Amanece que no es poco

TRAS EL VATICINIO GENERAL DE «CAOS», «DESEMPLEO», «RUINA» Y «RECESIÓN», NAVARRA CIERRA 2017 CON SUPERÁVIT Y SIN NECESIDAD DE EMITIR MÁS DEUDA

Anda el grupo parlamentario de Podemos tan metido en su particular versión de La Vida de Brian que todo en el Parlamento últimamente resuena a comedia. Nada desde luego comparable al show que se traen el Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea al grito mutuo de ¡disidente! mientras cada uno va votando luego lo que le surge de par la mañana. Pero suficiente como para amenizar un ambiente alicaído tras los últimos datos económicos, que en todos los registros han salido mejores que los del resto de España, y así no hay quien haga una oposición digna.

Porque ha resultado que la Comunidad Foral, aquella que iba a desaparecer sumida “en el caos y el desempleo” como vaticinó Javier Esparza;en “el estancamiento y la recesión”, que anunció Julio Pomés;o “arruinada”, como advirtió Ana Beltrán, ha cerrado el ejercicio presupuestario en superávit y sin necesidad de emitir nueva deuda pública por primera vez en diez años. Y claro, a ver ahora quién busca una explicación.

Lo ha intentado Javier Esparza, que con ese gesto de niño enfurruñado al que no hay nada que le guste para comer, atribuye la mejora de las cuentas públicas a que “nos han crujido a impuestos a todos”. A lo mejor es porque la oposición avinagra un poco y todo acaba sabiendo mal. O simplemente porque a la derecha no le gusta pagar impuestos.

Su compañera de partido Maribel García Malo, por ejemplo, se quejaba amargamente esta semana porque “se está friendo a impuestos a la sociedad” y luego se dan “migajas” a los pensionistas. Lo decía por la subida del 1,8% a las pensiones mínimas que ha aprobado el Gobierno de Navarra tras el 8% del año anterior. Un incremento, claro, insuficiente para UPN. Tanto, que si vuelve a gobernar las subirá hasta los 1.000 euros mensuales. Lo dijo la propia Malo, que desafortunadamente no explicó por qué no lo hizo cuando era consejera de Bienestar Social, ni por qué entonces la mitad de los receptores actuales no veía ni un euro. Ni, por supuesto, cómo lo piensa a financiar. Patada adelante y a correr.

A la fiesta del pensionista también se han sumado acérrimos defensores de la política de gasto bien expansiva y de rebaja de impuestos generosa como el PSN y, por supuesto, el PP, cuya presidenta carga con su habitual ligereza contra el Gobierno foral por dejar las pensiones mínimas en “peores condiciones económicas que tenían hasta ahora”. Y eso que las ha subido siete veces más que el Gobierno de Rajoy.

Pero ya se sabe, el show es el show, y cada uno tapa sus míseras como puede. En Andalucía el PSOE y Ciudadanos ya han encendido las antorchas contra el régimen foral, por aquello de que les es opaco e insolidario. No como las cuentas de la Junta que preside Susana Díaz, transparentes y limpias como ninguna otra, y donde solo el fraude de los ERE, 741 millones según el fiscal, supone ya más dinero que todo lo que Navarra aporta al año a las arcas generales del Estado. Y como además van a dejar de ingresar 300 millones en el Impuestos de Sucesiones porque los mismos dos partidos han decidido que casi mejor que las herencias no paguen impuestos, ahora alguien tiene que poner la diferencia. Y si cuela, cuela.

El cuadro daría incluso para una película de José Luis Cuerda. Con los comerciantes recordando a sus clientes lo incómodo que es ir a comprar a sus tiendas;el PP acusando a la AVT de blanquear a ETA por compartir un acto con el Gobierno foral;y UPN pidiendo que no se financien unas jornadas de apoyo a las víctimas del terrorismo. La Navarra del Apocalipsis a veces es surrealista.

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