Subestimada y olvidada joya cinematográfica que desarrolla un extraño y a la vez sencillo paseo por los sentimientos ajardinados del mejor de los parajes.
Las evocaciones de un hombre vital y optimista pero de afligida y obsesiva existencia interna. Todo comenzará cuando decide recorrer toda una villa bañándose en cada piscina de cada vecino; un hecho que le hará recobrar su dañada memoria, poniendo rumbo hacia la soledad del bautismo continuo de la reflexión.
La vida es, a veces, un cúmulo de «coincidencias». La que hoy trato: justo ví esta película por primera vez hará como un mes.
Partiendo tan apuesto nadador de una disparatada e infantil idea (¿quién no hacía carreras andando para llegar antes al semáforo que la señora con la compra a cuestas camino del colegio?) de nadar de piscina en piscina hasta su casa pasando por todas las mansiones vecinas hasta la piscina pública anterior a su hogar, descubre su particular «Caverna de Platón«.
Un saludo.
Me alegro de esas «coincidencias» y tu gusto por el buen cine, que sigan repitiéndose 🙂 .
Saludos Iñaki–