¿Ateos o religiosos?
“Me interesa el mundo ultraterreno, no por motivos personales, sino porque mi oficio de psicoanalista me obliga diariamente a un fenómeno asombroso y apasionante: ser ateo es prácticamente imposible. En el fondo de su corazón ( que es una manera metafórica de decir en el fondo de su inconsciente) todo el mundo cree en Dios. Es decir que los seres humanos no pueden desprenderse de la creencia en una instancia superior y omnipotente, causa de los bienes y de los males, y a quien se le atribuye el trazado de nuestro destino. Freud descubrió el origen subjetivo de esta ilusión y la rastreó en la figura del padre. Dios es la proyección exaltada e idealizada del padre, a quien el niño concibe desde temprano como un ser revestido de misteriosos poderes. Poco importa que el padre sea un genio o un pobre infeliz. El padre es un elemento simbólico, algo que nos distingue de la condición animal(……) dejar de creer en Dios supondría poder desprenderse de la idea inconsciente de un padre poderoso, capaz de ocultarnos que la existencia no tiene sentido, ni fundamento, ni garantía alguna, que nada nos ampara de la muerte, que no hay más allá, y que el único principio cierto es que estamos gobernados por la incertidumbre” (Gustavo Dessal en Diario Kafka)
Seguramente habría mucha gente que discutiría este párrafo. Hoy en el discurso de la calle hay oficialmente más ateos que creyentes.
Nuestra tesis es que cuando se deja de creer en Dios padre se pasa a creer enla Diosamadre, ya quela Diosamadre es primaria, está antes que el padre. Es decir que el ateísmo del que hablan las estadísticas no es tal, sino que ha sido sustituido por la creencia en nuevas religiones ( Diosas) como el cientifismo o la magia
Quien materna a un bebé – por estructura, por la posición que ocupa – aparece para el bebé como omnipotente, poder absoluto del que depende. Lo que dice “es” La palabra del Otro materno, si no se introduce un tercero en la conversación, tiene el rango de signo, no de significante. Un signo es sin equívoco; verde= pasar, rojo=parar. “Eres listo” “Eres tonto” “Eres soso” “Eres gracioso”
Un significante es otra cosa. “Eres gracioso” tomado como un signo, obliga a ese niño a estar todo el tiempo haciendo el payaso. Tomado como significante le permite no estar, a veces, para bromas. “Es un THD” es un signo, un signo que cae como una marca y que aplasta a ese sujeto. La Diosa madre-cientifista, habló dijo una palabra y esa palabra se convirtió en ley.
Introducir un tercero – vamos a llamarlo paternar – en la conversación madre-bebé permite relativizar la palabra materna, permite que pase de signo a significante, permite que las palabras de la madre pierdan peso y se puedan relativizar un poco.
Y aquí aparece Dios padre, que tiene dos vertientes, una: permitirnos seguir creyendo que hay algo poderosos que nos libre de la incertidumbre, y dos: introducir la duda sobre ese poder.
La función de paternar no la cumple solamente el padre, por ejemplo las abuelas podían hacer la función de ese tercero paterno introducido en la conversación entre niño-madre. Las abuelas en sentido amplio. Cualquier vecina mayor podía decir algo sobre qué le pasaba a ese niño y qué había que hacer, y ¡claro¡ como abuelas hay dos, y vecinas varias no había una opinión única, sólo aproximativa. Estamos en el significante
La pediatra o el pediatra, es otra cosa. Cuando habla por ejemplo de qué hay que hacer si ese niño no duerme, habla en nombre dela Diosapsico-pedagogía (en realidad cientifismo) y lo que dice “es” Y, es cierto que libran de la incertidumbre más que las abuelas, pero ¿A qué precio? Al precio de unificar los métodos con recetas que se supone deben de valer para todos, y producir un sufrimiento añadido cuando esa receta o no se puede aplicar o no da el supuesto resultado.
Y qué decir de las variadas Diosas madres que pululan en forma de cristales, imanes, flores, etc. Su discurso está también del lado de librar de la incertidumbre.
“Desprenderse de esa creencia no es algo que pueda elegirse a voluntad, y por ese motivo Lacan consideró que el ateismo era algo que sólo se podía conseguir con un análisis llevado a sus últimas consecuencias” (Gustavo Dessal)