Inserciones: noción de Discurso en Lacan
La realidad psíquica está sostenida por la articulación significante, es decir, por la relación que mantienen en cada sujeto, los significantes, entre si. En cada ser hablante, se construye una cadena significante particular, en la que un significante 1 entra en relación con un significante 2…S1-S2….
En esa cadena, el sujeto, queda representado por un significante, o por algunos: “Soy lista” por Ej. Pero para que el S1 quede enganchado en una cadena, dentro de un Discurso, debe de quedar asociado al abanico de significaciones, socialmente admitidas, y también, llevar el sello de qué se entendía por “lista” en su universo familiar.
Tomemos dos significaciones posibles y diferentes de “lista”. Una; “Sacar buenas notas” otra; “Coger, rápida, el mayor trozo de tarta”. Tendremos dos S2 diferentes, que darán dos cadenas significantes distintas. El S3, S4, Sn… que les seguirán, serán también diferentes.
Esta articulación, este enganche, S1-S2 tiene como consecuencia dos cosas 1) ese ser hablante quedará representado por ese significante “lista”, para desaparecer inmediatamente, ya que “lista”, no es una significación única y absoluta. No se termina de saber nunca qué es ser “lista” y 2) se producirá un goce-sentido en el cuerpo al ser nombrada de ese modo –la libidinización, lo nombraría Freud- y que acompañará, para bien o para mal, a esa sujeto en su paseo por la vida.
Esquema del aparato del Discurso del Inconsciente:
Este funcionamiento del aparato psíquico permite hacer lazo social; estar insertado en el lazo social.
Pero, puede suceder, que la realidad psíquica no se estructure de esta manera. Puede suceder, que no haya ningún S1 que nombre a ese ser hablante, que no se constituya el “yo soy….” También hay veces que el S1 “lista” por ejplo, no se asocia a ningún S2, entonces “ser lista” queda sin enganchar a una de las significaciones posibles , lo cual llevaría e esa sujeto a querer igualarse a todas las significaciones de “lista” sin poder alcanzar nunca ese estado.
Ante esto, al sujeto solo le queda construirse procedimientos de remedio. Suplencias, de lo que hemos venido llamando, la Metáfora Paterna, suplencias que le permitan estabilizar la significación. Son procedimientos fuera de Discurso. Son invenciones particulares que permiten encadenar de otros modos S1-S2
En los tratamientos psicoanalíticos, hemos comprobado, que cuando los sujetos consiguen producir una nominación, o estabilizar, barrando, limitando, una ya existente, se abre la posibilidad de lazos sociales, de vínculos. Cuando el significante Nombre del Padre ha perdido su privilegio, en su lugar, puede recurrirse a una nominación particular construida por el propio sujeto, es decir, “pasar del padre a condición de servirse de él”, para insertarse, de algún modo, en el lazo social.
Para nosotros, en las consultas se trata, en cada caso, de cómo nos podemos convertir en el partener adecuado para cada paciente, con la presencia y las palabras que convienen, para acompañar, a cada uno, en su trabajo.
Artículo de Clara Bardón “En el fundamento de la realidad social está el lenguaje” *
La realidad social es el lenguaje. El lenguaje que está ahí antes de la aparición del sujeto quien lo toma a partir de lo hablado por los otros. La estructura del lenguaje como tal implica unas normas sintácticas y gramaticales. Existe una matriz fonemática para cada lengua, las palabras recogidas en el diccionario, los usos compartidos de determinadas expresiones. Es el lenguaje, en tanto lengua hablada, lo que vehiculiza una norma que sirve para comunicarse y establecer una rutina social.
Pero hay también otro nivel del lenguaje, a partir de lo que entendió cada uno de esa lengua del Otro que produce las investiduras particulares de cada uno, y que da lugar a un uso privado de la lengua. Un acento singular, propio, que no sirve a la comunicación. Ese nivel en el que nadie da a una palabra el mismo sentido que el otro, y por tanto, no está articulado a un saber que pueda ser compartido. Está articulado al goce del sujeto.
Por ello, para que el sujeto pueda sostenerse en el lenguaje y ser representado por él, es preciso que esté articulado en un Discurso que instale las coordenadas simbólicas. Es decir, que el significante debe estar articulado a otros significantes produciendo un saber que incluya de alguna manera el goce del sujeto.
En el Discurso, además, se sitúa el sujeto en una determinada posición. Es desde esa posición en el Discurso cómo el sujeto puede representarse mediante el lenguaje frente al Otro y puede hacer lazo social.
Estar en un Discurso permite orientarse en el mundo con respecto a lo que hay que hacer para arreglárselas con el cuerpo, en la relación con los otros. Sitúa al sujeto para responder ante determinadas situaciones, da un lugar desde donde dirigirse al otro.
La realidad psíquica implica, que lo simbólico y lo real, estén anudados por lo imaginario para que se produzca el sentido (fabricado entre lo simbólico y lo imaginario) que puede ser compartido por los otros
En ocasiones, lo imaginario que permite que las palabras quieran decir cosas, está desanudado y se producen fenómenos de lenguaje con un acento de singularidad: ideas fijas con un sentido particular, intención de significación inefable, desorganización de la sintaxis, significantes nuevos o con una significación nueva, y en general, expresiones de la lengua corriente que para el sujeto tienen un uso particular, una significación nueva, y no están articulados en un Discurso.
La realidad psíquica es lo que permite también para cada sujeto poner el mundo en orden. Es lo que hace que cada uno esté más o menos ubicado en su cabeza y en su cuerpo, lo que permite experimentar los pensamientos como propios y no producidos en el exterior y vividos como ajenos.
Hay sujetos que al estar fuera del Discurso, deben desplegar un considerable esfuerzo de invención para realizar un uso del cuerpo y tener un funcionamiento en lo social que parezca ordinario, son anudamientos precarios, en sujetos que tienen una conexión frágil con el otro, y, son más vulnerables ante las diversas dificultades y avatares que se encuentran en la vida. En tales circunstancias, el vacío de significación, los sume en la perplejidad y la necesidad de inventar significaciones singulares que les permita llenar ese vacío en la significación.
Este desorden, por fuera del Discurso, comporta a su vez un desorden libidinal, porque está afectado el sentimiento y el sentido, mediante el cual, el sujeto se une a la vida.
Para estos sujetos se trata de inventar, fuera del Discurso, un referente que pueda servir para producir respuestas particulares que engloben de una forma o de otra el goce, le pongan límite y produzcan un sentido. Inventar algo que le pueda servir para sostener esa rutina social. Eso es del orden de un pragmática: arreglárselas con.
* Clara Bardón es miembro de la ELP
Pero quizá las personas somos algo más que palabras encarnadas….. el olor, el sexo, la risa y el llanto, la mirada, la música, el calor ¿Podría hablarnos de ello?