PERSONA. Arte y neurología. Tras los pasos de Mikel Belascoain y Manuel Murie

 

 

La mayor parte de los mortales, Paulino, se queja de la malevolencia de la naturaleza porque nos engendra para un periodo escaso, y ese tiempo concedido se nos pasa tan rápido y veloz que, exceptuando a muy pocos, al resto le abandona la vida durante los propios preparativos de la vida.

Lucio Anneo Séneca

8470d7_86a49ec200874414b9b9374b3e6427e0

Mi primer contacto directo con Mikel Belascoain fue a través de la pantalla de un ordenador. No, no nos conocimos a través de las redes sociales intercambiando mensajes tan reales como maquillados, fue algo que a día de hoy resulta más arcaico: un mail. Hace ya unos años fui invitada por el Centro de Arte Contemporáneo Huarte a dar una charla sobre esos temas que me acompañan constantemente: arte social, educación experimental, y otras “cosillas”. La charla fue muy agradable, siempre más corta de lo que una desea, y yo volví a mi casa sin dar más vueltas al tema pensando tan solo en lo mucho que deseaba que les hubiese resultado útil  (mira que odio la palabra útil).

A la mañana siguiente, recibí un mail que me dejó enormemente sorprendida. Mikel me escribía agradecido por la charla y expresaba en un largo correo todo lo que había descubierto esa tarde. No es habitual que alguien te agradezca una charla pero lo es aún menos que ese alguien dedique parte de su tiempo a transmitir con detalle lo que tus palabras le han aportado. Entendí entonces que estaba ante una persona que concibe el tiempo no desde su fugacidad sino desde las oportunidades que este nos brinda. Mikel no es de los que, como diría Séneca, gasta su vida en preparativos sino de los que hace de la vida un acontecimiento constante. Mira, observa, piensa y vive.

import_11902049_11
Mikel Belascoain y Manuel Murie con los protagonistas de PERSONA

 

La pasada semana presentó en Baluarte PERSONA, un nuevo proyecto que explica esa forma de entender la vida y el arte que hace de Belascoain un artista especial. Un trabajo vitalista y colorista que extrae desde un complejo proceso de destilación lo mejor de distintas personas. El proyecto, no me extenderé en detalles ya que tenéis toda la información en su web, presenta una obra de 7 metros compuesta por 14 imágenes sobre la visión del concepto Persona gestada tras un año de charlas y confidencias con 5 personas con patologías neurológicas graves, pacientes del médico neurólogo Manuel Murie, impulsor de esta aventura.

8470d7_81a26353adcb4fea905e9135eb33bb1bLa primera imagen que vi del proyecto mostraba a Mikel caminando alrededor de las pinturas en pleno montaje expositivo. Su trabajo yacía paciente en el suelo a la espera de ser colocado sobre una gran estructura metálica donde se muestra en la actualidad a modo de gran retablo compuesto de historias tan intensas como lejanas para el espectador. Y observando la obra en esa posición mi cabeza no podía dejar de pensar en el juego de la rayuela, ese juego infantil que representa el conocimiento de uno mismo, y de donde surgirán otros juegos de búsqueda como el laberinto, la petanca o el juego de la oca. Miraba atentamente las pinturas en el suelo y sentía una enorme necesidad de lanzar una pequeña piedra (esa que siempre acaba en el zapato) y empezar a saltar sobre cada historia como única forma de entender lo que allí había ocurrido. Necesitaba mirarlas pero también sentirlas en mi cuerpo. Una especie de acción destructiva de la obra de Mikel que, por supuesto, nunca se me permitiría realizar.

rayuelaEl cerebro se me antoja una especie de tablero de rayuela, compuesto por casillas numeradas y perfectamente ordenadas. En apariencia, todos deberíamos tener la oportunidad de jugar la misma partida pero la vida nos demuestra claramente que no es así. Lanzamos la piedra el día que abrimos los ojos a este mundo, y a partir de ahí una gran parte de lo vivido nunca estará bajo nuestro control.

En una verdadera partida de rayuela tendríamos que hacer equilibrios sobre nuestra pata coja pisando poco a poco las casillas hasta completar el tablero. La diferencia es que en este caso el juego no podría darse nunca por finalizado porque las personas que construyen las historias que Mikel cuenta en PERSONA no pueden descansar sobre la otra pierna en ningún momento, su caminar se articula siempre desde el frágil equilibrio entre la certeza y la incertidumbre. Sus cuerpos tocarán las casillas del tablero con el pie mientras que su cerebro permanecerá suspendido en el aire. No hay respuestas fijas. No hay partida ganada. Una constante lucha, que se torna juego gracias a la vitalidad y ganas de vivir que todas ellas demuestran en su cotidianidad, que explica – según palabras del propio Manuel Murie- las características básicas del ser humano: la inteligencia, el amor, la comunicación, la empatía, las creencias, la aceptación, la fragilidad, la soledad y la amistad.

Personalmente creo que uno de los aspectos más interesantes de este proyecto es que Mikel no ha construido su relación con los pacientes de Manuel desde la acción artística directa. Es decir, no se ha puesto a pintar semanalmente con ellos, no les ha hecho crear obra en el taller para mostrarla después en la exposición en un gesto que la mayoría de las veces resulta excesivamente lacrimógeno y superficial. El artista no tiene que intentar que los demás sean artistas cuando se enfrenta a un proyecto de este tipo. Belascoain siente la necesidad de expresarse a través de la pintura pero Patxi, Marta, Luis, Aimar y Charo –protagonistas de estas historias- no se identifican con esa actividad por lo que la relación con el artista se basa en el encuentro entre palabras y gestos. Sensaciones y emociones que Mikel, a través da la magia de la pintura, ha transformado en lienzos.

 

PERSONA es –según palabras del propio artista- una visión artística de la persona inspirada por personas. Y el resultado es color, luz, estrellas, movimiento, danza, sensualidad, sexualidad, música, sonidos, horizontes, besos… El resultado es vitalidad porque la historia de cada uno de ellos supone para la mayoría de nosotros una intensa patada en el estómago que nos recuerda que la capacidad de disfrutar de la vida surge de nuestras ganas de vivirla no de las cartas que nos repartan en la partida. La vida no se espera, se alcanza. En ocasiones, como en el caso de los pacientes con enfermedades neurológicas, puede llegar a ser jodidamente complicada pero en lo complicado, en lo difícil y en lo doloroso también encontramos momentos de intensidad tan auténticos que nos recuerdan que esto merece la pena.

Mikel Belascoain charlando con Patxi Vicuña en el documental
Mikel Belascoain charlando con Luis del Río en el documental

PERSONA se completa con una película documental de 40 minutos, la primera dirigida por Belascoain, que muestra un recorrido cercano por las distintas historias de cada paciente. Es una pieza documental de una delicadeza extrema en la que la exquisita mirada del fotógrafo Miguel Goñi Aginaga va recorriendo distintos escenarios en los que la palabra adquiere el papel protagonista y las imágenes se llenan de intensidad gracias a una banda sonora creada ad hoc por Daniel Ulecia, Cristina Martínez Lana y Jon Ulecia . La vitalidad también se siente en el documental pero no de una manera tan directa o carnal como en las pinturas. En la película lo vital es un soplo suave de aire. Aquí la imagen pasa del blanco y negro a los tonos suaves de un atardecer y una se siente emocionada y a la vez calmada como cuando lees una de esas poesías que te arranca una lágrima al tiempo que te hace sentir el cuerpo agradablemente somnoliento.

  • ¿Qué es lo que más echabas de menos después del ictus? –pregunta Mikel a Patxi Vicuña al inicio del documental.
  • Besar – responde sin margen de duda. La primera vez que volví a besar a mi hijo fue alucinante.

Bésense más. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en preparativos absurdos.

*@aitziberurtasun

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *