El Titanic de Sexta Dimensión.

Permítanme ejercer un paralelismo en este mundo de sueños y vida que es el cine y algo que ha sucedido recientemente en la Radiodifusión estatal, Titanic, aquella tragedia real que llevó al cine James Cameron, representó la crudeza de un triste final con el apoyo argumental de una bonita historia de amor. Estos días la imágen de este buque me viene a la cabeza una y otra vez. Una serie de causalidades que no casualidades hacen muy presente su recuerdo. Tal vez sea mi reciente viaje a bordo del «Volcán de Taburiente» por aguas atlánticas lo que me hizo reflexionar sobre aquella mirada enigmática del barbudo Poseidón ante la catástrofe. Posteriormente otra serie de encuentros personales han acrecentado mi recuerdo del filme. Mi idilio con la Radio fue un amor intenso y fugaz en una época de mi vida bonita y prometedora con el telón de fondo de la novedad personal y el cambio de etapa vital que, como algo cíclico, influyó en mi madurez actual que hoy atisbo respecto al pasado. Esperando otras fases que llegarán en ese camino de evolución espiritual en el que creo; hoy me siento triste, triste, confundido e indignado, pero a la vez esperanzado y con fuerza.

Con el programa ,a día de hoy eliminado de RNE, «Sexta Dimensión», volvió en mi la magia de las ondas, las noches a media luz que acompañaron mi imaginación en viajes imposibles por mundos apasionantes, volvió en mi la ilusión. Todo ello gracias a Santiago Vázquez y a su hermano Fernando. Aprendí gracias a ellos que la Parapsicología es una ciencia seria y rigurosa y conocí la filosofía de un maestro llamado Don Germán de Argumosa y Valdés. Términos como Parabiofísica, Parafonía, fantasmogénesis, clariesencia, clariaudiencia… etc, Un mundo de misterio que siempre había estado presente en mi vida pero nunca tan cerca. Gracias a la casuística y a la investigación que estos dos profesionales me enseñaron pude acercarme a diversas e interesantes hipótesis enlazando una filosofía tan interesante que ha sido punto de partida de diversos debates dentro de mi círculo más íntimo. Ahora todo ello ha desaparecido, lo han eliminado hundiendo este barco por causas que mi sencillo conociemiento no entiende, causas muy probablemente políticas o de otra índole que no llego a comprender, y que tampoco me han sido explicadas por los responsables de este hundimiento, que como un Iceberg premeditado ha colisionado no una, sino dos veces, la primera fracturando la popa y dejando el barco a la deriva, la segunda fulminante y sin previo aviso sumergiendo definitivamente el Titanic de Sexta dimensión. El capitán Santiago y su contramaestre Fernando, se hundieron con él de forma elegante, muchos se ahogaron en el intento de salvar su vida de forma precipitada, otros optaron por tirarse al agua con salvavidas o sin él agarrándose a lo que podían, algunos, solo unos pocos ejercieron la rapiña e intentaron aferrarse a objetos de valor o cargando sus bolsillos de improperios contra la tripulación y el propio Capitán, que hicieron de su acto un ruín y triste final. Los menos tuvieron más «suerte» y tranquilamente pudieron remar en un bote hacia aguas más tranquilas y contar «su» experiencia. Sin embargo unos cuantos románticos que no fueron pocos, decidimos quedarmos con nuestro Capitán, que portando una copa de Brandy brindó por todos nosotros, impecable e implacable con traje oscuro abotonado y sonrisa serena. Decidimos hundirnos junto a él con elegancia hasta el final… el sonido estrepitoso silbante y enérgico del buque no cesaba rabioso e indignado a cada golpe espumoso de mar que hacía de nuestros cuerpos un mojado pensamiento inminente y mortal, era un barco fuerte y robusto que siempre navegaba con el viento de su lado hacía el mayor de los Océanos… pero había sido herido de muerte a traición una y dos veces, afortunadamente teníamos a ella, nos acompañaba su busto desnudo y majestuoso era nuestro Mascarón de Proa llamado «Esperanza», nos ayudó a salir a flote, a levantarnos entre el oleaje indigno y traicionero de cantos de sirena, nos habló en un idioma de fuerza y claridad que nos hizo conciliarnos con el mar para buscar otra embarcación, El Titanic de Sexta dimensión quedó para siempre en el recuerdo, en el recuerdo del éxito, en la propia leyenda de los mares del sur. Preparamos la siguiente embarcación para volver al más grande de los océanos buscando nuevas aventuras, cuentan con muchos marinos que como yo nos enrolaremos con más entusiasmo si cabe y dispuestos a seguir surcando las aguas de la adversidad, sin miedo a monstruos marinos, piratas, corsarios…Estos rivales nos hacen ser más grandes. El ron riega nuestro entusiasmo porque tenemos sed, sed de victoria, la misma que ya saboreamos este mismo año y que volveremos a saborear.

Esperando con ansia la botadura de la nueva embarcación, me despido enfriando ya el champagne que bautizará nuestras ilusiones,

Simplemente gracias, Santiago y Fernando.

Un abrazo,
Fdo.:
Un marinero de tantos–

La verdadera historia de Evasión o victoria.


Hay quien dice que Alemania no perdía una final desde la película «Evasión o victoria», no es cierto pero sí que es esa la sensación que ha todos nos transmite. Alemania como símbolo de poder orgulloso y dificil de batir. La selección española dió un recital de juego y desparpajo en esta Euro 2008, es la misma pluralidad épica que ya vimos en la película con Ardiles, Pelé, Stallone, Bobby Moore, Michael Caine… etc. esa mezcla de actores y futbolistas dió encanto y acierto a un film que va más allá de una peli de puro entretenimiento como parece en un primer momento. Pero hoy no me centraré en la película en sí, sino en la verdadera historia que inspiró el filme.

Curiosamente la final que España ganó a Alemania se jugó en el Ernst Happel de Viena, su viejo estadio de 77 años fue remodelado sobre el antiguo, un complejo que sirvió para propaganda nazi y que se utilizó como prisión improvisada por seguidores de Hitler.
Llamado Prater en sus orígenes —por el nombre de la periferia de Viena en la que se levanta—, abrió sus puertas por primera vez luego de 23 meses de construcción, en 1931, para la segunda Spartakiade de trabajadores.

El 1.º de mayo de 1934, escolares desfilaron en el escenario para rendir homenaje al canciller austríaco fascista Engelbert Dollfuss durante un espectáculo organizado para la Jornada del Trabajo.

Cuatro años después, el 3 de abril de 1938, el mismo estadio Prater recibe el “Partido de la Anschluss”, 15 días después de la ocupación alemana en Austria a cargo de Adolf Hitler, el 12 de marzo.

La propagando nazi intentó hacer pasar ese partido como una reconciliación entre las dos partes del Reich y los austríacos derrotaron a los alemanes 2-0 delante de grandes banderas nazis.

Unos años después, el 10 de septiembre de 1939, la Gestapo alemana usó el estadio como una gigantesca prisión y retuvo a más de 1,000 judíos.

En el esfuerzo de reconstrucción posguerra, su capacidad fue subida a 90,000. Renovado en 1986 y reducido a una capacidad de 50,000 espectadores tras la imposición de plazas con asiento para todo el público, el escenario fue rebautizado con el nombre del legendario entrenador Ernst Happel, en 1993.

Y hoy, apodado “la Vieja Dama” por los vieneses, el estadio se hizo una refrescadita de unos 37 millones de euros para la Eurocopa Austria y Suiza 2008.

Pasamos de Viena a Kiev, para relatar esta increible pero cierta historia:
Refrescando la memoria de un pasado demoledor, contaré la verdadera historia de Evasión o victoria

El 19 de septiembre de 1941 Kiev fue ocupada por el ejército nazi. Durante los meses siguientes llegaron a la ciudad cientos prisioneros de guerra liberados, a los que no se permitía trabajar ni vivir en casas, por lo que se veían abocados a la indigencia. Entre aquellos soldados desnutridos estaba Nikolai Trusevich, portero del Dinamo de Kiev.
Josef Kordik, un panadero de origen alemán, reconoció a su ídolo nada más verlo: el gigante Trusevich. Se saltó la ley y lo contrató. Y le encargó encontrar a sus compañeros, a los que fue ocupando en la panadería. Hasta allí llegaron también tres futbolistas del Lokomotiv. Así nació el FC Start.
El 7 de junio, jugaron su primer partido. Pese a estar famélicos y haber trabajado de noche, vencieron 7-2. Su siguiente rival fue el equipo de una guarnición húngara: 6-2. Luego le metieron once a un conjunto rumano. La cosa se puso seria cuando el 17 de julio ganaron 6-0 a un equipo del ejército alemán. Ocho días después, al MSG húngaro (5-1). Y más tarde, 3-2 en la revancha.

El 6 de agosto, convencidos de su superioridad, los alemanes prepararon un equipo con miembros de la Luftwaffe, el Flakelf. Pese a las patadas de los alemanes, el Start venció 5-1. El 9 de agosto se anunció la revancha, en el repleto estadio Zénit. Antes del choque, un oficial de las SS entró en el vestuario ucranio y dijo en ruso: «Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto». Ya en el campo, los futbolistas del Start (camiseta roja y pantalón blanco) alzaron el brazo, pero se lo llevaron al pecho y en lugar de gritar ¡Heil Hitler!, corearon «¡Fizculthura!», un eslogan soviético que proclamaba la cultura física. Los alemanes (camiseta blanca y pantalón negro) marcaron primero, pero el Start llegó al descanso ganando 2-1. Hubo más visitas al vestuario y los jugadores se plantearon no salir. Pero salieron. Con 5-3 a su favor, Klimenko regateó al portero y cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo. El estadio se vino abajo.

Como si nada hubiera ocurrido, el Start ganó días después al Rukh (8-0). Pero tras el partido, la Gestapo visitó la panadería. El primero en morir torturado en comisaría fue Kortkykh. Los demás arrestados fueron enviados al campo de Siretz. Allí, como respuesta a un ataque de la resistencia, mataron a Kuzmenko, Klimenko y Trusevich, que cuentan que murió con su camiseta de portero puesta y gritando: «¡El deporte rojo nunca morirá!». Goncharenko, Tyutchev y Sviridovsky, que no estaban en la panadería, sobrevivieron escondidos hasta la liberación de Kiev en noviembre del 43. El resto se esfumó en el caos de la guerra.
Ésta es la historia del ‘Partido de la Muerte’, según recoge Andy Dougan en su libro Dynamo. Eduardo Galeano asegura que fueron fusilados «con los equipos puestos, en lo alto de un barranco». John Huston se inspiró en la historia para rodar Evasión o Victoria. Hizo lo que no se atrevió el destino: salvar a los héroes.

En honor a Klimenko que fue un fuera de serie olvidado por la historia y a todos los que sufrieron la desdicha dedico este artículo.