“EL CLUB DE LA LUCHA” DE DAVID FICHER 1999
La película de Ficher se podría ver como la escenificación de una metáfora delirante, en la que se dan los elementos clásicos de la falta de la metáfora paterna. El Edipo no ha operado. La ley de prohibición no ha operado, por tanto, la película escenifica la construcción de una metáfora delirante, con la idea de una destrucción del mundo y la creación de un mundo nuevo.
Encontré, sobre esta película, algunos comentarios psicoanalíticos del investigador literario Paul Kennett. Este nos dice, que el deseo de caos del protagonista, es el resultado de un “Complejo de Edipo” Nosotros vamos a defender la tesis, de que por el contrario, es precisamente, el resultado de que no se ha producido en el protagonista el “Complejo de Edipo”Vamos a resituar, desde Lacan, esta cuestión en relación con la locura (desde dentro)
¿Qué es el “Complejo de Edipo”? Es la manera, que encontró Freud, para trasmitirnos, con un mito, una ley. La ley por excelencia. La que nos estructura como sujetos, sujetos al lenguaje. Esta ley, podría enunciarse en dos partes; a la madre “No reintegrarás tu producto” y al hijo, y a la hija “No colmarás a tu madre .Esto permite al niño y a la niña, salir al mundo, hacer lazo social y ser uno más entre los hombres o una más entre las mujeres.
Lacan va a pasar del mito a la estructura y va a explicar esto desde la lógica. Va a llamar a la prohibición edípica metáfora paterna. La metáfora paterna es la operación que realiza en cada ser hablante un significante al que llama nombre del padre. Un significante que identifica al sujeto y le da su verdadero nombre. El resultado de esta operación es la introducción en el sujeto de las leyes del lenguaje. Es decir, la metáfora y la metonimia
Si la metáfora paterna funciona, el psiquismo del sujeto incluye lo que hemos denominado asumir la falta, asumir la castración y ser uno más entre los otros Pero ya hemos dicho que el padre, cada padre de familia, nunca está a la altura. También hemos dicho, que a veces más, a veces menos.
Pues bien, cuando la metáfora paterna no ha operado en absoluto, cuando no hay Edipo, cuando no hay prohibición edípica, el sujeto va a tener que construirse modos de sustitución que le ordenen el mundo de algún modo. La metáfora delirante puede ser uno de los modos.
En el caso de “El club de la lucha” podriamos ver una metáfora delirante clásica. Primero; la destrucción de su personalidad anterior. Segundo; construirse una realidad alucinatoria en la que tomar la posición de líder absoluto. Tercero; arrogarse una misión: la de cambiar la historia y, que ese cambio, dé cómo fruto una humanidad nueva.
Antes de la metáfora delirante, el protagonista, hace un intento de organizar su psiquismo apoyado en los grupos de autoayuda. Esa no es una manera delirante. Si bien está también en un lugar excepción; él no tiene cancer. No es una excepción en cuanto al sufrimiento. El también sufre. Eso le permite ser uno más, hacer lazo social, llorar con los otros. Y dormir.
Pero aparece el encuentro con el otro sexo; la chica. (Esto es también un clásico) Eso le perturba el equilibrio que había conseguido. Ella es un ojo que mira y que lo vuelve a dejar fuera de los otros. Tampoco puede acceder a la mujer como lazo. Vuelve a quedar perdido en el universo
Ahí se produce el desencadenamiento, el desencadenamiento de la locura. La sensación de irrealidad que nos había explicado al principio de la película…”Cuando no se duerme…” Y rápidamente, llega la alucinación.
La metáfora delirante es ya un intento de curación. No debemos olvidar eso. En este caso, es una nueva manera de estructurar su mundo. De reunificar su cuerpo. El cuerpo es primer lugar de “nuestro mundo” El hace un tratamiento del cuerpo por el dolor. Se hace un cuerpo en el dolor. Eso le evita las sensaciones de desmembramiento corporal. Lacan diría, que encuentra un modo de localización del goce. Y que elige entre lo malo y lo peor; lo malo.
Para bien del protagonista la misión no se realiza. O mejor, queda pospuesta. Esto le permite seguir viviendo e incluir a la chica en un nuevo lazo al otro. Pero no vamos a olvidar, que es una película -primero novela- es decir, una obra de arte. Una creación es una sublimación, de lo siniestro. El autor nos presenta de una manera, a mí entender, bella e impactante, lo siniestro. Hace un recorrido por los pasos de un delirio clásico. No sabemos si con premeditación o sin ella.
Mezcla además muy bien los rasgos de las dos personalidades del protagonista. De modo que no son el Dr. Yekil y Mr. Hide. No es el lado bueno y el lado malo. Es una progresión del trabajo, en el cual era necesario, no tener muchos escrúpulos, y también, por liberarse del consumismo que lo dominaba, pasa a querer destruir ese mundo. En principio busca nuestra simpatía. Que nos identifiquemos con ello. Luego el exceso llega a provocarnos el espanto.
Esta película también nos deja impactados. Nos convoca a no poder posicionarnos en el “Esto o eso”, Nos conduce al “Ni esto, ni eso” Lo cual nos invita a seguir inventando.