Extracto del artículo “El niño del pijama de rayas” aparecido en el. “Diario Palentino” el 24-7-2008 de F. Martin Aduriz
El libro de John Boyne cuenta mucho más de lo que dice…La lógica infantil nunca es la lógica del adulto. Lleva por otros laberintos, procesa la información con otro vértigo, y cuesta a veces entrar en el diccionario particular de un niño, en especial si ha sufrido un trauma y por ello se parapeta detrás de complejas barreras.
Bruno, el niño protagonista, habla como si fuera el representante de toda la humanidad desconcertada. Habla con la ingenuidad de quien no puede tan siquiera digerir que haya sujetos humanos capaces de lo peor, habla con la bondad natural de lo que Rousseau se empeñó en demostrar que era el previo de cualquier niño.
El momento culminante es el instante de encuentro de Bruno con su otro especular, el niño polaco Samuel, ambos nacidos el mismo día para provocar en el lector la identidad en la diferencia. Son las representaciones de dos mundos conocidos; el de los amos y los esclavos.
En la historia de la humanidad ha sucedido tantas veces el horror, la aniquilación del diferente, la lucha por puro prestigio de la que habla Hegel, como para pensar que existe ese empuje pulsional mortífero en la constitución del sujeto que habla.
Hay que recordar siempre que ese goce del mal es tan potente como para que estemos suficientemente advertidos. No debemos olvidarlo. Hay que contar con él y estar siempre prestos a no derrochar esfuerzos para ahogar ese impulso mortífero.
Libros como este explican ese punto. Punto negado por los que piensan que los malos siempre son los otros y no se han percatado de que cualquier ser humano puede ser un furias en sus pequeño ámbito de dominio. Libros como éste explican que toda la humanidad muere cuando hay crímenes de masas, los unos y los otros, amos y esclavos.
F. Martin Aduriz es Miembro de la ELP