La polvareda que ha levantado la Ponencia Política del IV Congreso de Aralar en lo que se refiere a Na Bai, en este mismo Blog tenemos un buen ejemplo de ello, no debe hacernos perder de vista el fondo político que subyace en ella, fondo político que se ve más claramente cuando se leen comentarios de aralarkides en diversos foros de Internet, menos sujetos a la cortesía a que obligan los documentos congresuales de un partido aunque quizás no sea la Ponencia Política de Aralar el mejor ejemplo de tal cortesía, o en las declaraciones públicas de alguno de sus dirigentes más aficionados a la rueda de prensa y la declaración estridente.
Y es ese trasfondo político el que nos debe preocupar, porque denota una importante incapacidad para el análisis político y la autocrítica, y comete dos errores de bulto que no solo pueden pagar ellos sino hacernoslo pagar a todos los nacionalistas vascos de Navarra, que después de treinta años de travesía del desierto, por fin, habíamos encontrado una herramienta eficaz para avanzar en la estructuración social e identitaria de Navarra.
A mi entender, Aralar incurre en dos errores de bulto en su análisis de la situación de Na Bai y la problemática de su propia imbricación en ella:
A pesar de que su documento congresual reconoce la existencia de ámbitos de decisión diferentes en Euskalerria que responden a estadíos de construcción nacional distintos, su crecimiento y asentamiento electoral en la CAPV, el análisis de las causas de esto daría para otro artículo, producido en las últimas elecciones al Parlamento vasco, obviando curiosamente los resultados de las Europeas, le ha llevado a asumir un protagonismo creciente en Nafarroa Bai, las declaraciones de Jiménez al respecto son clarificadoras, e incluso reclamar para si el liderazgo ideológico de la coalición. Y esto es un error porque se está actuando en Nafarroa con una perspectiva nacional y se corre el riesgo, de repetir errores del pasado, de ahondar la grieta navarra. Nafarroa Bai, en el momento actual debe operar desde una perspectiva exclusivamente navarra y en función de las necesidades de Navarra, que en este momento, evidentemente, no son ni la Soberanía ni el Socialismo, sino más bien el cambio político, la cohesión social y el reconocimiento identitario.
En Navarra no existe un referente electoral que sustente las tesis predominantes de Aralar, más al contrario, los únicos resultados analizables, si es que el escasisimo nivel de participación nos lo permite, son las Europeas, donde el experimento Nafarroa Ez, coleccionó una sonora bofetada por parte del electorado navarro.
Y se equivoca Aralar al pensar que una buena solución sería que la Coalición asumiese su propio ideario y tesis políticas:
“Una coalición, como la actual NABAI, limita el trabajo de Aralar como partido y nos obliga a renunciar a partes importantes de nuestro ideario o propuestas políticas, algo poco conveniente. Con quién y para qué, este ha de ser el debate y la reflexión que hemos de realizar para decidir sobre la forma de continuidad en NABAI”.
Y se equivoca porque es precisamente esa renuncia, la suya y la de todos los demás socios de la coalición, la que constituye el mayor activo electoral de Nafarroa Bai. La unidad de acción desde la diversidad ideológica constityó uno de los pilares fundamentales del éxito nabaizale. Resulta evidente para cualquier analista informado, e incluso para algún nostálgico, que el mayor éxito electoral de una opción “nacionalista” en Navarra fue Euskal Herritarrok, donde hallaron cobijo HB, con Aralar dentro todavía, Batzarre y un numeroso grupo de independientes y en pleno auge de Lizarra-Garazi y con una tregua etarra en vigor… 48.000 votos, a un mundo de los 80.000 que recaudo Nafarroa Bai en el 2007, y más teniendo en cuenta los veinte mil nulos que arrastraron en esas mismas elecciones las consignas de ANV.
Así pues, ¿Cual es la verdadera fuerza de Aralar Navarra? ¿Le da esa fuerza real capacidad para reclamar el liderazgo, no solo organizativo que ya lo tiene sino el ideológico? Y la respuesta es no. Nafarroa Bai será desde la diversidad y el consenso o no será. Tanto la eventual salida de Aralar de la coalición, las siglas Na Bai no son de su propiedad para que alguno se sienta más tranquilo, como su imposición ideológica solo llevarían a Aralar en un caso o Na Bai en otro al gheto electoral en que nos encontrábamos hasta el 2004.
Pero hay otro elemento en la Ponencia de Aralar que me preocupa más, si cabe…
“Varios caminos aparecen en la encrucijada. Seguir tal cual con NABAI. Apostar por seguir sólo como Aralar. Consolidar NA-BAI adaptándola a una nueva realidad y corrigiendo los problemas. O, buscar otras alianzas”.
¿Qué “otras” alianzas puede buscar, y sobre todo encontrar, Aralar? ¿Estamos asistiendo al inicio de otra operación Euskadiko Eskerra alentada por Ferraz y los medios del estado? ¿Será el final de los gobiernos PSE-PP y UPN-PSN un Pacto a la catalana con Jiménez y López en las respectivas Lehendakaritzas? ¿Es la ruptura de Na Bai el precio del Poder?
Ander Muruzabal