“El Pueblo Vasco debe pedir un puesto como nación, en el banquete de los pueblos libres de Europa»
Manuel de Irujo
Este domingo toca Europa, en un momento en el que probablemente atravesamos el mayor auge de euroescepticismo de las últimas décadas y cuando el sentimiento europeísta atraviesa sus horas más bajas.
Así, la pregunta es ¿Qué hemos hecho mal para que la idea de Europa que ilusionó a millones de europeos en los años 80 que la vieron como la solución a gran parte de los problemas de la Europa actual se vea hoy más como un problema que como una solución? ¿Es esta Europa que hemos construido la que soñaron nuestros padres?
Y la respuesta es desoladora; No…
Y es que la idea de la Europa social y ciudadana está en la raíz del movimiento europeísta ha sido suplantada por la Europa del mercado y los estados. Hemos puesto el carro delante de los bueyes y en vez de avanzar en la unidad política hemos avanzado en la unidad del mercado.
El europeismo nació como la solución al puzzle nación-estado-identidad en que dos mil años de historia convulsa habían convertido al viejo continente y que lo hizo saltar por los aires dos veces en la primera mitad del S. XX. Y es que esa Europa que queríamos se basaba en una ciudadanía común, dando carta de naturaleza a los que nos es común a todos los europeos, y en el principio de subsidiariedad; los asuntos deben resolverse por la autoridad mas cercana al objeto del problema, y esa Europa pasaba por ir diluyendo los estados-nación herencia de esos dos mil años cediendo soberanía por arriba a la autoridad de la unión y por abajo dando protagonismo y autogobierno a los pueblos que componen Europa.
Que hoy, en pleno proceso soberanista escocés o catalán, altos cargos de la Unión o de los estados que la componen amenacen con la exclusión de Europa de ambos pueblos en caso de independencia es una auténtica aberración contra el sentido originario del europeismo que no solo no debiera rechazar las realidades identitarias europeas sino que debiera saludar con verdadero entusiasmo movimientos encaminados a la construcción de esa Europa de pueblos confederados que vaya sustituyendo paulatinamente a las viejas y anquilosadas estructuras de los estados-nación que hoy la componen y que son el mayor obstáculo para su progreso.
Y es en esa Europa multilateral donde encajan como un guante nuestros derechos históricos, nuestro fuero y nuestro autogobierno y es en esa Europa pegada al ciudadano donde podemos construir una Europa de derechos y libertades, la Europa social.
Para el 25 M en Navarra algunos se han borrado directamente de la contienda porque Europa les queda muy lejos, la dejación que llevan haciendo 30 años del Fuero les impide ver que en la Europa que viene nuestro autogobierno se juega en Bruselas no en Madrid, otros nos pedirán el voto para seguir por la senda que nos ha traído a donde estamos y nos contaran las cosas que les distinguen aunque a la hora de la verdad solo las vean ellos, algunos utilizaran estas elecciones para dirimir sus asuntos nacionales y habrá, incluso, quien quiera y proponga salir del proyecto europeo a la búsqueda de la revolución perdida. También, por fin, quien quiera profundizar en la construcción de esa Europa que soñaron nuestros abuelos volviendo al sentido original del europeismo
El domingo en Navarra tendremos un montón de papeletas para elegir y la no menos socorrida opción de quedarnos en casa pero hagamos lo que hagamos el proceso de construcción europea va a seguir adelante, lo que decidimos el domingo es en que dirección. Yo, parafraseando a Manuel de Irujo:
«Declaro y afirmo que soy navarro de nacimiento y de corazón, y, por lo tanto vasco, como los gipuzkoanos, los alaveses, bizkainos, laburdinos y zuberoanos. Declaro y afirmo que mi patria chica es Nabarra, llamada antiguamente Vasconia, uno de los Estados libres del País Vasco o Euskadi, y ésta es la verdadera y única patria de todos los vascos. Declaro y afirmo asimismo, como vasco progresista de Nabarra, que aspiro a que mi patria se adhiera a la unión de Estados Confederados de Europa».
El domingo iré a votar y tengo claro que el mío será un voto europeísta y en clave de Europa
Ander Muruzabal