La soledad y la vulnerabilidad
Dirección: Franck Khalfoun. Guión: Franck Khalfoun, Alexandre Aja y Gregory Levasseur; basado en un argumento de Alexandre Aja y Gregory Levasseur. Intérpretes: Wes Bentley y Rachel Nichols. Nacionalidad: EEUU. 2007. Duración: 98 minutos.
A Alexander Aja le bastó con Alta tensión para convertirse en el referente del nuevo cine de terror europeo. Pocos medios, viejas fórmulas, más ritmo y una pizca de ingenio y convicción es todo cuanto utilizó y cuanto se necesita. En Parking 2 , filme en el que Aja es coguionista y coproductor, se aplican los mismos ingredientes. ¿El resultado? Un filme convincente, pequeño, intenso, previsible pero con un par de secuencias espeluznantes plenas de agresividad y violencia. Suficiente tal y como están los tiempos, aunque escaso si uno acude al cine en busca de experiencias que perduren más allá del final de la proyección.
Por ese carácter efímero y menor, probablemente Parking 2 vivirá su plenitud cuando desembarque en las estanterías de los videoclubs. Allí correrá el boca a boca y con su equilibrada y eficaz puesta en escena cumplirá su objetivo: sorprender al espectador sin provocarle inquietudes extrañas. Heredero de la vieja fórmula B, poco presupuesto y mucha libertad, Franck Khalfoun, uno de los actores de Alta tensión , sabe administrar sus escasos medios. De hecho, el rodaje se hizo en un escenario real aprovechando que por las noches quedaba libre el parking y con una producción austera en medios y actores.
Khalfoun hace de la necesidad virtud. Su terror no acude a mansiones encantadas, ni a fantasmas vengativos, ni a conjuros demoníacos. Un parking vacío es todo cuanto utiliza. En él, el día de Nochebuena, una trabajadora atareada se queda la última en el edificio en el que trabaja, lo que terminará arrojándola a una trampa letal. El filme, que explota la sensación de amenaza que ofrecen esos espacios públicos cuando se vacían, saca partido a una única ocurrencia. Buen conocedor del preciso pulso de Aja, Khalfoun aplica parecido rigor a su pequeño juguete. En el fondo nos encontramos ante la enésima versión del juego del gato y el ratón. Eso sí, con un par de relámpagos brillantes que eluden la tentación a ensimismarse que este filme, creado sobre un enfrentamiento actoral, evidencia. Eso es todo. Sin alcanzar la precisión de Alta tensión , al menos nos ahorra los excesos y las convenciones de la mayor parte del terror adolescente que se fabrica en Norteamérica.