El paisaje es el mensaje
Dirección: Gil Kenan. Intérpretes: Soairse Ronan, Harry Treadaway, Tim Robbins, Bill Murray, Martin Landau, Toby Jones, Mackenzie Crook y Marianne Jean-Baptiste. Nacionalidad: EEUU. 2008. Duración: 95 minutos.
Autor de Monster House , una incursión en la animación capaz de forjar una personalidad propia, Gil Kenan ha abandonado ¿temporalmente/definitivamente? el dibujo para pasarse a las películas con actores. Se sabe que este proyecto se venía preparando antes incluso de que Kenan asumiera el encargo de Spielberg y Zemeckis pero es de lamentar que, a la vista de su excelente hacer, no se haya optado por asumir esta historia en formato de dibujos animados. Probablemente la razón pueda encontrarse tanto en la reticencia de buena parte del público no infantil a degustar productos animados como al éxito de obras tipo Harry Potter /La brújula dorad a/El señor de los anillos … entre ese público que retoza en sus felices teen .
Hacia esa edad resbaladiza, ya dejan de ser niños pero todavía no son adultos, se dirige este filme que bebe de una imaginería barroca y artesanal cercana al universo de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro y que se ve atravesada por el exceso habitual de Terry Gilliam aunque, eso sí, carente de su procaz y ácida mordacidad.
City of ember es una versión descafeinada del Dark City de Alex Proyas, una especie de mundo de los hermanos Quay con acné y buenos sentimientos. Posee una puesta en escena radical y cuenta con un reparto impresionante. Tanto que, por lo que respecta a los adultos: Murray, Robbins, Landau… no se puede evitar la sensación de despilfarro. Probablemente porque a Kenan le interesa mucho más la ciudad en la que habitan sus personajes y su atmósfera que los personajes por sí mismos. Ya lo había hecho con especial acierto en la citada Monster house y repite jugada en este relato inquietante en el que una colonia de seres humanos vive bajo tierra atenazada por el recuerdo de un desastre medio ambiental. Acostumbrados a vivir en la oscuridad, sus habitantes parecen haber olvidado la existencia de un mundo al aire libre. Es decir que, argumentalmente, pertenece al acervo canónico de la ciencia ficción. Cultiva con mimo una historia y, sin ser nada extraordinaria, combina un guión sin pretensiones con una dirección ajustada a sus ambiciones. Hacer un cine de aventuras al viejo estilo, cine sólo por y para niños, tan solo eso.