Paisaje de la Europa de la perplejidad y el desarraigo
Dirección y guión: Fatih Akin. Intérpretes: Nurgül Yesilçay, Hanna Schygulla, Patrycia Ziolkowska, Baki Davrak, Tunçel Kurtiz y Nursel Köse. Nacionalidad: Alemania y Turquía. 2007. Duración: 122 minutos.
Roland Barthes hablaba de tres virtudes necesarias para poder hablar de la existencia de un artista: la vigilancia, la sabiduría y la fragilidad. «El artista -decía- se sorprende y admira, su mirada puede ser crítica, pero él no es acusador; el artista no conoce el resentimiento». Según este diagnóstico, Fatih Akin, convertido en el rostro del nuevo cine europeo, parece un samurai derrotado. Por eso, Al otro lado , su última película, es lo que enuncia su título, un paso hacia el vacío. Dicho de otro modo, y siguiendo con lo que adelantaba el propio Barthes a partir de la tipología de Nietzsche y sobre la naturaleza del artista; el Akin artista se suicida definitivamente en favor del Akin sacerdote.
Se veía venir. En Corto y con filo , el drama claustrofóbico de tres europeos desarraigados en la locomotora de Europa, Akin cruzaba el origen espacial con las raíces religiosas. En aquel proceso moral, la perversidad del agnóstico, la debilidad del cristiano y el sometimiento a la tradición del musulmán permitían vislumbrar la querencia interior de un cineasta airado que filmaba con feroz energía las escenas de violencia y sordidez. En Contra la pared , multipremiado largometraje, Akin asumía la idea del inevitable retorno.
Y es que, el cine de Fatih Akin nació en Alemania para desembocar, ahora ya de manera evidente, en Estambul. Se trata de un viaje de vuelta. Sus padres, emigrantes turcos en la Alemania del renacer, hicieron lo contrario. Entonces cabe preguntarse, ¿qué espera encontrar Fatih Akin en la tierra de sus ancestros?
La respuesta no es sencilla pero se halla en los goznes que articulan este filme ambicioso, coral y epopéyico. Si desde su mismo origen Akin ha mostrado inclinaciones por lo solemne; en Al otro lado , lo solemne lo preside todo. Lo solemne y lo pedagógico porque, y aquí aparece la primera grieta que pone en peligro todo su texto fílmico, en Al otro lado su argumento cultiva sin sutileza alguna ni disimulo previo una especie de abanico tipológico en el que sus protagonistas no presentan a unos personajes, representan unos arquetipos.
Tampoco sería justo despachar con condescendencia lo que posee una estimable idea de fondo y no pocas virtudes. Subterráneamente se perciben movimientos estremecedores en su filme. De hecho en Al otro lado , todos los personajes parecen condenados a vagar por el camino equivocado, son entidades heridas, mutiladas, seres errantes cuyo desgarro interior gira en torno a la idea sustancial en la obra de Akin, la familia. Un concepto que el cineasta turco-alemán percibe como límite en un doble sentido. De un lado, la familia sujeta y sostiene; del otro, limita y somete. Éste ha sido el proceso dialéctico sobre el que Akin viene construyendo su cine. Lo masculino versus lo femenino, Oriente frente a Occidente, la convicción de la fe frente a la incertidumbre de la razón.
Es probable que si Akin no hubiera conocido el desbordante éxito de Contra la pared , su cine hubiera sido más artístico. En Al otro lado , con un esquema narrativo que desde la pereza se despachará convocando al Altman de Historias cruzadas como si nunca antes el cine hubiera aplicado esa fórmula narrativa, Akin se empeña en (de)mostrar el artista que pudo ser. Su filme se pretende grande y su mirada es conciliadora. En apariencia, ajena a todo resentimiento. Con ella dibuja una calculada operación de grandes equilibrios y buenas virtudes. Lo tiene todo… menos la necesaria emoción para transmitir esa admiración que necesariamente debe sentir el artista por sus personajes, si es que aspira a concebirlos como seres humanos.
Película muy buena y recomendable con un final no esperado….