El magnetismo del secundario
Dirección y guión: Eric Darnell y Tom McGrath. Doblaje original/español: Ben Stiller/Paco León, Chris Rock, David Schwimmer, Jada Pinkett Smith/Belén Rueda. Nacionalidad: EEUU. 2008. Duración: 89 minutos.
Hay una figura literaria que da mucho juego; la del eterno segundón. Se trata de ese personaje que, pese a ser brillante y competente, pese a poseer maestría e incluso virtuosismo en su oficio, se ve eclipsado por la brillantez de quien le precede. Haga lo que haga, sus obras carecerán del resplandor de lo auténtico y lo original. Imite a quien imite, sus trabajos no podrán desabrocharse de ese lastre de ir por detrás. Esa sensación es la que trasmite, filme a filme, el reconstruir de Dreamworks frente al crear de Pixar. ¿Cuestión de talento? No sólo eso. El sello de Spielberg, Dreamworks, se comporta como esos clubs poderosos que todo lo fichan, todo lo quieren, todo lo compran pero sin que eso alcance, independientemente de las recaudaciones en taquilla, a superar al modelo de referencia. Se está por detrás porque se sigue la estela de otros. Puro Perogrullo en vena.
La gente de Pixar no hace cine para niños y mayores, simplemente vive las historias con una pasión que implica hasta al último empleado de la factoría; en consecuencia hasta el último espectador se contagia. Frente a Pixar, Dreamworks se mueve como una máquina creada para arrasar.
Madagascar 2 es eso. Un filme que ni siquiera acontece en donde su título indica. Una aplicación astuta de todos los ingredientes necesarios para conseguir una solvente película. Más digna en su deriva que lo acontecido con Shrek , Madagascar 2 mezcla en su armazón argumental altas dosis del Disney clásico con el cine posmoderno del guiño y el metalenguaje. La estrategia es simple. Sobreentendidos para complacer el ego adulto y obviedades para absorber el favor de los niños.
Lo que suele acontecer es que, aquí, rara vez se produce la fusión deseable. Es decir, donde ríe el padre, el hijo no se entera; y donde el niño se sumerge, el adulto no penetra. No obstante, como los medios son altos y los empleados buenos, cada cosa por separado aporta calidad. Música, animación, voces -originales y/o dobladas-,… En fin, estamos ante el mainstream del final del año 2008; huérfano de la capacidad emblemática del legado Pixar, pero tocado por la vara de hacer oro del rey de Hollywood, Steven Spielberg.