Diario de Miguel (viernes, 15 de abril)

¡Ya es viernes! Por tanto ya hemos superado la primera semana del desafío y ya podemos hablar de la sesión de hoy, que como tocaba entrenamiento sorpresa no era plan de que alguno de los grupos de la tarde leyera de qué se trataba y perdiera la emoción. Nos habían citado a la hora de siempre en la puerta de Zentrum con la promesa de que iríamos «a otro sitio» a hacer deporte. Y Rubén Ayarra nos dijo justo antes de empezar la clase de ayer que esperaba «que conservéis el niño que lleváis dentro». ¿Por qué? Pues porque nos llevaban a un parque infantil. Que en un principio suena ‘light’, pero no lo fue tanto. Por suerte la magnífica temperatura, de más de 20 grados, y el sol habían secado casi todo el barro (los grupos madrugadores lo sufrieron). En el parque infantil (que estaba muy cerca) nos prepararon un circuito con doce ejercicios de lo más variado. Un poco de todo al ritmo de 15 segundos de ejercicio y 15 de descanso. Muy bien. Pero eso solo era el calentamiento para lo que venía después…

Un poco de carrera hasta llegar al reto del día: un circuito de tierra con sus montículos y sus peraltes, y con unos tubos de hormigón al final que había que subir y bajar. Allí nos dividieron en dos equipos para hacer una carrera de relevos. Una dura carrera de relevos, porque al sentirte parte de un equipo todavía intentas dar un poco más para no defraudar. La caída que sufrió Itxaso, que se hizo una pequeña herida en la rodilla (hay que lucir las consecuencias de la batalla, mañana os contará) ayudó a que mi equipo ganara. Eso sí, acabé reventado, porque salí por delante de mi rival pero oía a Rubén gritarle que me iba a alcanzar. No era verdad, cosas de la motivación, pero eso aún me hizo exprimirme más.

Mirando el reloj, pensamos que la sesión iba a acabar ya, a falta de los clásicos estiramientos, pero no. Vuelta corriendo al parque infantil y sorpresa: había que hacerse de nuevo el circuito del principio, después de un necesario trago de agua en la fuente. Lo completamos y con ello dimos fin a la primera semana. Un inicio muy interesante, la verdad es que merece la pena. Ya ‘solo’ quedan siete semanas. Ahora, un fin de semana por delante en el que hay que descansar y seguir con la dieta, aunque tenemos el ‘derecho’ a saltarnos una comida, y yo voy a ejercer ese derecho, que la vida también se compone de pasta, patatas y chocolate.

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