La hora del miedo
Dirección: David Fincher Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Anthony Edwards, Robert Downey Jr., Brian Cox, John Carroll Lynch, Richmond Arquette Nacionalidad: EEUU. 2006 Duración: 158 minutos.
David Fincher era un niño cuando Zodiac sembró el pánico en San Francisco. Nacido en Denver en 1962, tenía siete años cuando el asesino del zodíaco comenzó a actuar. Él así lo recuerda, aunque afirme a continuación que aquella situación, más que temor, le producía una inquietante sensación de indefinible naturaleza. ¿Fascinación? ¿Morbo? ¿Perplejidad? Sea lo que fuera, hay algo más que casualidad en esta inmersión en torno a uno de esos misterios policiales que jalonan la página de los fracasos de la Policía estadounidense. Nunca cogieron al asesino. Ni siquiera pudieron descifrar algunos de sus enigmas. Por no saber no se supo a ciencia cierta a cuántos y a quiénes realmente mató o si era un solo psicópata o le acompañaba alguien más en su sanguinaria tarea. Si se analizan las películas firmadas por Fincher, uno de los cineastas más obsesivos y obsesionados casi hasta preludiar la psicosis, es evidente que en Seven, el perfil del asesino interpretado por Kevin Spacey se parece a Zodiac. Lo que no se parece nada es el tono de estos dos filmes. Ni tampoco se parece en nada Zodiac a El club de la lucha, la obra más definitiva hasta ahora del universo Fincher. En realidad hay un par de datos interesantes para ubicar el espacio que en su imaginario ocupa este filme. El primero viene de la mano del fracaso de su anterior película, La habitación del pánico, un filme sobre el miedo a ser agredido en el último refugio del hombre, su hogar, que llevó a Fincher al borde del agotamiento nervioso. Se desprende de sus propias palabras. El otro, obedece a que Zodiac, según reconoce su autor, es una especie de Amarcord particular, es decir, Zodiac son las memorias de su infancia. Desorientado y roto, Fincher miró a su pasado, hurgó en su memoria y se encontró conque esos miedos que pueblan siempre sus películas quizá tuvieran algo que ver con Zodiac. Lo insólito es que de todas sus películas, ésta que parece hablar de esa amenaza exterior es la que mejor retrata su propia angustia: el delirio de la obsesión y la sensación frustrante del fracaso. Así, Zodiac es su obra más biográfica, más serena. Y es una buena y poderosa película.