Colombia: guerra sorda.

Desde hace unos años: una guerra dentro de otra. Eso, y no otra cosa, es el conflicto colombiano. Los marxistas ya no se quieren entre ellos. Nada les impide asesinarse –atrás quedó su manoseada “ética revolucionaria”-, sin necesidad alguna de debatir. Nada hay, pues, de qué tratar por parte de dos guerrillas podridas desde hace años.

Hace ya unas cuatro décadas que Manuel Marulanda Vélez, “Tirofijo”, fundara su guerrilla revolucionaria, soñándose algún día dirigente supremo de Colombia. Ahora, trastocado el sueño imaginándose máximo dirigente de la futura República Bolivariana de Colombia (el último nombre es susceptible de cambio, proviniendo del personaje histórico del cual proviene, por supuesto).

Mientras, también en la misma iniciática época para el anterior visionario y en otra zona de su misma patria, Nicolás Rodríguez Bautista, «Gabino”, se imaginaba como el nuevo Ché Guevara que cambiaría la realidad social de Colombia.

El primero funda sus Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. El segundo su Ejército de Liberación Nacional. Cualquier nombre vale.

Pero fue, precisamente, la realidad social, la que les acabó por cambiar a ambos. Así, ahora andan enzarzados en una cruenta pelea “inter-guerrillera” que no deja repercusión en los medios latinoamericanos, no digamos ya europeos, pero sí en la siempre inerme población civil. Unas fuentes hablan de más de 500 muertos. Las propias guerrillas hablan de 150: no contarán en sus matemáticas con los civiles asesinados, tal vez.

El supuesto inventor de la “guerra de guerrillas”, Mao Tsé Tung, sabría decirnos (de no estar desde hace tiempo intoxicando a los gusanos, más limpios que su cadáver debido a sus hábitos más bien guarros), que lo ocurrido, lo que ocurre y ocurrirá: está más que justificado.

Ya en 1927, dicho inventor de los métodos de los denominados “ejércitos irregulares”, presidía un tribunal en que en el estupendamente fundamentado y monumental libro del periodista Philip Short, se da cuenta de una de sus primeras purgas: cuatrocientos oficiales y soldados de su “Vigésimo Ejército” y varios centenares del “Trigésimo quinto”. Lo que en el ELN y en las FARC son “Frentes”, en el incipiente Ejército rojo de Mao, eran “Ejércitos”.

La misma táctica: las mismas purgas. Si las arrojadizas excusas en China eran: “trotskistas, derechistas, traidores”, etcétera; hoy, en Colombia: “traidores, paramilitares, narcotraficantes y mafiosos” vienen a ser lo mismo. Es el puro sectarismo siempre interesado.

Lo que en un principio era un medio: “intermediar” entre el productor de la coca y el narcotraficante, cobrando a éste un tanto por ciento a la mejor manera mafiosa; se convierte en un fin. Se echa a los “elenos” de los sitios donde más plantaciones de coca existen, mientras éstos se dedican a la pura inercia de un ejército privado de narcos.

Escuchen en el enlace que aquí pongo, los mensajes en audio, no nítidos auditivamente pero clarísimos en intenciones, de acabar con “los de las tres letras [ELN]”. Las FARC son implacables salvo en el feudo eleno de Arauca. Inmejorable artículo el que recoge dichas amenazas: léanlo por favor.

El país está abarrotado de coca gracias a una guerra con varios protagonistas: un Estado al que corroe «doña rata Corrupción» con mayúsculas, unas guerrillas no menos corruptas y dispuestas a aniquilarse y unos paramilitares que no quieren desmovilizarse por las mismas razones que los demás: los pingües beneficios que mover la coca reportan.

Poco importa el desastre que todo ello acarrea: exterminar a las clases sociales que se dicen defender; hacer de su amadísima patria un estado corrupto hasta el corvejón; denunciar «la falta de una voz política» chantajeando a alcaldes y senadores; empobrecer una machacada economía extorsionando no precisamente a los más poderosos…

Todo vale.

En Colombia ahora hay dos guerras: la de siempre, una. Y la que deja muertos con brazaletes de una u otra guerrilla, amén de civiles, la otra.

Es la guerra sorda de la que nadie habla.

La que está inserta en otra.

2 comentarios

Los justos injustos.

Un nuevo intento de asesinato. Una nueva bomba. Nada nuevo, pues. Si no se alcanza a matar a políticos (razón por la cuál la actual ETA-m criticó a la antigua ETA-pm), se intenta con sus guardaespaldas. Todo vale. Protestar por la no inclusión del “brazo político” en instituciones que antaño fueran tildadas despectivamente de “españolas”, también. Expulsar a Txema Montero o a Iñaki Esnaola por pedir la presencia en dichas instituciones, se trastoca por arte de birli-birloque con el tiempo, en que su no presencia en las mismas, sea motivo de queja desconsolada por parte del MLNV .

El próximo 4 de noviembre hace 94 años de su nacimiento en Mondovi, Argelia. Y releo con delectación, pero con un regusto repugnante y amargo por el día de ayer, la obra de teatro “Los justos”. Tenía que ser Camus. Es, pues, Albert Camus quien aborda los pensamientos de un grupo terrorista ruso, justo antes de la “acción”.

El implacable Stepan Fedorov, es contrapuesto ante el pensativo e idealista Iván Kaliayev.

Dos terroristas, dos concepciones: matar muriendo es la respuesta, dice el primero. Matar civiles (incluso niños) “colateralmente”, sería contraproducente, dice el segundo. En medio, en el Acto V, la por un momento gélida Dora Dulebov, también militante del grupo terrorista, da en el clavo: “Es fácil, es mucho más fácil morir por las contradicciones propias que vivirlas…”

No pensar: la solución.

Matar: “su” solución.

Deja un comentario

Nirvana socialista.

Myanmar. Se olvidó Birmania de su antaño denominación. Los ateos sabemos que no todas las religiones son iguales: no. Monjes rapados protagonizan la “revolución azafrán” (un tanto hortera denominación) frente a quien está por un enfrentamiento civil. Miles de detenidos y asesinados así lo atestiguan. Valen igual vidas de monjes, de civiles que la de periodistas, conste no obstante.

Militares: señorones enormes con no menos enormes ristras de quincalla en forma de medallones. ¿Los méritos?: acabar con una economía de mercado para encerrarse en sí mismos. Terrible degeneración de lo que algunos denominan como “régimen autárquico”, sin saber qué significaba la original Autarquía griega: observen la primera acepción, tan diferente de la definición política actual. El repliegue sobre sí mismos tuvo las consecuencias predecibles: un régimen que lo ve y lo oye todo. Era 1962. Hoy, 2007, Internet, los aparatos de telefonía y las cámaras digitales, juegan malas pasadas. Los señorones de vestuarios marciales interminables, que impusieran una economía “estabilizada” y decretaran, agárrense, el “nirvana socialista”, no quieren ahora más «filtraciones» sobre sus desmanes.

Lean lo que dice el filósofo y antropólogo Antonio Escohotado que ya conociera aquellas tierras hace tiempo.

Aung San Suu Kyi, virtual ganadora con su Liga Nacional para la Democracia (LND), de las únicas elecciones de 1990, envejece en su domicilio. Miles de opositores corren peor suerte: tortura, persecución y pudrirse en la cárcel no son mejores opciones.

No, nada para a militares con ganas de enfrentamiento civil. Menos con unos compatriotas monjes: el enemigo es facilón. Fáciles de domesticar a base de «plomo». Lo que para Homero en la «Ilíada » era dominar con el “cobre”, en Rangún, ahora, se soluciona todo con “plomo” lleno de vida propia…que tan efectivamente la quita.

Pero en una cosa sigue actualísimo aquel divino ciego del siglo VIII a. C.: Néstor, el viejo caballero y sabio Néstor, en pleno horror en una guerra lejana e interminable, habla así a sus compatriotas: “Sin familia, sin ley, sin hogar, existir debería todo aquel que desea la lucha funesta intestina”.

Homero sigue vivo. Los militares birmanos en el poder y en la calle: no saben de él. Muertos en vida: apilan y coleccionan cadáveres de compatriotas. La peor lucha es la «lucha funesta intestina«.

P.S.: Para todo aquel que desee un pequeño momento de lectura, dejo un enlace aquí al número 35 de la revista de ciencias sociales: Aposta Digital.. En él publican un ensayo-homenaje de quien suscribe, sobre el recientemente fallecido filósofo: Richard Rorty. Espero que sea de su agrado.

Deja un comentario

Regresar.

Comenta Savater en su “autobiografía razonada”, de título: “Mira por dónde”, que lo que más disfruta de un viaje: es el regreso. El saber que llega a su hogar. Siempre me ha interesado la acepción inglesa del término “home”, hogar. Siempre se me ha antojado mucho más amplio el concepto a nuestro habitual llegar a “casa”.

“Home”, el hogar, implica por su definición una vuelta al calor de la santa intimidad del individuo. La que debería ser, imperativamente, imperturbable. Donde uno se recoge para recordar, tal vez con nostalgia pero con el regocijo de saberse ya en “tierra firme”, el viaje pasado. La vida es un viaje. Aventura. Hagamos que proliferen en ella los viajes, digamos, físicos, para hacerla más viva aún.

Es el regreso el que nos acoge cuando atravesamos el umbral de nuestro moderno monasterio. En mi caso: mi biblioteca. Nuestros viajes –sean de la índole que sean- deberían ser una intensa aventura. Es Ulises queriendo volver a su hogar –en peores circunstancias- en la Odisea, quien nos debería parecer, sin consideraciones metafísicas hoy, el prototipo de regreso. Hasta el regreso es una aventura (miren si no los aeropuertos).

Así, vuelvo a este blog, para ser acompañado por quien desee compartir conmigo el regreso de aquellos que, agradeciendo la aventura del viaje ya pasado, vuelven la mirada hacia los dioses del Olimpo con una gratísima lectura siempre aplazada en mi caso.

Vergüenza debería sentir. Mas no lo hago: regreso a Homero.

Hoy, mi hogar, es Homero.

Buen regreso a todos.

2 comentarios

Orwell en Navarra.

Deseo fervientemente salir de ésta con vida, aunque sólo sea para escribir al respecto. Aquí no es fácil enterarse de lo que ocurre fuera del ámbito de la propia experiencia, pero incluso con estas limitaciones he visto muchas cosas que tienen para mí gran valor (…) Espero tener ocasión de escribir la verdad de lo que he visto. Lo que se publica en la prensa inglesa es casi todo una serie de mentiras atroces; no puedo decir más a causa de la censura” escribe Orwell a Víctor Gollancz después de “tres o cuatro días de combates callejeros en los que todos estuvimos más o menos involucrados; en realidad, fue prácticamente imposible mantenerse al margen”. Se refiere, obviamente, a “los sucesos revolucionarios del pasado mes de mayo” o la conocida “Batalla de la Telefónica”, en que anarquistas y poumistas se enfrentaron a los estalinistas del PSUC y a los guardias de asalto. Ése es el Orwell que nadie quiere conocer: “1984” y “Rebelión en la granja” son obras maestras de la ironía, en el caso de la segunda, y de la crítica social más acerada, en ambas.

Aún recuerdo hace años, cómo un conocido me contó que al intentar entrar en el “paraíso socialista” en el cual algunos creímos tardíamente, le fue requisada por soldados rojos “1984”. ¿Razones?: “es anarquista”.

Eric Arthur Blair, George Orwell, de nuevo es noticia porque un particular “Big Brother” le pisaba más que los talones, la tinta de su pluma. Es noticia el hecho de que el servicio de ¿inteligencia? del Reino Unido o MI-5, le anduvo buscando las cosquillas durante ¡veinte años!

Los espías, muchos, no leen. Deberían. No obstante, llegaron a la sesudísima conclusión de que tal autor no era un “comunista ortodoxo”. Redoble de tambores ante tamaña conclusión. Ahí es donde recomiendo la obra a la que pertenece el extracto que inicia este artículo: “Homenaje a Cataluña”. Tal vez su lectura habría acabado con tanto tiempo (y dinero) invertido en el seguimiento. Orwell era de izquierdas (esa entelequia hoy, desgraciadamente, al igual que la “derecha”), indudablemente. Pero bien sabía que de manera siniestramente paradójica, el disparo de un “nacional” en la Guerra Incivil española, le salvó precisamente en su regreso a la retaguardia en Barcelona. Compatriotas o no de las Brigadas Internacionales, se volvían peligrosos enemigos que arrasaban contra todos aquellos militantes del P.O.U.M. (Partido Obrero de Unificación Marxista, de tendencia trotskista aunque rompieran oficialmente con dicho dirigente bolchevique exiliado), incluyendo para la ocasión a tétricos sicarios del que sería “el cerdo Napoleón”: el “padrecito de los pueblos” Stalin. Alexander Orlov, sabueso obediente y adiestrado por aquél fue, entre otros, el encargado de la pantomima que acabó con el secuestro, tortura y asesinato tras días de calvario, del dirigente poumista: Andreu Nin. No faltó de nada: incluidas prendas de los “nacionales” para simular un “rescate” de las manos de los chekistas del entonces NKVD (más tarde KGB), como demuestra en su libro José María Zavala: “En busca de Andreu Nin”. Pero Nin había sido claro: “Con Trotski rompí relaciones en 1934, sin que eso signifique que no haya recibido cartas suyas desde entonces, dirigidas a la sección o incluso a mí personalmente, pero en tono ceremonioso. Niego una y mil veces que sea un espía fascista al servicio de Franco, como se me imputa”.

En esas épocas Orwell lo sabía ya: las diferencias, los debates y los matices, no eran más que traiciones y excusas para el sectarismo imperante impuesto desde el centralismo moscovita. Pero Orlov era brazo ejecutor implacable. Lo justo hasta oler las intenciones de su amo el cerdo Napoleón, las cantidades ingentes de adrenalina que soltaba conforme iba asesinando a todos aquéllos que supieran de sus miserias, le puso en alerta. Huye a los EE.UU tras amenazar al pequeñajo pero siniestro Yezhov con tirar de la manta: “Tengo las fotografías y los nombres auténticos de los que participaron en el caso Nikolai”.

Caso Nikolai”: cínico nombre para la operación. Aún así, tuvo el camarada Orlov un mejor final que el reservado para el dirigente nacido en El Vendrell, Tarragona. No hay duda. En España, como bien vería Orwell, la maquinaria de trocear y de propagar seguiría haciendo de las suyas. Mundo Obrero pontificaba: “La fuga del bandido Nin”. La hipocresía elevada a su enésima potencia. Andreu Nin muere desollado sin reconocer ni una de las falacias que se le imputan.

Hoy, Orwell, vería con cierto sincero deleite, que las diferencias internas de cualquier partido son solventadas de manera menos cruenta. Hoy, pues, se habla sutilmente de que alguien tuvo una “muerte política”. Hoy, Orwell, en Pamplona, en Navarra, no se sentiría perseguido, observado. Pero sin duda, sentiría que ciertas directrices inobjetables del omnipresente y sacrosanto Partido, al ser incuestionables, no dejan lugar más que al blanco o negro: o conmigo o con los otros. Orwell vería, no sin razón puesto que en una partitocracia vivimos, un “Big Brother” en cada partido. En Pamplona, en Navarra, más que en ningún otro sitio.

Nota: artículo publicado hoy día 6 de septiembre de 2007 en «Diario de Noticias» de Navarra en la sección: «Tribuna Abierta«.

2 comentarios

Tragedia griega.

Se perpetúa la tragedia épica en su mismo origen, en su mismo corazón, roto en casi 2.000 pedazos, como dice en “Corazón de Ulises” el escritor Javier Reverte. Casi dos mil islas. Cien de ellas habitadas: Eubea no se salva de la quema masiva. Es el fuego, no precisamente olímpico (aunque Olimpia se vea amenazada mientras escribo estas líneas), el que lo arrasa todo. Vidas: 51 ó 53 según a qué medios recurra uno. Es el horror de los incendios en toda Europa.

Pero Grecia arde: todos lo hacemos. También llegó el fuego a la otrora Magna Grecia: mitad sur de la actual Italia, antaño último hogar de las comunidades pitagóricas.

Cuando Hellas arde como un corazón roto, todos lo hacemos. Hasta los ignorantes que ni siquiera osan saberlo, lo hacen (pues hay que tener valor para saber).

No creo que Sófocles imaginara tanto: bastante tenía con describir pestes y otras enfermedades demasiado humanas.

La misma Hellas, inabarcable, que pisáramos por dos veces desde el 2.001, cuando el 11 de septiembre de infausto recuerdo nos “asaltara” en un Egeo más embravecido que nunca, como anunciándonos lo que al llegar a la isla de Naxos iba a trocarse en terrible noticia; la misma Grecia arde por obra y gracia de cierta escoria. Los ardientes vientos también han acompañado.

Hoy arde Grecia y miro con más asombro que nunca una fotografía que conseguí en Internet: la Acrópolis y el Ágora nevadas, vistas desde la “Colina de las Ninfas” en Filopapo, donde se halla el Pnyx: origen de la Democracia actual, tan mal entendida por tantos. ¡Cuántas veces habré mirado dicha imagen, recreándome en que sin necesidad de la ayuda internacional, cayera esa misma nieve sobre Atenas ahora! No sirve de nada: salvo para que a uno no le cobren por imaginar. Por ahora.

Al final, como diría el título de la obra de Nietzsche, todos es “demasiado humano”: más de 3.000 focos son demasiados como para ser obra de la Gaya y sus inclemencias estivales.

Estaba equivocado unas líneas más arriba: Sófocles, tenía razón al hablar de nuestra trágica sinrazón.

Sólo el humano es capaz de perder lo que posee.

Imagen vía satélite: sin palabras. Nada más.

Deja un comentario

Encierro estival.

Mientras tú sudas en la playa: nosotros sudamos sangre (neuronal). Mientras vosotros os bañáis en un río rodeado de verdes montes: nosotros nos bañamos en nuestro jodido sudor entre montañas de libros. Mientras ellos debaten y debaten lo mal y lo bien que va todo en el Parlamento: nosotros nos decimos que tal vez algún día seremos mejores que tanto poltronero listillo.

Es verano. Se dice que la ansiedad se dispara. Es verano y me siento como los asqueados – con su manager, entre ellos y con todo dios – Sex Pistols ante el Muro de Berlín. Rotten escribe arañando el papel, mientras espera en vano la “llamada del comunismo”, encontrándose con que su sonido “es un sonido circular en una pared de 2 pulgadas”: la claustrofobia mirando a la RDA es nítida. “Holidays in the Sun” suena igual a treinta años vista.

No hay vacaciones, de momento. Alguna escapada nada más. Rápida. Lo justo para no disfrutarla. Lo demás no es sino ver Pamplona, esta ciudad que cuando se lo propone me asfixia lo indecible: por su estrechez mojigata y por estar llena de histéricos al volante. ¡Cuánto la añoro en la segunda mitad de julio, vacía, con esa gratísima imperante sensación de irrealidad! Pamplona, hoy, ahora, es mi Muro de Berlín. I’m Sorry.

Pero nos dicen ahora sesudos sociólogos y psicólogos que la tranquilidad debe aflorar: el virtuoso “justo medio” de Aristóteles y que tanto empleara el cristianismo para sus fines a través de Santo Tomás de Aquino y tan denostado – odiado incluso – por Sir Bertrand Russell, es el “nuevo” remedio.

No quiero virtud. No quiero seguir aquí. Pero me evado. La música lo consigue. No es posible de otra manera. Me evado. Hace dos semanas pudo conseguirlo un Van Gogh en su terminal esplendor. La pasada semana una buena cena con amigos. Ramalazos de libertad: no más.

Disfrutad. Mientras, algunos, seguiremos preguntándonos:
¿cuándo coño llegará septiembre?

Disfrutad, malditos.

Deja un comentario

El impublicable foral.

Veía esta misma mañana –día ocioso que llevo- uno de los vídeos más vistos del famoso Youtube: en ella hay una increíble y cruenta lucha entre búfalos, leones y hasta un cocodrilo.

Pasaban los minutos (ocho dura el mencionado vídeo) y más metafóricas me parecían dichas imágenes. Será que hoy me toca estar así. Metafórico día. Conforme se iban produciendo los terribles efectos de cómo varios leones conseguían reducir (huelga decir que violentamente) a un cachorro de búfalo, más me parecía el mismo a cierto dimisionario político navarro: rodeado agresivamente por leones que, tal vez, representaran a la prensa, a opositores o a miembros de su bando: Ferraz o vaya a saber Vd.

Pero sin comerlo ni, sobretodo, beberlo, aparece fugazmente de un río cercano un cocodrilo (¿el asesor puesto por la central de Madrid al que ahora defiende dicha “presa” de chistes de tira cómica en otro periódico?) que salva, sin querer, finalmente al animalillo. Pobre. El caso es que se va liberando éste de cargos, perdón, de feroces leones. Al final, al unísono y en un alarde de valentía sin parangón, los búfalos acaban arremetiendo uno a uno contra los leones haciéndolos retroceder en una imagen inusual: no sé si eran los chicos de la derecha o los transversales de la Plaza del Castillo.

Tengo varias malas costumbres de las que, por supuesto, me enorgullezco. Una de ellas es tragarme debates de investidura como el de esta mañana. El Parlamento, me equivoqué, no es un circo: perdonen las molestias. El Parlamento es pura selva: el menos pintado acaba de portavoz de su grupo sin saber hacer la “o” con un canuto y el más avezado y con más capacidad intelectual acaba relegado a ser perseguido por una manada (obviamente hablo de Alli en su época, o ¿en quién pensaban Vds., canallas?).

De todo lo que ocurre estos divertidos días en Navarra, lo que más me divierte es la falta de diversión: el político no sabe reírse generalmente de sí mismo. Así nos va.

Pero el verdadero problema es que al ciudadano, hay que decirlo, empieza a sucederle lo mismo: ¿cómo abstraerse uno de los comentarios de café que ha escuchado con cierto estupor estos días? Sobre todo me enternecen aquéllos tan sumamente cándidos como para no creer en que lo que sucede: es. De facto. Bueno, miren: la fe hay que dejarla para la parroquia, mezquita o sinagoga. La política es algo mucho más frío, gélido diría, inmoral y enojoso (no ahora, siempre), en donde casi siempre prevalece –salvo en la valerosa manada de búfalos, pero los cuernos metafóricos los carga el diablo- el interés individual sobre el colectivo. Los llamados derechos históricos son una rémora carlistoide y una milonga al lado de los derechos inalienables individuales. La historia, como lógicamente ocurre con la fe, no puede convertirse en algo sacralizado. Escuchar referencias a Gamazo, a los “derechos históricos” y demás como he tenido que hacer esta mañana, me producen carcajadas. Sanas. Eso sí.

También podríamos hablar de la guerra civil entre agramonteses y beamonteses en estas tierras en plena ocupación castellana en el siglo XVI: lo que se tuvieron que reír los facinerosos del Conde de Lerín, el Duque de Alba y el siniestro Cardenal Cisneros (“Prefiero el olor a pólvora que el olor a incienso”). Dejen de decir tonterías, por favor: la historia de Navarra está llena de estupideces, contradicciones y de valerosas pero quijotescas acciones. Así es el humano. La historia no se halla en el éter. Seguramente en unos años –y si los dioses del Olimpo quieren- venga una nueva hornada de muchachos que digan: “¿En qué clase de embrollo gilipollas se metieron nuestros mayores? ¡Pero si hubo quien mató o justificó el asesinato con la excusa de una legalidad que negaban o de unos derechos históricos que ni siquiera existían ni les convenían!”. Y reirán. Espero. Porque mucha fe no poseo.

Pero la jungla tiene su propio ritmo: los cachorros del PSN (alguno de mi edad, ejem, ejem…) no han podido despedirse desde la sede de los mayores de su manada…

Mañana seguirá la lucha por la supervivencia del “yo toco poder”.

Debieran resucitar, con tanta fe impregnando la política actual es posible, a Félix Rodríguez de la Fuente para retransmitir los aconteceres de la jungla del final del Paseo de Sarasate ¿Se imaginan?:
El maaacho iiiibérico, entre los riiiiscos que pueblan la península…”.

Pero ya dicen filósofos contemporáneos y sabios donde los haya: las metáforas las carga el diablo.

Imagen: el nuevo Parlamento de Navarra. Quién sabe si en cualquier momento se verá aparecer a un «animal político», a la manera aristotélica: of course.

Deja un comentario

Foral política 2.

Se cumplió de nuevo. No debo jurar. Juré que no volvería a hablar de política “floral”. Juré que no volvería a expresar, firmando, nada sobre la política que cuatro correveidiles hacen por estos pagos. Juré no sorprenderme ante la candidez de la gente. Juré y perjuré que nunca dejaría que la hilaridad me llevara a escribir. Juré no reírme de quien vota: da igual la sigla. Juré no volver a beber: cerveza, vino, gin-tonic (bendito invento inglés), cubatas de garrafón, agua, brebajes isotónicos… Juré no volver a pasar nunca una resaca…de nuevo. Juré no ver la televisión. Juré no creerme nada de lo que en ella dijeran. Juré no jurar como el pitufo gruñón: “odio odiar”. Juré que me arrepentiría si cumpliera todos mis juramentos: y aquí estoy. Aquí y así me hallo: incumpliéndolo todo sin ningún remordimiento de conciencia.

Veamos: ¿alguno de Vds. realmente creía que con unas elecciones generales a la vuelta del bar de enfrente, iban a dejar a los muchachos del PSN (que no “a los navarros”: ya está bien de generalizar en nombre del populacho, señores) jugar con sus juguetes sin haber pasado por un trágala anteriormente?

Hombre, que ya somos mayorcitos. Por favor. ¿Tantos incautos hay en Nafarroa Bai como para creerse tal milonga? Viendo cómo los Zabaleta, Barkos and Trouppe han dirigido sus declaraciones y negociaciones, pareciera que sí: llenito todo de cándidos.

Gobiernos de cambio. De concentración. En minoría. Transversalidad. Ridícula huida a Jaca: bonito lugar para dejarse seguir por periodistas ávidos de imagen. Vuelve la prensa del «cuore» a la Política. La sede en el Paseo Sarasate más engalanada que nunca, se queda sin rincones por estar todos castigados: de rodillas, brazos extendidos y mirando a la pared. La de la Plaza del Castillo se puede venir abajo en cualquier momento por la depre generalizada: el cambio más corto de la Historia.

No señores, no. No se puede ir haciendo el ridículo por todos los telediarios y echarse atrás. O se llega hasta las últimas consecuencias o no hace gracia. Hay que ser coherente hasta para hacer reír. Esto no pasa de ser un «pactus interruptus» de lo más insatisfactorio.

Me voy a Madrid. Más que todo para joder un poco: seguro que mañana nos desayunamos un montón de memeces sobre “cómo deciden allá por nosotros”. Bla. Bla. Bla. Dejen de meternos a todos en el mismo saco, por favor. La indignación por haberse quemado suena a chufla cuando se ha jugado con fuego durante dos meses.

Cada cual seguirá en su sitio: unos hablando en nombre de todos los navarros diciendo que son los más votados; otros sintiéndose traicionados porque los socialistas no han tenido el suficiente valor; éstos creyendo que han hecho lo debido: hacer caso a la omnipresente “disciplina de partido”: regañina y patadita en el culo.

Y nosotros, los menos, intentando taparnos las narices ante tanta podredumbre moral.

Amén.

P. S.: Ya contaré la semana próxima qué me ha parecido la exposición del genial Van Gogh. Mientras: atentos al jugueteo circense. Tal vez siga la función…¡horror!…me largo.

Imagen: el elegante circo de la capital del Viejo Reyno.

Deja un comentario

Serpiente en Jueves.

Ridículo. Patético. Lamentable: un juez con apellido de árbol se dedica a “secuestrar” la revista que en este mismo blog critiqué ante su falta de solidaridad con sus “hermanas” europeas, respecto de las amenazas recibidas. Charlie Hebdó encabezó una valiente hazaña: dar un par de zarpazos en el hocico de los sensibles y “heridos” teócratas caraduras y sus volterianos “Cándidos” defensores (Pangloss tiene seguidores: se dicen defensores del buen rollito entre “culturas” sin saber cuán idealizado tienen dicho concepto dejándolo sin una definición clara).

Si bien es cierto que posteriormente en dicha revista enmendaron la plana hablando de “Fachas con turbante”, mientras uno de éstos vociferaba un explícito: “Al que diga que el Islam es una religión intolerante…¡Lo mato!«, reconozco que sentí tristeza por una revista a la que seguí durante años. “Se cagaron”. Literalmente.

Pero lo de esta serpiente (que según definición debiera ser más bien denominada como “culebrón veraniego”: los cargos contra los dibujantes siguen en pie a esta hora y son muy reales) no deja de sorprender. Justo cuando uno andaba leyendo “Panfleto contra la monarquía” de un insigne catedrático al que no nombraré (¿miedo a provocar otro «secuestro»? Me berrea mi maltrecha conciencia…). Algo más profundo, serio y, por tanto, pernicioso para con nuestras pobres e influenciables mentes de ciudadanos, lerdos de nosotros,sería el mencionado “Panfleto” que la inocente crítica satírica de El Jueves. Pero en este país la Filosofía Política se toma más bien poco en serio: leer cuesta mucho tiempo y esfuerzo para «secuestrar»…

Nos reímos de la monarquía british; nos hacemos eco de noticias que sí son verdaderas serpientes de cualquier estación del año en los infectos “tabloides” de la otrora “pérfida Albión”; hacemos chistes con los soplillos del eterno príncipe británico y la mandíbula de su nueva esposa; hacemos cábalas acerca del accidente en el que muriera una Lady Di que en vida fue una petarda con careto de cordero degollado, sin darnos cuenta de que en este país las testas coronadas (o con ánimo de serlo) son…¿intocables?

Que El Jueves se hinche a vender números: me alegra. Sinceramente. Que un juez defenestre a la Justicia en los últimos juicios a los que ha tenido que enfrentarse: me asquea.

Hace 30 años que saliera al mercado discográfico el “Never Mind the Bollocks” de mis apreciados y provocativos Sex Pistols.

¿Habrá que aprovechar tal efeméride para entonar el interminable estribillo: “No Future for you”?

Uno, encantado, oigan.

Imagen: genial «rectificación» de El Jueves.

3 comentarios