencias anteriores en procesos de cambio profundo que afectan no solo a la tecnología sino a los procesos administrativos, a la organización y a la propia percepción e involucración de los trabajadores de la administración pública, y desde la perspectiva que me da haber participado en el que fue, quizás, el más ambicioso de todos y siendo un firme partidario del Open Government como concepto encuentro cuatro retos que habrá que abordar para llevar la tarea a buen puerto y un riesgo importante.

El reto tecnológico.

¿Esta la Administración de Navarra en un nivel tecnológico que permita abordar un proyecto de estas características de una forma global?

Resulta evidente que el desarrollo del e-government no ha sido todo lo eficiente que hubiera sido deseable pero hay mimbres más que suficientes para comenzar el despliegue del gobierno abierto en Navarra, sobre todo si se tienen en cuenta dos cuestiones fundamentales, la priorización de los productos open a poner a disposición de los ciudadanos en función del desarrollo tecnológico de las unidades que potencialmente los puedan producir, para ofrecer un mal producto es mucho mejor no ofrecerlo y evitar el deterioro de la credibilidad del sistema, elemento fundamental para el despliegue del Gobierno abierto, y la creación de una estructura estable de Open Government parcialmente distribuida dedicada en exclusiva al proyecto y motivada con él. Esta estructura será la encargada de gestionar y promocionar el #oGov.

El reto colaborativo.

Como en todas las organizaciones, los grandes proyectos los llevan adelante las personas y difícilmente vamos a conseguir la involucración de las personas y su “fe” en un proyecto si dentro de la propia estructura encargada de llevarlo a cabo no se funciona con la misma filosofía de trabajo. Así pues la estructura encargada de gestionar el #oGov debe basarse en los mismos principios de trabajo colaborativo en red y en la filosofía hacker como forma de trabajo.

Y todo ello teniendo en cuenta la actual cultura de trabajo de los empleados públicos, mucho más jerarquizada, compartimentada y sin visión de conjunto. A pesar de que la Administración pública desarrolla procedimiento de trabajo complejos, ha adquirido ciertos hábitos del trabajo en cadena muy probablemente propiciado por las herramientas Work Flow que se han ido imponiendo en los últimos años basadas en una filosofia de control en vez de rendimiento.

El reto organizativo.

Resulta evidente que otro de los puntos débiles que se puede convertir en una magnífica oportunidad es el organizativo, en dos aspectos; en cuanto a procedimientos y en cuanto a estructuras.

Actualmente la administración pública de Navarra presenta una triple situación procedimental, los que han sido reformados para adaptarlos a las herramientas de Work Flow, los diseñados para un servicio telemático directo y los que se mantienen a la espera de entrar en una de ambas dinámicas. Todos ellos diseñados desde el punto de vista de la necesidad del productor del servicio. El despliegue del #oGov puede permitir la intervención sobre los procedimientos claves y su reingeniería, por lo menos sobre los que tienen incidencia sobre la ciudadanía y/o sobre la generación de información de interés público para orientarlos a la propia demanda ciuadadana..

En cuanto a las estructuras organizativas, la propia necesidad de trabajo colaborativo que precisa un actividad en red como el gobierno abierto puede permitir un aplanamiento de estructuras organizativas, actualmente altamente jerarquizadas, con la consiguiente economía de escala y mejora en la eficiencia.

El reto democrático.

Y dejo para el final el reto más pequeño en cuanto que afecta al menor número de personas y el mayor en cuanto que sin él es imposible poner en marcha el resto de los retos.

Como escribía en un artículo anterior, OPEN GOVERNMENT. UNA CUESTIÓN DEMOCRÁTICA NO TECNOLÓGICA el #oGov tiene unas importantes connotaciones tecnológicas que lo pueden facilitar o entorpecer pero es ante todo, y sobre todo, una cuestión de principios democráticos y de líderes que crean en ellos.

El  #oGov es una herramienta de participación y por tanto resulta una paradoja, además de inviable, desplegar un proyecto de estas características sin una verdadera conciencia democrática. Es por eso que el liderazgo político resulta absolutamente imprescindible.

Y la recomendación.

Uno de los riesgos que conlleva el uso masivo de la tecnología en el trabajo administrativo de cara al público es, dada su capacidad de llegada y su visibilidad, utilizarla como elemento propagandístico, algo que en si no es que sea reprochable pero no es #oGov y con lo que debemos tener exquisito cuidado de separar de lo que si es  #oGov.

El intento de telematizar el mayor número de servicios posibles de cara a una mayor visibilidad ciudadana a riesgo de deteriorar procedimiento, obviar la captura de información para toma de decisiones, desvincular al trabajador del proyecto y ofrecer un servicio deficiente es, sino el principal, uno de los mayores problemas con los que se topo el e-government, al desacreditar todo el sistema.

Dada la mayor visibilidad todavía de un sistema de  #oGov y su mayor fragilidad de cara a su reputación, un enfoque uniformista y homogéneo en lo político y propagandístico en lo comunicativo llevaría irremediablemente al fracaso del proyecto y algo que sería mucho mas parecido al Spam Government.

Ander Muruzabal

andermuruzabal@gmail.com

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