Cuando Freud habla de fe, eso siempre está en referencia a la fe en el padre. Es por fe por lo que se cree en el padre. Es por fe por lo que un sujeto se siente hijo, se siente hija. Es por la fe por lo que funcionamos en la vida sin tener que correr a comprobarlo todo. Incluso para poder dormirnos nos es necesario atribuirle al mundo una dosis de buena fe.
Allain Miller en su curso “Donc” señala que es necesario un acto de fe incluso para sostener la creencia de que dos y dos son cuatro y no tener que ir a verificarlo cada vez. Cada vez que hacemos una generalización, un “Por lo tanto…” estamos poniendo en juego la fe. Es la aceptación de convivir con un punto de falta, de un no saber, en el cual viene a colocarse la creencia.
En la creencia, en la fe, hay una toma de decisión. Es la decisión de aceptar la responsabilidad en los actos que cada cual ha realizado. Darles creencia conlleva hacer un juicio…”He hecho esto…por lo tanto soy….”
Podemos poner como ejemplo un caso clínico publicado: En el curso de un análisis una mujer analiza un hecho de su infancia. Cuando tenía cinco años nació una hermanita y para ella aquello fue una catástrofe. La envidia la carcomía. En un momento determinado ella coge un mechero e intenta prender fuego en la cuna de la pequeña. En ese momento ve a su padre que viene hacia la habitación. Esconde el mechero. El padre no dice nada. No sabe si la vio. Pero la aparición del padre sirvió para que ella se viera a si misma haciendo eso. Aparece en ella un reproche interno, un juicio: “Soy una envidiosa” que conlleva un reproche, y con ello el malestar consiguiente….Este juicio le permitió poner en marcha otro mecanismo de defensa distinto a la proyección: la represión.
Si tomamos como ejemplo cualquier exceso. Exceso de ira, de lujuria, de avaricia, de soberbia, etc. Vemos que es necesaria la subjetivación de ese exceso con el displacer que conlleva, para que se constituya un “Soy….”irascible, lujurioso, avariciosa, soberbio.
El mecanismo de la proyección consiste en denegar creencia a ese reproche interno. Se deniega ese “Soy….” Pero el displacer no desparece. El sujeto ya se vio “siendo tal cosa” y el malestar sigue en el cuerpo. Y sabemos que lo rechazado en lo simbólico reaparece en lo real, es decir lo rechazado de las representaciones significantes, reaparece fuera, en forma de certeza alucinatoria… Si yo “Soy…inocente” los otros “Son culpables…” “Los otros son responsables de ese malestar que yo siento… algo me hacen”
Denegar la fe y la creencia en un reproche interno, es no dejar entrar en la cadena de las representaciones significantes una vivencia de exceso y expulsar el reproche fuera de la subjetividad colocándolo en el otro, en los otros.
La incredulidad de origen es una de las formas que tiene Freud de nombrar ese estado “anterior” al juicio. Podemos verlo en el ejemplo. Ella actúa y no llega a enjuiciar su acto, hasta que se percibe a si misma haciéndolo.
ALIENACION-SEPARACION
Vamos a estudiar hoy un concepto lacaniano que retoma el concepto freudiano de representación. Vamos a estudiar el concepto de cadena significante.
Venimos diciendo que hay algo en las experiencias humanas inasimilable para el juicio….que el juicio, los juicios, los hacemos con significantes, significantes encadenados los unos con los otros.
Lo vemos bien en el diccionario…para definir un significante son necesarios otros significantes…Vamos a escribirlo de un modo simplificado...S1…S2, S3, Sn El efecto de este encadenamiento es producir un efecto de significación. Incluso en la definición más simple, como: “Una piedra es una piedra” se produce un efecto de significación, un efecto de sentido.
¿Qué es pues un significante sin sentido? Es un significante fuera de la cadena. Por tanto no produce efectos de significación, produce otros efectos.
¿Qué podemos decir que es el sentido? En un primer acercamiento, en una primera lectura, podríamos decir que es aquello que siempre se escapa, siempre se fuga, pero que nos orienta. Podemos decirlo también de otro modo…. Con el esquema de Alienación-Separación. Un sujeto representado por un significante un S1….cuando queda enganchado a un S2, S3, Sn, algo se pierde en ese enganche, y eso pone en marcha el sentido.
Pongamos un ejemplo: Un profesor cuenta una historia: Tenía un alumno que no se integraba con los otros. Estaba bastante aislado…El profesor decía que “no tenía malicia” En una entrevista con la madre, ésta dice “Yo procuro inculcarle valores; que sea generoso, trabajador y que vaya con la verdad por delante”…Pasa un tiempo y el profesor observa un cambio en el chaval. Está más integrado, juega….Cuando el profesor tiene una nueva entrevista con la madre, ésta le cuenta que está muy enfadada por la actitud que tomó su marido con el hijo.
Resumiendo las cosas sucedieron así: El padre era entrenador del equipo en el que jugaba el chico -9 años- …Un día desaparece en el vestuario un reloj que le acababan de regalar a uno de los chavales. El entrenador les dice que esas cosas pasan, que no está bien hacerlas pero que a veces se cae en la tentación. El que lo haya cogido que lo vuelva a dejar en el vestuario cuando no lo vea nadie, y que con eso vale. Que se olvidará el tema.
Al llegar a casa la madre le enseña el reloj, lo había encontrado en la habitación del chico. Muy enfadada le grita a su hijo que se lo tiene que decir al amigo, el padre intenta calmarla pero ella insiste en que hay que decírselo al dueño del reloj, hay que ir con la verdad por delante. Coge el teléfono para llamar y en ese momento, el padre le da un manotazo al teléfono, y muy serio le dice a su mujer que las cosas se iban a hacer tal como él había dicho en el vestuario. El hijo dejará el reloj en el sitio acordado, ellos le impondrán un castigo al chaval en casa, y le prohíbe a ella, contárselo a nadie. La madre, a regañadientes, se aviene a lo que dice su marido.
Tenemos aquí un ejemplo de cómo, el S1 significante sin sentido “Ir con la verdad por delante” era encarnado, actuado por ese chico en su “No tener malicia”…. El padre, introduce otro significante, un S2…. “La verdad si,… pero no siempre” y ahí se despliega la cadena…S3 “Hay veces que decir la verdad solo sirve para daño”… (etc, etc,…) Sn. La intervención del padre, en este caso, pone en marcha la cadena significante. El chico deja de “ser” “El que va con la verdad por delante” deja de encarnar ese significante. Eso introduce su falta en ser, su división. Dirá la verdad, a veces, y nunca acertará del todo.
Pero esperemos que a partir de ese momento tenga la malicia suficiente para escapar a cualquier significante sin sentido ya provenga de la madre, del padre, o de cualquier otro lugar.