El insoportable peso del éxito
Dirección: Sam Raimi. Guión: Sam Raimi, Ivan Raimi, Alvin Sargent. Intérpretes: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Bryce Dallas Howard, Topher Grace. Nacionalidad: EE.UU. 2007. Duración: 140 minutos.
Si se uniera la primera mitad del primer Spiderman , con la segunda parte de la segunda entrega, se obtendría una amena película. En el primer Spiderman lo mejor era el nacimiento del héroe; en el segundo, la consistencia de un villano, el doctor Octopus, que no sólo era una real amenaza sino que aportaba acción, espectacularidad, sentido y aventura. Eran pues dos medias buenas películas. Sin embargo, el tercer Spiderman es sólo una ambiciosa y larga galería de ideas contradictorias. Peor aún, es una caricatura en la que Peter Parker se precipita hacia la estulticia porque su autor, Sam Raimi, no puede equilibrar el símbolo con el éxito y la fama.
En una celebrada disertación retórica a la que tan acostumbrados nos tiene Tarantino, uno de sus personajes manifestaba su aprecio por Superman , alabando su superioridad sobre otros superhéroes. Él es alienígena, se nos decía, y su verdadero disfraz no es el de Superman , sino el del apocado periodista bajo el que se esconde. Superman tiene claro quién es y de dónde proviene; Spiderman en cambio nació atravesado por una esquizofrénica sensación de culpa e impostura. No sabe qué es ni quién debe ser.
Lo mismo le pasa a Raimi. A estas alturas del partido, y con tantos beneficios, ha perdido el control de su personaje. Como acontece con el propio Parker, preso de la vanidad, Raimi se encuentra maniatado por los beneficios. Como quiera que sus más acérrimos espectadores no han cumplido los 15 años, Spiderman 3 se mueve en un espacio indefinible; demasiado obvio para ser tomado en serio y demasiado pretencioso para ser disfrutado como una simple aventura. Al margen de ello, el tema que ancla la razón de ser de este Spiderman es la soberbia. Parker, abducido por una voraz bacteria extraterrestre, muta de comportamiento transformándose en un presuntuoso patán, arrogante y vengativo como cualquier cocainómano al uso. Y es que Raimi ha metido demasiadas cosas en este Spiderman . Hay formulaciones visuales fascinantes: el hombre de arena, Venom y la lucha final; y hay sentido y moralejas. Pero no hay equilibrio ni medida y eso la hace ser peor de lo que lo son las partes que la integran.