La familia y sus reclamos
Dirección: Frank Oz Guión: Dean Craig Intérpretes: Ewen Bremmer, Peter Dinklage, Matthew Macfadyen, Kris Marshall, Alan Tudyk, Rupert Graves y Andy Nyman Nacionalidad: EEUU. 2007 Duración: 100 minutos.
La muerte de un respetable padre de familia enciende la mecha del rito funerario. Ya se sabe, es el día de las alabanzas y los duelos y es un territorio muy transitado por quienes gustan del humor negro. Frank Oz, un veterano cineasta, padre de los teleñecos y director que ha tocado muchos palos, se enfrenta a esta película sin rastro alguno de pánico escénico y sin muestra alguna de tener grandes ambiciones. Quizá por eso, Un funeral de muerte mantiene una conexión directa con la vieja comedia Ealing, la de las obras corales de la Gran Bretaña enfrentada al final del tiempo rural y crítica con el comienzo de una nueva era. Fueron las últimas risas de los que habían sobrevivido a los bombardeos de la aviación nazi. Luego los Beatles y el Free Cinema, el pop y el realismo social acabó con aquella comedia.
Desde su arranque inicial, Oz avisa de que todo el filme va a girar en torno al equívoco y el enredo. Armado con este libreto clásico, en Un funeral de muerte la risa brota con el artificio de ese arrancar la máscara social. Si esta operación surge con el patriarca de cuerpo presente y sobre él se cierne un ambiguo y desconocido pasado, se pone en marcha la función de los despropósitos.
De ese modo y con material justo, la precisión es en la comedia el fundamento básico, Frank Oz se lanza con desparpajo y frescura a resucitar el repertorio eterno del humor. Nos reímos del sexo, de la muerte, de lo escatológico, del engaño y del ridículo. Cinco jinetes nada apocalípticos que son conducidos en esta ocasión por un reparto de buenos actores, aunque no se encuentre entre ellos ningún gran nombre. Mejor. Esa falta de glamour, se compensa con una sobredosis de efectividad y con el refuerzo a la credibilidad que aporta un reparto de rostros sin encasillar.
Con ellos Frank Oz invita al público a relajarse a golpe de humor británico salpicado con el ritmo del nonsense del cartoon. Curiosa mezcla que parece renovar, cuando lo suyo es recuperar. Un funeral de muerte , como corresponde a su condición, se mueve dentro del ritual clásico. La novedad es que Oz tiene a bien rememorar que, con elegancia y buen gusto, se puede uno reír de casi todo, incluida la muerte del origen.