Mucho se ha hablado estos días de la conveniencia o no del Acuerdo EA-Aralar para el mantenimiento de Na Bai y si ese acuerdo va a favor de una mayor coherencia ideológica de la Coalición o recorta su diversidad.
Se ha llegado a decir; bien, ganamos a UPN y… ¿Después que? Y la respuesta a esta pregunta son las prioridades.
El problema es que, gracias a nuestros amigos del PSN y la inestimable colaboración de los “ferreteros”, en Navarra no se hizo la Transición. Así treinta años después seguimos gobernados por las mismas gentes y el mismo estilo que como lo estuvimos durante los cuarenta años de franquismo.
Veamos los elementos claves de la política navarra:
El “status” político:
Con la magnífica colaboración de Gabriel Urralburu, Jaimignacio se sacó de la manga una limpieza de cutis del Convenio, hurtado a la voluntad y al conocimiento del Parlamento y la Ciudadanía, pactado a escondidas en no se que oscuro despacho madrileño y votado posteriormente en lectura única, sin enmiendas por las Cortes Españolas y el ¿Parlamento? Floral (y esta vez más que floral, florero). Y para más escarnio, para justificar tal desmán se basaron en la tradición medieval foral, en vez de aprovechar las posibilidades que ofrecía la disposición adicional primera de la Constitución “La del amparo y respeto a los Derechos Históricos de los Territorios Forales” y la adaptación del fuero a las necesidades actuales. Vía que perfectamente nos hubiera servido para democratizar las Instituciones Forales y recuperar el AUTOGOBIERNO NAVARRO. Pero una vez más no hubo más navarro que defendiese eso en Madrid que D. Manuel de Irujo Ollo. Treinta años después siguen “reformando” el Amejoramiento por el mismo sistema de mangoneo caciquil… por sus santos cojones.
El euskera:
Pero una vez instaurado el “canovismo” navarro pactado entre Aizpún y Urralburu hubo que “corregir” algún error que las prisas y el miedo de la frustrada transición navarra habían dejado colar en el Amejoramiento, la supuesta cooficialidad del euskera, y para eso nada mejor que recurrir a la historia antigua de los EE.UU. y adaptar el sistema de “Reservas” zonificando el euskera y dejándolo en situación “alegal” en la mayor parte de Navarra (Zona mixta) y directamente ilegal en la Ribera. Por supuesto, los medios de comunicación en euskera tuvieron el mismo amable trato. Incluso el DN que durante el franquismo, de vez en cuando hacia alguna página en nuestra lengua, redujo drásticamente su presencia.
La administración y la política navarra:
Para que todo esto pudiera ser posible y se pudiera vender el cambio democrático navarro había que silenciar a un tercio de la población navarra, izquierdistas auténticos, nacionalistas vascos y demócratas convencidos (lo que hoy conocemos por Na Bai más IU), y ahí bajo Dios a verles. Ocurrió que el nacionalismo vasco en Navarra mayoritariamente votaba a Batasuna y que el PNV cometió el error histórico más grande de su existencia con la disolución de su organización navarra. En este contexto la identificación mentirosa de este bloque social con el entorno Batasuna por parte del poder y la pérdida de referentes políticos para las personas que lo conformaban a medida que los fanáticos del MLNV elevaban el listón de la estupidez… desemboco en una fragmentación absurda que lo inutilizó políticamente al gusto de los muñidores de la operación.
En esta situación tenemos que tener claro que ese ¿Y después que? por el que nos preguntamos es “Hacer la Transición en Navarra”. ¿Y en que consiste en hacer la Transición en Navarra?:
1.- Reformar el Amejoramiento recuperando el mayor número de competencias para Navarra (el ideal sería la Reintegración Foral Plena) y democratizar sus mecanismos.
2.- Normalizar la situación del Euskera, suprimiendo la zonificación y dotándolo de los mismos derechos que el castellano en todo el territorio foral.
3.- Normalizar la situación política, sustituyendo la Transitoria 4ª por otra disposición que diga “los Territorios Históricos Forales establecerán los cauces de colaboración que sus respectivos Parlamentos determinen”, estableciendo esos causes de colaboración, derogando la Ley de símbolos, demostrando que otras políticas sociales son posibles, desarrollando una Universidad Pública Integral, desarrollando un sector público basado en el I+D+i, demostrando que se puede gobernar sin supeditaciones al ladrillo… En una palabra desmontar todo el “tinglado” de supercherías con el que UPN lleva engañando a Navarra durante 30 años.
Así las prioridades son:
Mandar a Sanz, bueno a este ya no nos va dar tiempo, a la Barcina a esparragar…
Hacer la Transición en Navarra…
Y después, y solo después, a riesgo de tirar otros treinta años a la papelera de la historia, hacer política normalizada, cada uno desde su espacio ideológico…
Ojalá tuviésemos en Navarra un Izquierda Abertzale democrática y cívica capaz de hacer eso por si sola, o una izquierda vasquista no nacionalista con la misma capacidad o que los jeltzales fueran capaces por si mismos de liderar esta sociedad como ocurre en la CAPV, pero no es así, y para lograr el objetivo de hacer la transición es necesaria la unidad de todos sobre unos acuerdos de mínimos, y esa unidad no se consigue con la imposición sino con el diálogo.
Pero para hacer todo esto hace falta que Na Bai sea lo más plural posible y que sea capaz de ampliar más aun su espacio electoral político y sociológico y en ese aspecto el Acuerdo EA-Aralar no solo no es bueno sino que es un absoluto desastre y solo se explica si alguien está mirando a la IA, que por mi puede hacer lo mismo que Barcina; irse a esparragar… que suficiente daño han hecho ya al País.
Y esto, y no la neuras de los pequeños espacios y las camarillas partidistas, es lo que nos debe importar. Los puestos como ya he dicho muchas veces no son importantes, si la calidad política y ética de quien los ocupe, como si los quiere todos Aralar o EA… lo que me importa es la pluralidad…
Ander Muruzabal