Tiempo congelado, ideas heladas
Dirección y guión: Sean Ellis. Intérpretes: Sean Biggerstaff, Emilia Fox, Shaun Evans, Michelle Ryan, Stuart Goodwin, Michael Dixon, Michael Lambourne y Nick Hancock. Nacionalidad: Reino Unido. 2006. Duración: 102 minutos.
Sobre el papel, Cashback es una película llamada a brillar. Una especie de nuevo Trainspotting mezclado con Léolo y redondeado con ecos de Amélie . Es decir, cine joven con ansias de abrir nuevos caminos para la comedia. Cine contemporáneo con protagonistas en edad de aprender y merecer que supuran humor e irreverencia. Pero Cashback no es eso. Cashback es una comedia gamberra que gira en torno a una única idea.
A Cashback le sucede como a buena parte del arte contemporáneo, que dadas las prisas por llegar arriba y dado el escaso interés del público por hacer esfuerzos, ha mudado el genio por el ingenio. Es decir, ya no trata de elaborar discursos sólidos, sino de conjurar una atractiva imagen, un chiste visual que singularice la propuesta y se gane la empatía inmediata de todos. El problema es que lo que en el museo reclama unos segundos, como mucho algún minuto; aquí exige del público que aguante el tipo durante hora y media.
Demasiado tiempo para una sola idea. Aunque es cierto que posee esa chispa y cuenta con una convincente resolución técnica para llevarla a cabo. Su principal protagonista es un anti-súper-héroe con un poder especial. No puede dormir, pero a cambio es capaz de detener el tiempo de los demás y congelar el movimiento. Así que, durante horas, se pasea por el mundo mientras el otro permanece hierático, detenido en ese instante congelado de su vida. Como también es un estudiante de Arte y un enamoradizo incontenible, este voyeur desnuda a las chicas para… dibujarlas en sus largas noches de insomnio.
Esto da para lo que era, un buen cortometraje. Pero tuvo éxito, se paseó por medio mundo y su autor, Sean Ellis decidió estirarlo. No era el primero. Hace años, Jim Jarmusch construyó una de sus obras más aplaudidas a base de ampliar lo que en su origen era un corto, se tituló Extraños en el paraíso . La diferencia estriba en que Jarmusch no partía de una situación divertida, sino de unos personajes gozosos. Así que le bastó con darles cuerda para que el filme creciera solo. En Cashback lo único que el espectador percibe es que el pretexto se cae por falta de personajes, de dirección, de guión y de talento.