Deseos fatales
Dirección: Mennan Yapo. Guión: Bill Kelly. Intérpretes: Sandra Bullock, Julian McMahon, Nia Long, Kate Nelligan, Amber Valletta y Peter Stormare. Nacionalidad: EEUU, 2007. Duración: 110 minutos.
En esa zona vertebral de la película, allí donde toda su mercancía ya ha sido mostrada y el relato avanza vertiginosamente hacia su desenlace, Premonition parece un filme grande y perturbador. En castellano le han añadido un subtítulo, Siete días . No aporta mucho, pero esos siete días resultan decisivos en esa estructura que Mennan Yapo se ha impuesto para resolver el enigma que la película plantea. Una mujer recibe la noticia de la muerte de su esposo. Se derrumba. Tras una jornada de dolor cae rendida en un sueño profundo. Al día siguiente, contempla que su marido sigue a su lado. Perpleja pero aliviada retoma la cotidianeidad. Sus hijas, el colegio, la casa pero… al día siguiente, la pesadilla retorna de nuevo. Lo que el guión propone es alternar entre sí esos siete días haciendo que el relato avance a saltos. Y que, entre los saltos, aparezca la verdad oculta.
Indudablemente Premonition es hija de su tiempo. Sin Memento , Irreversible , Kill Bill , Pulp Fiction y tantas películas de la llamada posmodernidad, no existiría. Pero esa dislocación de la estructura temporal del relato, con ser su motor argumental, no se detiene en el artificio. Hay más cosas. Hay sobre todo dos puntos de interés notable: el proceloso y resbaladizo terreno de los deseos, y la engañosa percepción que tenemos de las cosas que nos lleva a emitir juicios temerarios.
No es extraño que Sandra Bullock, una actriz empeñada en controlar su carrera y, en los últimos tiempos, deseosa de embarcarse en proyectos de prestigio, apueste decididamente por esta historia. De hecho, ella domina de principio a final todo el metraje, ella es la presencia absoluta de Premonition . Y ella que, en filmes como Crash , recibía un tratamiento al servicio de la historia y del director, aquí acaba diluyendo la figura del cineasta-autor.
Su cartel es buena prueba de ello. De un lado, rehúye la imagen arquetípica de la star de turno, pero del otro, la sugiere reiterando desde la ausencia la verdadera protagonista de todo. Yapo no puede o no sabe lanzarse a tumba abierta por el desazonador puzzle de este argumento. A Premonition le falta energía y es de temer que le sobra tanta Sandra Bullock. Por ello, lo que podía haber sido grande se resuelve con poco brillo.