Noche de julio.

Achicharrante noche: la última en Emérita Augusta. La luna parecía que iba a reventar de lo que brillaba: uno se olvida que no es sino reflejo del astro rey. Lo mismo nos ocurrió en nuestros dos viajes por tierras helenas: el gran ojo del cielo nos observaba casi cegándonos.

El calor arreciaba lo suyo y mi compañera y yo lo combatíamos de manera festiva: eso y no otra cosa, es el Teatro.

¿Qué mejor que acompañarlo de un buen whisky con hielos en mi caso? Miento, hay algo mejor: un buen teatro romano, tan inspirado en la madre Grecia, y una obra divertida.

El Teatro de Mérida se encontraba a reventar, la noche calurosa daba más verosimilitud a la imaginación: las obras de teatro en la antigua Grecia acababan en auténticas orgías dionisíacas: lo que más tarde llamarían los romanos bacanales (del Dionisos romano: el dios Baco). El Teatro – como bien reivindicaba Nietzsche – el sexo, el vino, el aceite, lo sensitivo: era el marcado acento dionisíaco de los antiguos helenos. Lo apolíneo quedaba en el “logos”: la razón, el pensamiento, la política, tan degradado ejercicio hoy como entonces.

Pero estamos en julio de este año: noche tan iluminada en el cielo como en el escenario que enfrente tenemos. Jim Morrison decía que había algo de voyeurismo en el cinéfilo: también en el amante del teatro, pero más auténtico, primitivo: griego.

La representación no era precisamente un clásico de Sófocles: al ser, como digo, la última noche, había que aprovechar el momento para ver en tan impresionante lugar (más pequeño y sin todo un Partenón detrás, pero mejor conservado que el teatro de Heródes Ático, donde pudimos admirar a la inigualable Jessy Norman) la obra que tocara aquella noche. Su nombre:“Calipso”, basada en lo clásico desde lo moderno, con “Las Virtudes” (con las cuales me reconcilié un poco) y un estupendo Paco Valladares.

Todavía lo veo ahora, aquí, delante de mi ordenador: a mi derecha – paradójica coincidencia – un simpático hombre con su mujer y con aspecto claramente “progre”.

A mi izquierda –sigue la paradoja- un joven repeinado a gomina, padre de familia con aspecto claramente “conservador”, como poco.

La obra se sucede – también el whisky aprovechando el descanso: humano soy – y en un momento dado se hace un chiste sobre Catalunya (o Cataluña, como prefieran): “¡Aquello no es Hispania hombre, es un sitio donde hablan raro, muy raro!” risas por el guiño a la actualidad por parte del teatro, de quien suscribe, salvo de quien a nuestra derecha se sienta: el progre no digiere bien la broma. El repeinado sí.

Pero la cosa no queda ahí: nueva broma en que se plantea que dos mujeres se puedan casar al grito cómplice de “¡ahora en España sí se puede!”: gritos, risas y demás por parte del venerable. A mi paradójica izquierda el padre, con mujer y un niño, brillante la cabeza de gomina que endurece tanto su cabello hacia atrás como su rostro, no hace mueca de, ni siquiera, sonreír.
A nuestra derecha risas con un algo de revancha.

¡Qué lejos los tiempos de los griegos, donde en el Teatro presidido por Dionisos la risa todo lo permitía en la ladera de la Acrópolis!

Y entonces me di perfecta cuenta: estoy en el sitio adecuado. ¡Qué honor estar aquí, en medio, molestando a ambos lados riéndome de lo humano, demasiado humano, como de lo divino, demasiado irreal para mí!

Así me sentí y así me siento: los artículos de opinión –que básicamente es lo que el lector aquí encontrará- son metafóricas ráfagas de metralleta: tienen que provocar, siempre desde el respeto, el efecto contrario o a favor de lo que en ellos se expone. O, mejor aún, conseguir en uno solo ambos efectos.

Nadie tiene la llave de la “razón absoluta” (términos antitéticos), yo: menos.

Pero lo que sí puedo decir de aquella inolvidable noche, es que de las dos bromas exhibidas con la candidez y la sorna que sólo el teatro pueden dar: tanto mi compañera como yo dimos buena cuenta con bastante alegría y risas y curiosidad por ambos personajes. Sí, personajes: realmente los que en el escenario ejercían como tales eran más reales que los dos que nos flanqueaban. Para nosotros: reliquias demasiado reales como para querer participar en tan honorable ritual.

Sólo los faltos de humor son demasiado irrisorios como para tomarlos a broma: no bromean.

Mussolini y sus bobalicones gestos daban risa: pero no bromeaba. Su aventajado alumno austríaco y Stalin, tampoco.

A algunos siempre nos quedará el Teatro para sentirnos irreales: aunque a veces la obra se represente entre el público.

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Escribiendo a golpe de mujer.

Escribía con sangre, con la suya. A golpes: que daba y se daba. Incluía su tétrica enfermedad: la misma que aplicaba a la sociedad. El cáncer: en “Eurabia”. El mal: a erradicar de manera radical. La solución: dar patadas a los minaretes si es preciso.

Podía ser provocadora, irreverente e inflexible: todo ello me gusta. Nos gusta a quienes desde hace tiempo venimos diciendo que el Islam no tiene cura (muchos “adscritos” a dicho monoteísmo lo reconocen en la barra de un bar) y que además se expande. Que la idea expansionista fue de un viejecito con muy mala leche –por no decir otra cosa- llamado Jomeini (aquél al cual entrevistara, como a Arafat o Golda Meir…etcétera) era algo que ella lo sabía mejor que nadie: mejor que lectores despistados y quien les habla.

La misma mujer que estuvo a punto de perder la vida en México, la misma que a punto estuvo de hacer sudar sangre, de nuevo sangre, al impertérrito Kissinger (algo por él reconocido). La misma: Oriana Fallaci.

Puede no estarse de acuerdo con todo lo que defendía: yo sí. Sólo quien se tome la molestia de leer el “Libro” sabe de qué hablo ( yo leo el único reconocido por los “muslims españoles” y, además, conozco a algunos ¿y Vds.?).

Murió como vivió: alguien que luchara con los partisanos en su Italia natal en contra del fascismo no admitía lugar a las sutiles, inicuas y estúpidas disertaciones que en Europa tanto nos agradan como ejercicio onanístico: buena ocasión para los cursos de verano de cualquier universidad que pontificara a cientos de lerdos para catedráticos con carné en la boca en los 80.

El mismo día en que Ratzinger recula aturullado por hablar mal del profeta del odio (aunque también él debiera dar razones de un Dios con tan misógino arbitrio como mala uva), el mismo día que Gustavo de Arístegui y Jon Juaristi han sido amenazados y, sobre todo, mi admirado Gabriel Albiac; amenazados por el mismo fanatismo que obligó a Oriana a irse a Nueva York a ver cómo caían las Torres Gemelas en pleno Manhattan, haciendo que volviera a escribir: el mismo día ella calla ya. Para regocijo de dogmáticos y venerables catedráticos de la multicultural imbecilidad. Gentuza que vive bien del “dame pan y dime tonto” mientras se aplican a labores insulsas como pintar pancartas o, a lo sumo, terminar de comprar el piso en Torrevieja a cargo del erario público.

Pero a ella le daba igual: incluso si un imbécil la pintarrajeba –o aspiraba a ello el pobre diablo- decapitada, al final algo más que una metáfora perfecta de lo que hoy ocurre: la izquierda más radical llena de pitufos neuronales se acerca al islamismo radical acabada “su” revolución.

Bravo Oriana, déjate llevar: como bien sabías, la muerte sólo es melancolía de lo que no podrás decir, hacer. Después, no hay nada. Bonita sorpresa para los aspirantes a suicidas asesinos. Bonita nada.

Sólo melancolía: también para ellos.

Post Scriptum: pongo un enlace, para que Vds. contrasten, al comentario dichoso del emperador bizantino Manuel II Paléologo con un persa y del que Ratzinger (que será cualquier cosa menos un tonto o un iletrado) se hace eco: ¿sinceramente tienen razón los «sensibles» devotos que andan, otra vez, quemando, amenazando y demás? A quien responda afirmativamente que vuelva de nuevo a Montesquieu y sus «Cartas persas«, «(comparando al zoroastrismo)…la llegada del mahometismo es fruto del azar, y que esta secta no se ha extendido por la vía de la persuasión sino por la conquista«.

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Guerra en Colombia.

Todos los de mi quinta recordarán aquella canción de los Cicatriz del mismo título que este artículo en que quedaba claro que “es la pasta la que manda…”

Las guerrillas: las FARC y el ELN, no son sino grupos de guerrilleros y, sobre todo en el caso de las FARC, guerrilleras (que suponen un 40% según reconocen en su web), provenientes de ámbitos rurales alejados en los que se vivió, en los 70, del cultivo de marihuana y a partir de los 80: de la omnipresente hoja de coca.

Los jefes militares de Colombia no paran de avisar que EE.UU y Europa, indiscutibles primeros receptores del lucrativo negocio de lo ilícito, deben asumir responsabilidades.

El círculo es más vicioso que nunca: las guerrillas se retroalimentan haciendo de “intermediación” –como gustan decir- entre el productor (un pobre campesino que gana cuatro veces más por una cosecha que plantando, por ejemplo, yuca) y el siempre siniestro comprador: en dicho tejemaneje no quedan exentas de componentes siniestros las guerrillas. Por descontado, por número y armamento, las FARC con diferencia.

Al estilo Hezbollá, se dedicaban también los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) a “humanitarias” obras, dando objetos de labranza y dinero a sus propios “productores” de tan preciada hoja. Así, la guerra llegó a ser pura y dura masacre, tanto de las FARC como de los “elenos” (pues al menos un comando de éstos se halla involucrado en el “negocio”) en que asesinaban en grupos a campesinos que plantaban la dichosa hoja para mayor gloria de Carlos Castaño Gil y sus “paras”. Sobra decir que la violencia era recíproca. Y todavía peor con quien sólo había ofrecido –obligado las más de las veces- a dar cobijo o alimento a uno u otro bando.

Pero hay una diferencia:

Primero, que las autodenominadas Autodefensas Unidas de Colombia no tuvieron ningún empacho en ser las más sanguinarias, incluso con sus propios jefes (véase el asesinato de su no tan antaño líder supremo por orden de su propio hermano: pura mafia) a sabiendas de la clamorosa protección recibida del ejército y de no pocos politicastros.

Segundo, también es cierto que han tenido más fácil su desarme (que ha sorprendido en cifras a todo el mundo, pues de 18.000 combatientes que se esperaban ya van “desmilitarizados” 33.000) por sus clarísimas conexiones con “el establecimiento”, como allá dicen. O sea, con el Estado.

Tercero, no obstante lo anterior y aunque sea “desarme” a cambio de “prebendas penitenciarias”, el paso está dado.

Ahí tenemos en cambio las negociaciones del ELN con enviados del gobierno colombiano en Cuba (país donde la democracia brilla por la ausencia del ancianito en cama: pensarán ingenuos varios) que, como era de esperar, no llevan a ninguna parte hasta el momento: todos los “curas armados” del ELN parece que no ceden.

El tema de las FARC es, realmente, más complicado. Su lucha incluye a un número asfixiante de menores de edad que, como en las otras partes implicadas en esta “guerra irregular”, fueron obligados a “alistarse”.

Si no tenían bastante ya los colombianos de a pie: sean éstos de la ciudad o del campo, con tanto agravio (los desplazados se amontonan en torno a las grandes ciudades), ahora resulta que un grupito de militares no tuvieron mejor cosa que hacer que dedicarse a poner un “carro bomba” justo antes de las pasadas elecciones y endiñárselo a las FARC que, conste en acta, andaban aniquilando soldados y campesinos a trote y moche por aquellos días.

Todo lo pudre: lo ilícito. En Colombia, como hace dos años nos recordaba en un curso el doctor Camilo Gómez, antiguo comisionado de paz en las negociaciones con las FARC con el gobierno de Pastrana, no representan a ninguna “mayoría” ninguno de los «agentes» referidos: ni guerrillas izquierdistas, ni matones de ultraderecha, ni militares corrompidos hasta las cejas. Ninguno.

Pero a todos les une lo ilícito: paga las armas, los celulares, los jeeps…las purgas entre hermanos. Recuerden que a las FARC les dejaron incluso una extensión de terreno para ellos solitos como toda Extremadura (créanme: Extremadura no es pequeña). Su genial idea fue seguir la “guerra” fuera de dicha extensión y volver rápidamente a la llamada, eufemísticamente, “zona desmilitarizada”, para conseguir su inmunidad. Fue una de las razones de la ruptura de negociaciones por parte del Gobierno.

Una de las cosas encontradas cuando aquél proceso acabó, es un pequeño ¡submarino!…en plena selva habían construido un submarino para mejor transporte de cargamento ilícito.

La producción de dicha sustancia, tiene mucha más tela aún si cabe: los ríos colombianos se están pudriendo. ¡Y qué no con ellos!: estamos hablando de uno de los mayores pulmones del mundo “regado” por venas de permanganato, ácidos y otros productos con que se elabora la cocaína.

Definitivamente algunos creemos cada día más en ciertas medidas racionalmente legalizadoras: a muchos se les acabaría el discurso anacrónico y pretendidamente marxista; a muchos se les acabaría el “chollo” inmoral de luchar a favor de la patria contra los terroristas de cualquier manera y masacrando civiles; a muchos se les acabarían los puestos en suntuosos despachos; también se acabaría –como lo está haciendo- el dichoso “Plan Colombia” del gobierno Uribe y los EE.UU., del cual decía un reportero de nuestra televisión pública allá destinado: “al final, el plan de fumigar las plantaciones de coca es comparable a la fumigación de viñedos en la región de Borgogna ”, atinadamente.

Hay guerra en Colombia,
esnifan pegamento,
los futuros sicarios,
por dinero sanguinarios.

Cambiando armas por coca,
vendemos pegamento,
no somos inocentes,
no oimos sus lamentos
”.

Los niños de las ciudades esnifan pegamento, pero en realidad

Es la pasta la que manda,
y ahora todos a tragar.

¡¡Guerra!! Guerra en Colombia…

(Cicatriz: “ en «Colgado por ti”)

La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros, libres.” (Heráclito de Éfeso).

Imagen arriba a la izqda.: la inutilidad de la fumigaciones de las plantaciones de hoja de coca.

Imagen de la derecha: también se planta la amapola de opio a muy corta edad.

Abajo a la izqda.: alguien que sabía lo que se decía, Heráclito de Éfeso.

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No vivir deprisa.

Simplemente unas líneas para avisarles de que, debido a motivos estrictamente personales, a partir del jueves de la próxima semana enviaré artículos de manera mucho más espaciada en el tiempo: ese regalo que conforma la vida que escapa como fina arena de nuestra existencia.

Ante tal contingencia, intentaré hacer caso al maestro de maestros (como La Rochefoucauld, Schopenhauer y Nietzsche) de nuestro “siglo de oro”: el enorme Baltasar Gracián.

No vivir deprisa.
Saber distribuir las cosas es saberlas disfrutar. A muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad. Estos no disfrutan de las alegrías, sino que las malogran. Cuando se ven tan adelante en la vida, les gustaría volver atrás. Son postillones de la vida que suman al natural paso del tiempo su propia precipitación. Querrían devorar en un día lo que apenas podrán digerir en toda la vida. Viven las dichas apresuradamente, se comen los años por venir, y como van con tanta prisa pronto acaban con todo. Incluso en el deseo de saber debe haber medida, para no saber las cosas mal sabidas. Hay más días que dichas. Despacio al disfrutar y deprisa al actuar. Las acciones bien están una vez hechas; las alegrías mal, una vez acabadas”.

(Baltasar Gracián en «Oráculo manual y arte de prudencia«, publicado por primera vez en 1.647).

Imagen: Baltasar Gracián ¿quién si no?…

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Contra la nueva diplomacia.

Criticaron, con denuedo y tal vez con razón, la forma en que el Partido Popular hacía «diplomacia» gracias a un lobby en EE.UU. El mismo proceder llevaron a cabo los que criticaban tamaña metodología diplomática empleando incluso el mismo lobby . El PSOE, digo. Verdadera y redonda metáfora de lo que la política -materializada en «ideologías»- es a día de hoy.

Ahora vemos a la O.N.U. dando unánimemente –seguro que tiembla- un ultimátum al neonazi confeso de Ahmadineyad: créanme si digo que no vino más oportunamente a colación el nombre de Vera en el anterior artículo ni por asomo. Su jefe todavía hoy, ha hecho de embajador de la Señorita Pepis…bueno, en realidad no se sabe en nombre de quién, salvo el suyo. Se sabe que lo ha hecho. Poco más.

Mr. X , «entrañable» personaje, ha hablado con Ahmadineyad para escuchar de su propia boquita lo mismo que lleva diciendo hace tiempo. La representación se ha llevado a cabo. Eso, y no otra cosa, es la política hoy.

Espero que no haya sido tan ridícula como el barato teatro delante de las cámaras de televisión el otro día: el abrazo del oso que un afable caribeño Chávez propinaba a Bashar al Assad, acostumbrado normalmente a que quien le toque acabe haciendo del crecimiento de malvas un arte. No podía esperarse menos de un presidente de partido filial del N.S.D.A.P. (¿les suena?) y por tanto nacional-socialista (o “pan-arábico, nacionalista y socialista” como dice el islamólogo Kepel) recordándonos, la criatura, la tendencia en algunos países islámicos –salvo honrosas excepciones- a las satrapías.

Al igual que el clérigo iba del brazo de los feudales, el socialismo clerical va del brazo del socialismo feudal”: palabras de Marx y su mecenas Engels en “El manifiesto comunista”. Siempre me han parecido palabras proféticas –nunca mejor dicho- de cara a cristianos de base infiltrados en organizaciones de, antaño, izquierdas: hoy casi no distingo a éstas de la o las derechas. Navarra ha sido paradigmática en ese sentido.

Hoy, a día de hoy, Marx hablaría de un “socialismo musulmán”: y lo haría con desprecio porque nada hay más feudal que el Islam llevado a su extremo. El rigorismo wahabita no tiene, en ese sentido, límite alguno. El chiíta menos. Más extraño se hace todavía que elementos mayoritarios –nomenklaturas– de partidos de izquierda en Europa, sientan ciertas simpatías hacia personajes así.

No es la primera vez que lo vemos: muchos al ver caer en el 89 los ladrillos del Muro sobre sus cabezas no quisieron enterarse. La superstición y la ideología (que tanto da) son así: la infelicidad está en no querer vivir la realidad (Freud dixit). ¿Cómo sino, ver dicha nítida concomitancia?: un prohombre de Estado (échense a temblar pardiez) como éste, que representa a un partido político que ha facilitado la unión entre parejas del mismo sexo, dando la pezuña a un bicho cuyo país se vanagloria de lapidar a mujeres por el hecho de serlo y no digamos ya a homosexuales.

Mr. X está de gira, los Stones también. Uno y otros no se dan cuenta de lo mismo: su tiempo acabó.

Pero al menos los Stones, a pesar de la edad, no confraternizan con neonazis.

Post Scriptum: ayer se celebró el día del «blog» que, como el día de Santa Tecla, lleva camino de la canonización. Honren así dicho día «pinchando» en los enlaces que uno se toma la molestia de poner. Se lo ruego.

Fotografía de arriba a la derecha: la lógica de los totalitarios: darse la mano sin perder la sonrisilla tonta.

Fotografía de abajo a la izquierda: el sospechoso bigote denota cierta admiración. Ojalá se quedara en el limbo de lo estético dicha descerebrada admiración (perdonen el pleonasmo).

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Contra la oportuna depresión.

Reflexionar, filosofar, es pensar contra alguien. Como bien dice el filósofo Gustavo Bueno, así como en matemáticas se puede rebatir a alguien por medio de fórmulas, en filosofía no es así: se filosofa en contraposición a otra forma de pensar. Así, si Vds. me lo permiten, sigo con esta serie de “Pensamiento Contra…”

Hoy es el día en que una más que oportuna depresión ha aquejado al otrora omnipotente hombre de Estado. Claro, es lógico. Ya en el 98 la plana mayor de su partido pidió que pudiera estar en “Nochebuena” en su hogar, dulce como el guirlache.

Pero fíjense que ahora resulta que este hombre de Estado tiene la depre en la cárcel: apúrense los funcionarios de prisiones en repartir folletos al respecto.

Resulta, pues, que ahora la cárcel deprime: que si los barrotes, las sombrías estancias, los malos modos, los riesgos, el no poder ver a quien uno quiera ni leer lo que se desee, ni siquiera correr…Claro que este último deporte sí se lo permitía, si tenemos en cuenta las imágenes de su estancia en la cárcel de Guadalajara junto a un obeso Barrionuevo (otro hombre de Estado).

Si además tenemos en cuenta, a modo de colofón, que últimamente poseía un módulo enterito para él, con la excusa del peligro de agresión (otro de los depresivos incovenientes que consigo trae la cárcel), las carreras diarias estarían más que aseguradas módulo arriba y abajo.

Pero pásmense que no todo queda ahí pues, según leo la noticia en la red de redes, el ex alto cargo de Interior ha pasado una larga temporada…en su casa. Controlado, ahí es nada, por un sistema de voz. Como cualquier recluso deprimido, vaya. El novedoso sistema consistía, según leo en la noticia, en que “(…) era controlado en su casa mediante un sistema de voz, consistente en un mecanismo que efectuada (sic) llamadas telefónicas a su casa, con el fin de que Vera repitiese una serie de frases. La comprobación del sonido permitía a Interior ratificar que el condenado estaba en su domicilio.”

Como Vera, verán que todos los reclusos son así tratados después de arramplar con el dinero de todos nosotros (sin haber devuelto un céntimo) en aras de la defensa de su sacrosanto Estado: la creación de un grupo parapolicial asesino el fin. Las armas no son gratis. Las recompensas tampoco. Los sobresueldos son lo que son si atendemos a su definición.

El prohombre de Estado ya ha obtenido su ansiado tercer grado recordándonos a todos lo triste que es estar en la cárcel.

Pero, desde Maquiavelo, sabemos que en realidad el hombre de Estado es puro y rocoso hielo. El hombre de Estado deja de lado a quienes se pudren en la cárcel por delitos que él mandó perpetrar. El hombre de Estado deja todo menos la frialdad de quien a un Estado, a un gobierno y, casi a un régimen dice representar (régimen que se perpetúa con Rubalcaba en Interior: ¿qué decía este señor sobre los GAL en los ochenta? Fíjense bien quién aplaude al Sr. X en la fotografía de la noticia de la cual pongo un «link» referida al año 1998…).

Nietzsche tenía parte de razón en su aforismo: “Un hombre de Estado divide a los seres humanos en dos especies, primero instrumentos, segundo enemigos. Propiamente no hay para él, por tanto, más que una especie de seres humanos: enemigos”.

La parte en que se equivocaba “el intempestivo” es en la siempre perseguida conveniencia del hombre de Estado a tener amigos en el poder: Rafael Vera ya está en la calle.

Estaba deprimido.

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Contra los maximalismos

ETA, ahora, tiene prisas. Malas consejeras. Las prisas fueron las que crearon a los GAL e hicieron, además de derramar mucha más sangre y crear nuevos “voluntarios” de ETA, hicieron –decía- que muchos jóvenes que no creíamos en los políticos nos escoráramos hacia las reivindicaciones abertzales a partir de los ochenta.

Las prisas siempre son malas. Siempre. La ansiedad que provocan puede llevar a alguien a decir que “responderá” a supuestas agresiones.

Hoy, en el editorial del periódico que a veces hace de panfletero digital, pareciera que el problema entre Gobierno y ETA fuera un problema de cortejo: “De los prolegómenos a los compromisos” reza el título. No menos llamativa es la acusación de asistirse a “una relajación de los tiempos”.

Aquí, por lo visto, nadie puede relajarse: todo son ansiedad y prisas, pues.

Hay quien piensa que los pesimistas siempre tenemos razón y que, por ello, siempre elegimos la postura fácil. Pero no es así: yo también fui un Cándido del cual tanto se riera el bueno de Voltaire. Cándido que creyó en la tregua del 98 ¡y de qué manera! Hasta colaboré, siempre de la manera que procura la distante y sana independencia separada del vulgar servilismo militante, en aquel proyecto nunca recuperado de Euskal Herritarrok. Fue el último vestigio de mi candidez. Pasado, pues. “El pasado ha pasado y por él nada hay que hacer…” cantaban los Eskorbuto (primer grupo punk que chocara directamente con la denominada izquierda abertzale: concepto antitético).

Nunca mi desprecio hacia la “casta” política ha llegado tan lejos.

El Gobierno tiene sus presiones: el de la opinión pública para empezar.

ETA también: pero es curioso que en el IRA –espejo en que tanto gustan mirarse- fuera una nueva generación de jóvenes quienes presionaran a favor de un paso definitivo a la política, que siempre será un mal menor. Así, dentro del “movimiento republicano”, los que pasan de los 60 años, a veces con creces, son todavía hoy los más radicales.

Curioso, en ETA ocurre justo lo contrario: son los nuevos “voluntarios” los más críos –mentalmente incluso- quienes son más radicales y los que, por tanto, más presionan.

Sea como fuere, lo más preocupante es que ETA acusa en su comunicado (no sabe hacer otra cosa que acusar) de “distanciarse de los compromisos adquiridos”. ¿De qué compromisos habla?: no estaría nada mal que los remitentes respondieran: léase PSOE-Gobierno y PNV.

Las luces y taquígrafos brillan por su ausencia.

No vayan a creer que yo no quiero que todo esto acabe de una vez. Pero sigo repitiendo lo que en otro artículo escribí:

Un alto el fuego, como una tregua, son lo que son si el diccionario no nos engaña. En el caso del primero, como “suspensión momentánea o definitiva de las hostilidades en una guerra o contienda”. ETA ya ha dicho que es reversible dicha concepción. Queda claro.

En el caso de tregua: “En una guerra, suspensión temporal de los combates entre los contendientes”.

No caben sorpresas pues.

Así son las prisas: “la respuesta” a cualquier supuesta agresión está ya encima de la mesa…¿negociadora?

El déjà vue me invade hablando de tan espinoso y repugnante tema.

Y eso es lo peor.

Es agosto y los maximalistas tienen prisas.

Postdata un día después de la noticia: «es verosímil suponer que si Batasuna hubiera dado pasos hacia su legalización mediante el procedimiento establecido, habría habido una cierta flexibilidad policial (y también judicial) sobre sus actividades en este periodo transitorio hasta la presentación de los nuevos estatutos. Por razones que se desconocen, Batasuna ha hecho lo contrario: no sólo dejar en suspenso la tramitación prevista, sino desafiar la legalidad exigiendo la derogación de la Ley de Partidos. La situación es absurda: actúan como si recobrar la legalidad fuera un favor que ellos hacen y no una oportunidad que se les ofrece«. Editorial en su versión digital del diario El País de hoy 19 de agosto de 2006.Una buena definición del maximalismo más arriba tratado…

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Contra la superstición

La prosperidad, o el atraso, no dependen de la voluntad de Dios, sino del resultado de las acciones del hombre”: no, hoy no invoco a ningún clásico (ya lo hizo para el tema que hoy trato Lucrecio); la frase es más que reciente. Pertenece a una mujer que admiro: Ayaan Hirsi Ali, escrito en un artículo recogido en su libro “Yo acuso”. ¡Y vaya que si acusa!: toda una batería dialéctica contra los nuevos “relativistas” que aquí, en occidente, no se dan cuenta que al pretender “respetar a una cultura”en aras del cacareado “multiculturalismo”, ayudan a dejar en el peor de los atrasos a la misma, en el caso que nos ocupa: la “cultura” musulmana.

Habría mucho que decir sobre el concepto “cultura” (recuérdese: enarbolado por los enemigos de la Ilustración y las luces primero; por el romanticismo después y por los nacionalismos decimonónicos herederos de aquél hasta hoy) y habría mucho que decir del concepto “multiculturalismo” (que se basa en conceptos de un filósofo idealista y romántico como Herder, donde tanto nacionalismo e idólatra de la “cultura” bebe).

Pero hoy sólo traigo a colación el libro, que vivamente recomiendo, de Hirsi Ali, para recordar una de las muchísimas injusticias que la religión musulmana provoca: los matrimonios concertados.

La propia Ayaan huyó de su Somalia natal a causa de dicho rito, ya que no pudo hacerlo del ancestral ritual (recuperado por el Islam en amplias zonas de África) de la ablación: no puede haber mujer ni hombre que defienda tal horror. Así, las organizaciones humanitarias que por allá actúan, llenan los pueblos con enormes pancartas en las que se lee “La ablación no es cultura”. De nuevo la palabra mágica, en este caso, empleada con buena intención.

Reconozco mi desconocimiento, hasta que leí “Yo acuso”, en cuanto al dichoso “matrimonio concertado” con respecto al Islam, aunque en El Corán haya varias referencias al respecto, así como de la “comprobación” de la virginidad de la mujer en el momento de contraer matrimonio. Que El Corán rezuma misoginia por todos lados, lo sabemos aquellos que nos hemos tomado la molestia –nunca mejor dicho- de leerlo. Ocurre lo mismo con los libros religiosos de los otros dos monoteísmos. Pero que algunos“relativistas” de nuevo cuño, como bien dice Hirsi Ali, quieran mirar hacia otro lado: es indignante. Tanto es así, que la buena de Ayaan debe, de nuevo, exiliarse. Y no por quien le amenaza (pues amenazadísima de muerte está: recuérdese el papelito dejado por el joven fascistilla que asesinó a Theo Van Gogh), sino por quien mira a otro lado. ¿Es peor el supersticioso, el despreciable maniático y neurótico teócrata que asesina, o quien “le deja hacer” mirando a otro lado o diciendo que Van Gogh “era un extremista”?

Recuerden a la hora de emitir la respuesta a esta pregunta no retórica lo que ahora, en el 50 aniversario de la muerte de Beltolt Brecht, tan oportunamente viene a colación: al final de tanto mirar egoístamente a otro lado, alguien se pone delante y la hipócrita vida se acaba ante el coherente fanático.

Así ha ocurrido en Italia a una muchacha que no quiso mirar a otro lado por muy musulmana que fuera: Hina Saleem representaba la Ilustración que, a veces cándidamente, tanto reclama Ayaan Hirsi Ali para el Islam. Hina Saleem representaba el más auténtico mestizaje: el que no entiende de bobadas “culturales” a respetar.

Hina Saleem era, porque el humano por definición es mestizo, bastante más humana que su padre: en todos los sentidos.

La superchería abotarga todavía el pequeñísimo cerebro de semejante neonazi sólo comparable a un Ahmadineyad: seguro que el papi se siente un héroe y dormirá tranquilo por tener esperando, después de muerto, a las uríes en el más allá, entre ríos de leche y miel.

Así es el humano: siglos de avances científicos no garantizan, ni mucho menos, avances morales.

El buen musulmán, antes que papá, degolló a la “impía” de su hija por estar viviendo con un chico italiano y católico: doble pecado. Si añadimos que ya tenía “apalabrado” a un muchachete muslim: triple pecado. Menos mal que el «salvador» de su niña tuvo la delicadeza de enterrarla en su jardín cara a La Meca, no vayamos a pensar que es un insensible.

La superstición sigue enfermizamente en las diminutas mentes de no pocos humanos…y algunos se obstinan en seguir mirando hacia otro lado.

Brecht , definitivamente, tenía razón.

Fotografía: Hina Saleem. Sirva este artículo como homenaje a quienes como ella luchan contra la superstición de la mejor manera posible: viviendo o, al menos, intentándolo.

Enlace de la noticia en la prensa italiana: http://www.corriere.it/Primo_Piano/Cronache/2006/08_Agosto/13/pachistana.shtml

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Manifiesto

Tengo suerte. Veo todavía montes desde el lugar desde el que, no obstante, puedo otear el horizonte casi infinito. Pero los montes no siempre son naturales en los últimos tiempos: el hormigón no me deja ver ante mí con el supremo esplendor de pretéritas y siempre añoradas épocas un deslumbrante atardecer.

Pero –y es un gratificante pero- el horizonte, los atardeceres y el sonrosado cielo pueden más que las hormigonadas colmenas que nos fabricamos: veo el cielo, atardeciendo pues, con algunos montes al fondo. Las nubes alargadas parecen caminos que llevan al apacible lugar desde el que regreso.

Y pienso. Pienso en el cálido y amable cacereño que he conocido en el tren al regresar. También en el gaditano chaval de diez u once años que, con la alegría de vivir de quien es de donde es, rodeado de su familia y con dicha edad, sólo sabe ser así y sorprender a alguien que, como decía la canción de Loquillo y Los Trogloditas, tiene “Treinta y tantos…”. Pienso, pues, y leo.

Y porque leo, devoro en un viaje: “Contra las patrias” de Savater (tranquilos leones), lo justo para regresar del lejano sur hasta Pamplona.

El chaval de Cádiz que espera conmigo en el baño, me mira divertido, encantado. Me sorprendo a mí mismo como tímido: ¿soy un introvertido a estas alturas? Su alegría al decirme que volvía de nuevo a “Ronzeválle” me alegra lo indecible: “Vamo a hacé er Camino otra vé” (de Santiago se entiende). Sólo consigo soltar un insulso “¿Te gusta Pamplona?» y me siento como un imbécil: quería preguntarle más por contrastes orográficos, digamos, estilo Roncesvalles; pero la respuesta sigue siendo más inteligente que la pregunta: “Zí, musho”.

El cacereño se queja, con razón, de que todos los ayuntamientos y gobiernos regionales no hacen sino invertir en ladrillo y “má ladrillo”. Evito la risa tonta metiendo mis narices en el libro teniendo en cuenta que un par de constructores navarros están entablando amable conversación con él: el silencio es sepulcral y yo estoy de acuerdo con el cacereño.

¿Por qué no le he dicho que conocí su ciudad este verano?: un cerrado del norte. Debo ser éso. Pero bien sé que no. Honradamente no. Ha sido un día entero de viaje y en solitario: he aprendido a escuchar un día entero. No está nada mal. Ahora cenaré y dormitaré lo que mi cuerpo me deje.

He conocido gente estupenda. Ya sabía que existía en todos los sitios que este verano me ha regalado: increíble verano para un viajero como quien humildemente les habla, abrumado por la cantidad de volteretas geográficas que por Europa y la piel de toro ha podido realizar (no me quejo de ello aunque me halle ahora físicamente reventado) gracias a una situación personal que no merece la pena detallar.

Ahora, pienso: el terruño no vale un carajo y lo vale todo: créanme. No estoy -y es de agradecer- en el castigado Beirut; tampoco en la castigada Haifa; no en Bagdad; no en Bangladesh; no en Londres aunque no hace ni un mes que estuvimos allí, en el amenazadísimo Heathrow…pero no…es Pamplona…Iruña

Y estoy bien, me gusta. Vuelvo a recordar cómo es mi cama…¡coño, las demás me destrozan la espalda y no han sido pocas!

¿Amor al terruño? Hay mejores cosas, mejor dicho, mejores personas con las que alojar dichos sentimientos. ¿Añoranza de la “patria chica”?: que jodan a todas las patrias, menos a las “chicas”…

Concepto que más ha derramado sangre este vil ser llamado humano (Freud dixit): patria, colorines, fronteras, banderas. No, me quedo con el apacible sentimiento del viajero que regresa a su hogar, repito, “hogar”. Los británicos y los irlandeses saben bien de qué hablo: no “mi casa”; no “mi piso”; no y mil veces no. “Home” implica mucho más: regreso a mi “Hogar”.

Prefiero mil veces una patria chica que no tener que reivindicar las 24 horas del día «La Matria» (sic) que nos parió (ejercicio exasperantemente aburrido, pues todos los fascismos se caracterizan por ello: falta de sentido del humor) y su pasado caracterizado por una mitológica exacerbación teológica: ¿cómo no haber cristianos abertzales y “rojos”? (de pega, claro, y sin leer a Marx y Engels lo que de las patrias opinaban y, no digamos, de los “pueblos”). Digo lo mismo de los nacional-católicos de más rancio abolengo español-patriotero. Nietzsche, al menos en esto, tenía razón.

Sirva como corolario a este “manifiesto” lo que sigue: este blog no es un refugio de y para nadie en concreto, es un punto donde razonar (no reñir), donde explicar (no insultar), donde contar y explicar (no dogmatizar y dar mítines: que si algo aburrido hay en este mundo son las homilías de atril con banderas sacrosantas colgando de él, sean éstas españolas o vascas o congoleñas), donde diferir (no adoctrinar): sea así entonces.

Los sentimientos están bien para no escribir: al menos para no escribir poesía. Lo demás son juegos florales harto peligrosos donde sentimientos y política se entremezclan como zarzas: las zarzas pinchan y la sangre aparece de nuevo. Que el sentimiento y la política, como la religión y la filosofía, sigan caminos distintos señores. Por favor.

Dejémonos de bobadas: los sentimientos son de cada cual. No hagamos melindres empalagosos cada vez que unos digan “Estado español”, como cuando otros digan “España”; “Euskalherria” o “Txantrea independiente”… Los idiomas sirven para comunicarse y, con cuantos más seres humanos, mejor. Ahí radica, mejor dicho, radicaba el mejor acervo de la izquierda hace tiempo: el euskera, el español, el inglés o el gaélico, todos los idiomas deben evolucionar porque no son nada sin las mentes que los crean, entienden y, por tanto, utilizan. Los idiomas, las lenguas, los dialectos no flotan en el jodido éter, existen gracias a quienes los utilizan («los eúskaros» decían los siempre inteligentes romanos). Yo quiero un lenguaje filosófico, es decir, que maneje conceptos a veces complejos y enrevesados para poder decir lo que realmente merece la pena: en el euskera es posible más que en ningún idioma. Me echo en cara sólo saber cuatro míseras palabras y que mi familia lo perdiera: lo utilizaría contra los pitufos neuronales que sólo quieren vivir en y desde él: ¿será posible su tontería sin las injerencias del “euskara batua”?…¡pobrecillos!.

Una notita para los amigos del arte castrense: el euskera ya es mestizo, no se empeñen Vds. en hacer de él algo puro. Las influencias no son únicamente del español o castellano, sino del más puro latín. Eso, y no mitificaciones empalagosas (perdonen tanto pleonasmo), son lo que hacen a una lengua abierta y merecedora de utilización. Si no es así, la muerte está a la vuelta de cuatro días.

A quienes persiguen desde «el otro lado» dicha lengua (léase la injusta e insalubre situación del «Patxi Larrainzar«) les espeto dicha verdad igualmente a la cara: ahí dejo de lado mi introversión.

Reivindico la no persecución de dicha euskérica lengua lo mismo que del castellano o español: las explicaciones a posteriori y sin razonamientos a dicha reivindicación a modo de manifiesto únicamente reflejarán a quien enfermizamente se “sienta” a un lado de la “¿barricada?”: que le aproveche la neurosis.

Sigo pensando que quien más o quien menos está de acuerdo en unos mínimos, y es en éstos en los que hay que bucear: las diferencias sólo valen para las individualísimas personas, nada más; es la parte positiva. La parte negativa sólo sirve para remarcar el creerse mejor que los demás: curiosamente de los más cercanos (¿cuándo un nacionalismo, como dice Boadella, que se reclame al estilo de “soy más burro que los demás”?).

Aquí encontrará el amigo viajero “virtual” – por este tren de la información que puede y debe ser Internet – un sitio donde será leída su opinión e incluso contestada: pero siempre desde el respeto y la educación. Absténganse mediocres monaguillos de banderola y mártires de patria alguna. Los mártires sólo crean sangre y la sangre en nada vale derramada.

Sólo desde la palabra, en este caso escrita, podremos llegar a dichos “mínimos”: sea cual sea el pensamiento que cada cual plasme en estas cuartillas virtuales. Sólo con la sana intención de saber buscar lugares comunes y no excluyentes o insultantes es como este blog puede tener la interesante vida que tiene.

Que los enanos mentales que critican a un autor por el sólo hecho de “caerle mal” o por ser leído de manera parcial y cercenada a través de un buscador en “la red de redes” se dediquen a la filatelia, por favor: tal vez sólo así tengan alguna utilidad.

Yo, por mi parte, sigo creyendo que hay gente de todo tipo en todos lados: yo mismo soy una muestra de ello.

Espero que Vds. también.

Fotografía: Atardecer sin fronteras en Málaga.

5 comentarios

Deseos y realidad

Hasta a los más descreídos se nos cambia alguna vez la cara. Creo de rigor reproducir aquí lo que tan amablemente publicaron en DIARIO DE NOTICIAS el mismo día en que era liberado su director Pablo Muñoz: un sincero comentario sobre su injustísima y antidemocrática situación.

Y digo que hasta a los más descreídos se nos cambia el rictus facial, porque en dicho comentario expresaba mi deseo de que al acabar de aporrear mi teclado, estuviera ya en libertad. Poético como todos los deseos, más aún por escrito. Pero el mismo día de su publicación “en papel”, don Pablo Muñoz era liberado. El deseo no era, ni mucho menos, únicamente mío: éramos muchos los que nos veíamos acompañados de un gran aliado: el sentido común.

Siento no haber podido “colgar” en este cada vez más animado blog dicho comentario, pero la vida de quien suscribe está siendo, también, de lo más animada en cuanto a saltos geográficos por el mundo se refiere (y la cosa no termina hasta mediados de agosto).

Reciba pues de nuevo un saludo Pablo Muñoz y su familia, así como todos los contertulios de este humilde jardín lleno de dudas pero, eso sí, con alguna certeza.

JUSTICIA TONTA

Iñaki Oneca

«La mayor desgracia del hombre de letras no es quizá ser objeto de la envidia de sus colegas, o víctima de los contubernios, o despreciado por los poderosos de este mundo; lo peor es ser juzgado por tontos» (Voltaire).

Respeto a la justicia, pero más al sentido común. Son demasiados artículos publicados amablemente por este periódico, que ya siento mío, artículos incluso disidentes con la línea editorial algunas veces, no siempre, y son demasiados artículos virtuales en el blog, donde han tenido la deferencia de habilitar para quien suscribe un pequeño habitáculo para el debate, como para que uno no devuelva tan amable comportamiento. Rechazo profundamente, independientemente de las posibles acusaciones, las medidas totalmente excepcionales en que se encuentra el director de DIARIO DE NOTICIAS, don Pablo Muñoz. Como todo deseo, el que sigue puede ser un tanto poético: deseo que al terminar de escribir estas líneas en mi ordenador, salga ya de una extensísima incomunicación que mi conciencia no acepta como democrática. Saludos y ánimos para Pablo Muñoz y su familia, de otro hombre de letras.

Post Data: El link para leer dicho comentario en el periódico en su edición digital es el que sigue: http://www.diariodenoticias.com/ediciones/2006/07/15/opinion/d15opi4.644945.php#18

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