A la espera del Séptimo de Caballería

LOS APOCALÍPTICOS RECLAMAN AYUDA EN MADRID PARA QUE NAVARRA NO ACABE SIENDO CATALUÑA Y AL RESCATE LLEGA, TARDE Y MAL, EL TRIBUNAL DE CUENTAS

Hace tiempo que Javier Esparza anda reclamando a la brunete mediática que mande el Séptimo de Caballería a Navarra con el argumento de que esto va camino de acabar peor que Cataluña. Como buen peregrino, Esparza lleva varias semanas de redacción en redacción, exclamando los peligros del califato foral. Que si Navarra se hunde, que si el mundo se acaba y que si esto es como Venezuela con vascos. Ya se sabe que esto del Apocalipsis foral es cuestión de fe, y que las almas hay que regarlas todos los días.

“Barkos quiere anexionar Navarra al País Vasco y pedir la independencia”, alertaba el pasado lunes desde las páginas de El Mundo, donde hace no mucho ya pidió en un artículo de opinión una “respuesta contundente” para evitar que el cambio se consolide en Navarra. Por lo visto, no le debieron hacer mucho caso, así que volvía a la carga con todo el arsenal: euskera, ikurriñas y, por su puesto, el comodín de ETA. “El proyecto político de ETA lo representa EH Bildu y lo representa el nacionalismo vasco, que quieren lo mismo, que quieren una Euskal Herria independiente de España”. Que nos gobierna la ETA y os da igual,venía a lamentar en Madrid el líder de UPN en un dibujo de la realidad tan atinado como alentador para turistas e inversores. Pero qué más da. Aquí lo importante es lo importante.

Suerte que quedan fieles de la altura de Hermann Tertsch, certero y mesurado analista de la corte madrileña que además de calificar de “miserable” la Ley de Memoria Histórica esta semana, aprovechaba para denunciar “la expansión totalitaria, con su motor asesino, sus innumerables cómplices y la pasividad culpable de los demás” que se está produciendo en Navarra.

La indignación de Tertsch venía a cuenta de un artículo en el ABC titulado Así es la hoja de ruta de Barkos para integrar Navarra en el País Vasco. Una especie de Cómo hacerse la independencia en cuatro sencillos pasos para que los más despistados entiendan la gravedad de la situación. Lo primero, decía el ABC, es “normalizar el euskera”, facilitando la captación de ETB. Que parece que no, pero es grave que te cagas. Luego, claro, viene lo de “educar en euskera”, ampliando el modelo D a la zona libre de vascófonos, “euskaldunizar la administración” promoviendo que “44 municipios navarros cambien de zona lingüística. Y, para finalizar, “guiños al nacionalismos radical”, pidiendo “un referéndum sobre la Monarquía”. “Siguiendo el aforismo de Mahoma y la montaña, si la presidenta no se deseuskalduniza, será la región quien se euskaldunice”, sentenciaba a modo de trabalenguas el artículo, anónimo, del ABC, para quien el “proceso” que está viviendo Navarra “es de manual”.

El problema es que, ante tamaña insurrección, uno esperaba al Séptimo de Caballería, pero han acabado mandando al Tribunal de Cuentas a abrir un conflicto de competencias con la Cámara de Comptos, seguramente la institución con mayor credibilidad en la Comunidad Foral, y ahí hasta Del Burgo parece tenerlo claro. Pero a ver quién lo explica ahora en Madrid, donde a base de calentarles los cascos han acabando entrando en la cruzada como elefante en cacharrería.

Esta vez el zafarrancho lo ha encabezado El País, que sin

Figura del Séptimo Regimiento de Caballería.

complejo alguno proclamaba que “El Gobierno de Navarra se declara en rebeldía frente al Tribunal de Cuentas”. No es como pedir la independencia, pero suena parecido, y para enredar un poco puede valer, que siempre hay alguno que se sube al carro. Enseguida lo hizo El Mundo, que en la sección de opinión ponía una flecha negativa a Barkos por “negarse a colaborar con el órgano fiscalizador”, algo que, claro, atribuye a que es “rehén” de EH Bildu.

Al quite han saltado también históricos defensores de la autonomía foral como UPyD y Ciudadanos. “El Gobierno de Navarra se niega a que sus cuentas sean auditadas y apoya a los matones que apalizan guardias civiles. Ni ética ni vergüenza”, zanjaba por la línea de en medio Rosa Díez, mientras que uno de los dirigentes de Ciudadanos Navarra, Miguel Cornejo, alertaba de que “limitar el examen externo envolviéndonos en banderas sólo beneficia a esos políticos y gestores”, ya que, con todo esto, lo que Barkos quiere es “menos luz sobre su gestión”. Porque evidentemente, eso de que Comptos tiene “la competencia fiscalizadora exclusiva del gasto público” depende de “cómo se interprete” la Lorafna, y ya sabe que algunos leen todo mirando hacia Madrid. Que una cosa es salir en manifestación con los navarros de bien a defender la bandera de Navarra;y otra, respetar su autonomía. Eso ya no es cuestión de Estado.

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