La caída del Gobierno tripartito (PSN, CDN, EA) por la famosa cuenta suiza de su Presidente, el socialista Javier Otano, marco definitivamente el rumbo del PSN haciendo desaparecer para muchos años su utopía de llegar a ser fuerza política mayoritaria en Navarra, certificó el principio del fin del CDN de Alli, del que hablaremos en el próximo artículo de esta serie, y tuvo un profundo impacto en toda la estrategia posterior de EA, y todo ello por tres motivos:
- Visualizó a UPN como fuerza emergente de Navarra, casi el único gobierno posible.
- Asoció a los socialistas navarros con la corrupción, de forma generalizada, acabando con toda una generación de socialistas históricos y abortando un relevo generacional y una renovación ideológica que jamás se produjo.
- Apartó definitivamente al nacionalismo vasco de cualquier posibilidad de colaboración institucional, condenándolo a la marginación y el ostracismo.
Ninguno de los tres grupos supo asumir el fracaso del tripartito, y su deriva estratégica ha sido una ceremonia de la confusión, probablemente hasta la irrupción de Nafarroa Bai en la escena política navarra, pero de eso ya hablaremos más adelante…
Para entender como se llegó a esa situación hay que retrotraerse unos años antes, cuando los socialistas navarros eran parte del PSE, formaban parte del Consejo General Vasco y hacían ondear la ikurriña en su sede o en el Ayuntamiento de Iruña. Fue entonces, cuando en las primeras elecciones municipales y forales, celebradas estas respetando la división en circunscripciones electorales por Merindades (Asunto este que luego traería de cabeza a los amejoradores y que, por supuesto, fue suprimido), se produjo la única oportunidad en que la aritmética parlamentaria pudo haber propiciado la activación de la Transitoria 4ª.
Y vino el gran viraje… no se quienes fueron los interlocutores, ni los temas, ni las estrategias (¿O si…?) y los que un día se acostaron vasquistas se levantaron al día siguiente con el mismo pie que Del Burgo. Para ello, el primer paso necesario fue desligarse del PSE y montar una Federación propia, luego PSN, y consiguientemente apostar por un Pais Vasco institucionalizado en dos entes políticos diferentes, diferenciados y hasta aislados.
La repercusión de esta decisión para el nacionalismo vasco fue importante y en el caso de Navarra hasta traumática, pero no lo fue menos para el propio Partido Socialista de Euskadi que perdió toda posibilidad de consolidarse como partido hermano del PSOE, al estilo del PSC catalán, con mucha más autonomía u ciertas dosis de concepto nacional, para convertirse en dos federaciones más al estilo de la de Murcia y Albacete.
Solo el famoso caso FASA, que obligó a Del Burgo a abandonar el Palacio Foral, la fundación de UPN, por parte de Aizpún, y la disgregación progresiva, también en Navarra, de la UCD pudo ofrecer un panorama electoral lo suficientemente complejo que diese con los huesos de los socialistas navarros en Carlos III. De un lado una naciente UPN con sus señas de identidad todavía no bien definidas, una sopa de letras surgida del naufragio centrista UDF, UL, PDF y los restos de la original AP de Fraga, divididos y con el voto fragmentado, frente al PSN, ayudado por la pujanza del PSOE de González, apoyado con la abstención del PNV (carísima abstención, por cierto) y el resultado fue el primer gobierno socialista de la historia de Navarra, gobierno que, por otro lado, obvio de manera inmediata a quienes habían propiciado su formación.
La propia condición foral de Navarra, y su autonomía fiscal, unida al hecho de la falta de poder real de los socialistas navarros y al desembarco de personajes siniestros del aparato B del PSOE, el caso de Roldan es paradigmático, propició lo que sucedió después.
Así pues, defenestrado el tripartito, fruto de los errores anteriores, unida toda la derecha en torno al PP, primero, y al Pacto UPN-PP el campo quedo libre para 20 años de gobierno navarrista.
Y al PSN le fue bien… Utilizando Navarra como arma arrojadiza frente al nacionalismo vasco democrático y como objeto de presión frente al “no tan democrático” desde Ferraz, y aceptando las migajas de la mesa del poder regionalista, Mancomunidades, Presidencia de Parlamento, Consejos… e incluso ahora dejándoles meter la cuchara en el pastel de la estrambótica estructura empresarial pública de Navarra.
Así las cosas, aquí algunos también han vivido el Sanzismo “con gran placidez”.
Pero, hete aquí, que la irrupción de Na Bai cambió el panorama político y esa placida mayoría regionalista amenazaba con resquebrajarse. Los socialistas vieron, tras muchos años, la posibilidad de volver a pisar moqueta, pero tendría que ser de la mano de Nafarroa Bai, y para ello nada mejor que sustituir al candidato “natural”, su secretario general, poco proclive a entendimientos vasquistas, por una figura mucho más pragmática y que incluso había formado parte del gobierno tripartito: Fernando Puras.
También se rediseñaron los mensajes electorales: “En Navarra Tu Decides” y el más manido “Por el Cambio”. Todo apuntaba a que Fernando Puras sería el próximo Presidente de Navarra con el apoyo de Na Bai, existían ganas en ambos electorados y existían precedentes… Pero hubo dos elementos que fracturaron el idílico paisaje socialista: el éxito electoral de Na Bai que le alzó al segundo puesto del ranking de las fuerzas políticas navarras o el “tozolon” socialista que ni con todas las cartas a su favor consiguió incrementar su base electoral.
Así, con la mayor parte de los Ayuntamientos de Iruñerria en manos de alcaldes nacionalistas, con la oposición en Iruña representada casi exclusivamente por los nabaizales y con un gobierno donde el Presidente estaría respaldado por menos votos que su socio, el PSN se arrugó y decidió, o le decidieron, volver a la mucho menos aventurada situación de placidez anterior.
Pero con ello, se marcó definitivamente su techo y su papel en la política navarra. Solo experimentos como el “Foro para la Refundación del Socialismo de Navarra”, difíciles contra la maquinaria de todo un PSOE, pueden invertir la situación, agravada por la dimisión del propio Puras y la toma de poder en el partido de una nueva generación con poco arraigo en las agrupaciones de la ribera o Iruñerria y que incluso son mirados con “sospecha” en ámbitos socialistas de Iruña por su historia de “colaboración” con Barcina en algunas de sus actuaciones municipales más controvertidas.
Es verdad, que nos podemos preguntar si estas fueron las verdaderas causas del “Agostazo” y que tuvo que ver el proceso de negociación política con ETA, cuáles fueron sus exigencias sobre Navarra, y no estoy hablando de las territoriales, que tuvo que ver el fin de la tregua o la manifestación españolista de marzo por las calles pamplonesas.
Nos podemos preguntar, incluso, si quedan más “chantajes” que hacer al PSN, pero en todo caso estos son los mimbres con los que Nafarroa Bai deberá afrontar las elecciones más importantes de su vida, dentro de dos años escasos. Y como dijo Zabaleta tras el agostazo “Nos obligáis a ganarle a UPN y estaremos encantados de hacerlo”
Ander Muruzabal