Colonialismo paternal
Dirección: Peter Berg. Intérpretes: Jamie Foxx, Jennifer Garner, Chris Cooper, Jeremy Piven, Danny Huston, Jason Bateman, Richard Jenkins. Nacionalidad: EEUU. 2007. Duración: 110 minutos.
Saber que Michael Mann mueve en la sombra de la producción los hilos de este filme representa un indicio de doble significación. Por un lado garantiza la solvencia del proyecto. Mann, autor de obras tan rotundas y sólidas como Corrupción en Miami , no puede permitirse un mal producto cuando él aparece como productor. Pero, al mismo tiempo, es evidente que si no ha dirigido él la película es porque algo hay en ella que no le acaba de convencer. Ese algo se comienza a apreciar a los diez minutos del filme, cuando los personajes ya han sido definidos y el espectador lamenta que en lugar de arrimarse al ojo del huracán el guión busque perderse en ventoleras irrelevantes.
La sombra del reino ha sido comparada con Syriana . Más que nada porque comparte con el filme de George Clooney su deseo de ahondar en el laberinto de Arabia Saudí, en ese bosque de pozos petrolíferos y jeques inalcanzables rodeados de intereses terroristas y guerras sucias que se juegan a varias bandas. Pero a diferencia del filme de Clooney, cuyo calado político era más transparente por cuanto estaba narrado desde una denuncia real, aquí todo adquiere el tono de un filme de coreografía de la violencia. Arranca con un festín de sangre, explosiones y muerte -un atentado terrorista- y finaliza con otro ágape sanguinario en nombre de una venganza que trata de hacer justicia. El cordón umbilical que une ambas masacres no es sino un grito de impotencia criminal, un matar a todos contra el que, supuestamente, este filme nace para pedir sensatez. Lamentablemente, ahí culmina toda su capacidad de introspección.
La dirección de Peter Berg, el actor -aquí también hace una breve aparición- que nos regaló Very Bad Things , no pasa de ser sino un solvente hacer al servicio de un encargo más preocupada por la acción que por la reflexión. Su historia, el envío de un comando del FBI al corazón del ataque terrorista en Arabia Saudí, se inclina más por el hacer de Rambo -ahora CSI y/o 24 – que por ahondar en lo que pretende denunciar. De ese modo, los personajes se quedan en arquetipos y la amistad entre un militar saudí y el agente americano se resuelve a golpe de melodrama al estilo de una convencional serie televisiva.