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La mudanza

sábado, 1 de marzo de 2008

ENTIENDO las razones por las que Zapatero quiere permanecer en la Moncloa y, por eso mismo, me sorprende que Rajoy desee trasladarse allá a vivir ¡Con lo terrible que es una mudanza!

En una ocasión, coincidí en un ascensor con un hombre que subía sus pertenencias a una nueva casa y me comentó que no había cosa que provocara más estrés que una mudanza. «A no ser un divorcio, y ambas van tantas veces unidas…», suspiró con media sonrisa. A aquel recién separado se le olvidó añadir que perder el poder, o intentar alcanzarlo, es la tercera vía para poner a algunos muy cerca del ataque de nervios.

Pero volvamos a la mudanza. Ahora que estoy sumergida en una de ellas, me siento perpleja ante la resistencia física y mental que demuestran nuestros candidatos. Cada jornada han de encarar una nueva ronda electoral con dos o tres entrevistas radiofónicas, seguidas de una visita a una zona residencial de Pamplona para apostar por un gran pacto sobre la vivienda o a un centro tecnológico. A la tarde, no puede faltar un encuentro con afiliados en la Ribera y, antes de terminar el día, el debate en una televisión local. Sin olvidar, que hay que sacar tiempo para una reunión con el responsable de campaña de cara a perfilar el texto relativo a las energías verdes.

Al día siguiente, donde pone vivienda, toca hablar de educación; el comunicado de prensa versará sobre la situación del euskera en Navarra o las pensiones de viudedaz y el mitin no será ya en la Ribera, sino en la Zona Media.

Mientras se desarrolla semejante esfuerzo, las encuestas electorales van saliendo a la luz y, claro está, no dan gusto a todos. No pasa nada, cada día tiene su afán, como dijo la santa, y la campaña continúa.

Al menos, en las sucursales de los grandes partidos tienen el consuelo de saber que el super jefe lo está pasando peor que uno y que un gran aparato les apoya, mientras que en las formaciones locales son siempre conscientes de que lo que no hagan ellos, nadie lo hará. Y yo me quejo. Pena me dan.

POR ANA BELASKO

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