➡ Hoy vamos a hablar de la experiencia de satisfacción y la vivencia del dolor en el bebé. En el bebé que fuimos cada uno de nosotros.
El aparato psíquico tiene dos fuentes de excitación. Una, el propio cuerpo y otra el mundo exterior. El propio cuerpo genera excitación. Una excitación, que coloca al bebé en estado de necesidad. Vamos a tomar el hambre como ejemplo.
El exterior también produce excitación, los ruidos, las luces, el frío, el calor, las manipulaciones de los cuidadores etc. En principio, el bebé no puede huir de ninguna de ellas. Solo tiene a su alcance el lloro como modo de descarga. No llora para llamar; llora como descarga. Para descargar la excitación necesita de un mayor, necesita lo que Freud llama “Un poder auxiliador” al que vamos a llamar “Otro materno social”. Un “Otro” que lo materne.
Ese “Otro”, decide escuchar el grito del niño como un llamado, y responde a él proporcionándole alimento, al mismo tiempo que le habla, le besa, le toca. Esto produce una descarga de la excitación, que proporciona una vivencia de satisfacción única, pues llega, sin haber sido pedida ni esperada. Es una satisfacción irrepetible, puesto que no había expectativa, puesto que no ha habido tiempo de espera. Una satisfacción, cuyo recuerdo nos va a acompañar toda la vida y que vamos a intentar reproducir constantemente. Lacan va a nombrarla como “una vivencia de goce”, la cual marca una huella; una huella de memoria. El sujeto ya no es el mismo, ya hay algo en su memoria, tiene un saber que antes no tenía.
Cuando el estado de necesidad vuelve a aparecer, “la huella de memoria” se reactiva, la imagen-recuerdo es alcanzada, produciendo el mismo efecto que la percepción, es decir, se produce una alucinación, pero esto no calma la excitación. Al no haber descarga, se produce “una vivencia de dolor”, que hará que el niño comience a buscar en la realidad, a ese “Otro”, que sí pueda proporcionarle los medios para la descarga. Pero ya no es como la primera vez. La satisfacción ahora, conlleva un menos; conlleva una falta que nos acompañará siempre, un vacío. Vacío existencial, lo llaman algunos. Lacan lo nombra como”falta en ser”
Esta falta nos va a acompañar toda nuestra vida y también el empeño en obturarla. El modo alucinatorio de satisfacción se repite de diversos modos. En la actualidad podemos ver, como los objetos que el mercado nos propone, tienen esa finalidad. El mercado ofrece opciones continuas para que no se instale ninguna falta. Pero también podemos ver, cómo la otra cara de ese hedonismo compulsivo, que empuja el placer siempre a más, se convierte en depresión generalizada. El sujeto busca compulsivamente el goce, y en el punto en que la fiesta perpetua se detiene, experimenta lo que se llama depresión. La fiesta perpetua es insostenible, incluso en el caso de las adicciones. Adicciones a cualquier tipo de objeto: comida, compras, bebida, drogas. También la adicción a triunfos, trabajo, dinero, poder, etc. Estas ansias generalizadas, esta ansiedad, es en verdad, el empeño de alcanzar esa vivencia de satisfacción perdida para siempre. Cada sujeto está confrontado a decidir si se deja arrastrar por ese modo de “gozar”
El psicoanálisis propone su respuesta: se trata de no intentar deshacerse, ni de la pérdida, ni del dolor, ni del vacío, sino de aceptarlos con temple; de convivir con la falta. Un psicoanálisis se propone para asegurar el camino, que incluya y tolere, un vacío imposible de soslayar.
Esperamos vuestros comentarios y preguntas.
Bibliografía:
-“Proyecto de psicología para neurólogos” Sigmund Freud, Amorrortu Ediciones, libro I, Argentina 1982
-“La modernidad líquida” Bauman, Editorial Gedisa, Barcelona 2005
Entonces, ?que podemos esperar del psicoanalisis para estar mejor?
¿porque dicen que dura tanto?
¿es verdad que es tan caro?
¿que es exactamente?O ¿en que consiste?
¿que hay que hacer para hacerlo?
Hay muchas preguntas que estan sin responder.
Temblor