Fallece Heath Ledger, el hombre que casi nunca sonreía.


Heath Ledger, 28 australianos años de prometedor futuro esfumados en una cama del pijerío manhattanesco del Soho. Encontrado inconsciente, triste y frío en su apartamento, descubierto por el portero del inmueble, testigo mudo de fatal desenlace y reanimando ya tarde al romántico actor. Pastillas junto a su cuerpo y sobredosis de sueños imposibles, evasión absurda de una juventud acelerada en triunfos.

Ledger vió su liz interpretativa 1999, Heath era un actor enorme y está muerto. Se descubrió al mundo con «El patriota» dejó claro que venía al cine para quedarse. Se trataba del tú a tú más incómodo para Mel Gibson, se comía la pantalla… En «Monster’s ball» y en «Casanova» reafirmó su poderío como actor. Pero en Brokeback mountain… En Brokeback mountain dio una lección imperecedera.

En 2005 reconocimiento Brokeback Mountain, de Ang Lee, aquel vaquero de Wyoming de amores posibles sintió a cupido en Jake Gyllenhaal, flecha de amor y nominación merecida que finalmente arrebató de sus manos Philip Seymour Hoffman por un celoso genio feo Truman Capote.

Paradójicamente, el último trabajo que veremos del chico que casi nunca sonreía será el del villano que siempre sonríe. Su Joker en la última entrega de Batman, que se iba a estrenar en agosto, se presenta ahora más escalofriante si cabe. Heath Ledger. El hombre que casi nunca sonreía… nos ha dejado la seriedad eterna de su gran cine.
Descanse en paz.

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