Mucha bilis, poca compasión
Dirección: Marcos Jorge Intérpretes: João Miguel, Fabiula Nascimiento, Carlo Briani, Babu Santana, Zeca Cenovicz y Paulo Miklos Nacionalidad: Brasil e Italia. 2007 Duración: 112 minutos.
CUANDO una película, como ocurrió con Estómago en la Seminci de Valladolid, arrasa en un festival, sólo podemos estar ante dos casos. Uno, el deseable; se trata de un filme excepcional, uno de esos que hacen historia. Y dos; el frecuente, el nivel del evento era tan mediocre y la capacidad de riesgo del jurado tan escasa, que se termina por perjudicar al filme que tanto se premia. Estómago, al igual que el año pasado acontecía con 14 Kilómetros, carece de consistencia y pertenece al segundo grupo, rey tuerto en país de ciegos. Pero si el filme español ganador en 2007, justificaba su premio en su solidaria mirada al problema de la emigración africana, Estómago atesora sus méritos en un juego de cinismo que mezcla los placeres culinarios con la vida carcelaria.
Articulado como un díptico, en el primer tramo se describe la llegada a la ciudad de Nonato, un buscavidas sin dinero ni oficio pero con una intuitiva habilidad para la cocina y el aprendizaje, lo que le servirá de pasaporte. La otra columna vuelve a repetir ese ascenso social, sólo que aquí entre los muros de la prisión. La intención del filme es sencilla: subrayar/comparar que, tanto en libertad como en la cárcel, la vida es dura, el estómago exigente y la cultura escasa.
Marcos Jorge, cineasta brasileño hecho en Italia, mezcla en su ópera prima sus raíces natales con las ruinas encontradas. Esto es, en Estómago entra en combustión el paisaje delictivo del Brasil arrabalero con las delicias de la alta cocina. Ahora bien, este menú se atraviesa desde el primer entremés. Cuando un filme arranca con un chiste y éste carece de gracia, cabe temer lo peor. Si lo peor no acontece es porque en algunas secuencias, su película incorpora una buena materia prima. De hecho, el patetismo de su personaje podría haber aspirado a pertenecer al universo de Monniceli e incluso el Berlanga de los años 60 lo hubiera mirado con interés. Sin embargo, a Marcos Jorge le puede la actitud resabiada y el escaso cariño hacia su personaje.
Más cerca del Corbacho de Tapas que del Ferreri de La grand bouffe , Estómago resulta más ardiente que nutritiva, más epidérmica que divertida. Aspira a ser exquisita y no pasa de un proponer un menú del día con sal común y nula ternura.