F.F. Gómez: un homenaje convaleciente.

Amena convalecencia. Por decir algo. Paseo diario. Dieta. Reposo vespertino. Lectura “ligera” (los estudios paralizados, pero con estas enfermedades ya se sabe…) y amenas visitas. Pero la noticia, triste, del fallecimiento de Fernando Fernán Gómez, me lleva –me llevó ayer- a varias reflexiones.

Nunca conocí a dicho personaje: ojalá hubiera tenido la ocasión. Su más que ensayada –reconocido por él en infinitas ocasiones- mala uva, estaba más que justificada. Ayer lo decía en un documental de charlas (lo que a mí me gustaba más de él eran sus reflexiones cargadas de sentido común), en que reconocía cómo se dio cuenta muy pronto de que “en esta profesión mía”, si se va ganando lo que se dice popularidad, “uno es el objetivo de muchos pelmas”. Y es cierto: ¿por qué ser simpático ante quien no se conoce y viene con aviesas intenciones, como querer hacerse el gracioso a su costa?

Su labrado mal humor siempre me atrajo, porque en él veía una empalizada defensiva contra molestos (pelmas) y aduladores empalagosos, que si uno espanta, la verdad: consigue ahorrar energías que emplear en otros menesteres más agradecidos. También, obviamente, su obra me atrajo. En general. Con sus cosas buenas y malas: los perfectos no son de este mundo.

Pero lo que más me llamó la atención de F. Fernán Gómez, es su respuesta a aquello de que éste es “un país de envidiosos”. Básicamente, decía que hay dos actitudes en el tema: la mayoritaria era positiva (algo extraordinario debido a su carácter más bien pesimista), es decir, que según él, el “envidioso” podía ser un tipo que quería conseguir –y en ello limpiamente se esforzaba- lo que el envidiado poseía. El objeto de deseo era el fin de dicha actitud a través del esfuerzo moralmente aceptable.

La otra actitud, la negativa, es la que agudamente preocupaba sobremanera a este gran actor: la tendencia “destructiva”. Es decir, “como el otro tiene una casa estupenda, ¡ojalá se le caiga encima y se muera! Ojalá le vaya mal en la vida a tal o cual tipo”, venía a decir grosso modo.

Y coincido plenamente en que este país tiende a ello: alguna guerra, incluso, lo atestiguaría.

Son reflexiones que a vuela pluma compongo, mientras escribo. Tal vez, según opinión de Nietzsche, sean las mejores. Ya que para el filólogo y filósofo nacido alemán y muerto apátrida, el lenguaje, la verbalización de nuestros pensamientos, prostituye la idea/pensamiento que se quiere expresar.

Juzguen Vds.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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Una respuesta en “F.F. Gómez: un homenaje convaleciente.

  1. marco dijo:

    Simplemente quería entrar para saludar y saber cómo te va, amigo Iñaki, tu lectura siempre inteligente y sutil nos hace reflexionar, y todo ello lo acompaña mi refrescante pero pasada de moda Tónica , tan burbujeante e incomprendida como suelo serlo yo, una bebida para tomarte muy de vez en cuando pero que hace recuperar los sabores más sinceros de nuestra sociedad. Esa que es imperfecta pero de la que bebemos para recordar que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, triste pensamiento sobre todo si uno es consciente que estamos ante una especie de tiempo muerto en el presente. Espabilemos y démonos más abrazos y besos.

    Uno de esos abrazos para mi convaleciente amigo , de ágil pluma y clara tinta.
    Recupérate Epicuro!

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