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SOBRE LOS MALOS TRATOS PSICOLÓGICOS,Maika

martes, 16 de mayo de 2006 Dejar un comentario Ir a comentarios

SOBRE LOS MALOS TRATOS PSICOLÓGICOS

Estamos tan acostumbrados a recibir continuas noticias de casos de violencia doméstica que olvidamos, en cierta manera, el acoso psicológico al que se ve sometida la víctima.Los malos tratos no sólo atentan contra la integridad física de la persona sino que también dejan unas graves secuelas psíquicas. No quiero olvidar a miles de personas (de ambos sexos) que también sufren en silencio una situación de maltrato psicológico.

Generalmente pensamos que los malos tratos únicamente los realizan los hombres. Sin embargo, si se elaborara una encuesta, sabríamos que las mujeres también pueden ser maltratadoras (aunque quizá no de una forma física evidente). Es muy importante que la sociedad comprenda que, antes del terror, casi siempre está la palabra. En contra de lo que algunos puedan pensar, las palabras que se emplean con la pareja preparan lo que vendrá después. Los insultos, gritos y frases despóticas o despectivas referidas al otro son una manera de ir anulando la personalidad de la víctima, de atacar su dignidad humana.

Las personas que sufren estos acosos y humillaciones se ven abocadas a un agujero profundo sin fondo. Inmersos en la soledad, su autoestima se desintegra y se rompe. Sufren en silencio; su alma va siendo dañada poco a poco. Ante los ojos de la gente de su entorno (tanto familiar como laboral), no son visibles sus heridas internas, ni su sufrimiento interior. Con el tiempo, van apareciendo en ellos síntomas que pueden alertar (a la familia o personal sanitario), dar un aviso sobre su extrema situación. Es frecuente que somaticen el dolor de su alma expresando síntomas como insomnio, depresión, ansiedad, nerviosismo, cefaleas, cansancio, terrores, crisis de pánico, baja autoestima y todo tipo de enfermedades psicosomáticas. Es debido a que el cuerpo sólo es reflejo del estado del alma; está interrelacionado el sufrimiento interno con los trastornos físicos.

La continua reiteración de insultos, frases, conductas despóticas, comportamientos agresivos lleva a hacer pensar a la víctima que es culpable de una futura agresión. Es normal, en estos casos, intentar justificar la actitud del maltratador o de la maltratadora o pensar que ya cambiará.

Desde aquí, animo a todas las personas (de ambos sexos) que sufren esto a decir basta ya y perder el miedo a denunciar los hechos. Las heridas físicas, al ser visibles, pueden ser tratadas con mayor rapidez y celeridad, pero el poder dañino de las palabras y humillaciones continuas afectan tanto que dejan secuelas importantes. Son heridas del alma difíciles de cicatrizar.

Nunca hay que olvidar que se empieza con este tipo de maltrato y, por desgracia, pasa desapercibido en nuestra sociedad. Quiero apoyar a todas aquellas personas que, en silencio, son humilladas (por parte de sus parejas, también aquí hago una mención especial al acoso laboral por parte del jefe, al maltrato a niños, a ancianos, y a padres por hijos agresivos), y a las que, por desgracia, han sido brutalmente asesinadas.

Se debe inculcar a toda la población (empezando con los niños en las escuelas) que jamás se debe permitir la falta de respeto y cruzar el límite en una relación interpersonal. Quizás, de este modo, se evitarían muchas muertes.
Jamás se debe olvidar que todo empieza en una palabra y una palabra puede llegar a matar.

Maika Etxarri

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