«El mundo del silencio»
«El mundo del silencio»
Acostumbrados como estamos a una vida llena de ruidos y estrés, sería casi imposible imaginar el mundo del silencio. Desafortunadamente existen muchas personas que están inmersas en este mundo sin sonidos, sin música, sin poder oír el canto de los pájaros, del correr del agua de los ríos, de las olas del mar. Las personas sordas pasan totalmente desapercibidas. Cuando ves a un minusválido, a un ciego, a un paralítico cerebral… seguro que no piensas lo mismo que cuando ves a un sordo que a simple vista no se le reconoce. Ves que se comporta de forma diferente. Y lo malo es darte cuenta de la intolerancia de las personas, cuando caminando, tú siendo oyente, escuchas ciertos comentarios despectivos o cuando las personas que no entienden que la lengua de signos es la forma de comunicarse de todo un colectivo, hacen burlas intentando imitarlos.Y en esos casos lo peor es escuchar. (…)
Los oyentes no ayudamos, pero los avances tecnológicos descubiertos en los últimos años son usados con astucia entre los sordomudos. El progreso de Internet es para ellos un mundo lleno de posibilidades, así como el desarrollo de la telefonía móvil (a través de los mensajes escritos SMS pueden comunicarse con el resto de la sociedad). Los oyentes estamos estresados por los ruidos de las ciudades, lo que repercute en nuestra salud, tanto física como mental, vivimos acelerados.
Sin embargo, el mundo de una persona sordomuda es la del silencio, lleno de paz, son personas mucho más tranquilas, expresivas, se miran a los ojos, son más sensibles. En sus conversaciones a través de los signos se tocan a menudo entre ellos (valor que ha desaparecido en los oyentes).
Desde aquí reivindico la posibilidad de aprendizaje del lenguaje de los signos como cualquier otro idioma (francés, inglés, euskera, etcétera) en los colegios, institutos, universidades.Y la existencia de intérpretes en hospitales, en centros culturales, educativos, medios de comunicación, transportes, etcétera.
Maika Etxarri