Se cumplió de nuevo. No debo jurar. Juré que no volvería a hablar de política “floral”. Juré que no volvería a expresar, firmando, nada sobre la política que cuatro correveidiles hacen por estos pagos. Juré no sorprenderme ante la candidez de la gente. Juré y perjuré que nunca dejaría que la hilaridad me llevara a escribir. Juré no reírme de quien vota: da igual la sigla. Juré no volver a beber: cerveza, vino, gin-tonic (bendito invento inglés), cubatas de garrafón, agua, brebajes isotónicos… Juré no volver a pasar nunca una resaca…de nuevo. Juré no ver la televisión. Juré no creerme nada de lo que en ella dijeran. Juré no jurar como el pitufo gruñón: “odio odiar”. Juré que me arrepentiría si cumpliera todos mis juramentos: y aquí estoy. Aquí y así me hallo: incumpliéndolo todo sin ningún remordimiento de conciencia.
Veamos: ¿alguno de Vds. realmente creía que con unas elecciones generales a la vuelta del bar de enfrente, iban a dejar a los muchachos del PSN (que no “a los navarros”: ya está bien de generalizar en nombre del populacho, señores) jugar con sus juguetes sin haber pasado por un trágala anteriormente?
Hombre, que ya somos mayorcitos. Por favor. ¿Tantos incautos hay en Nafarroa Bai como para creerse tal milonga? Viendo cómo los Zabaleta, Barkos and Trouppe han dirigido sus declaraciones y negociaciones, pareciera que sí: llenito todo de cándidos.
Gobiernos de cambio. De concentración. En minoría. Transversalidad. Ridícula huida a Jaca: bonito lugar para dejarse seguir por periodistas ávidos de imagen. Vuelve la prensa del «cuore» a la Política. La sede en el Paseo Sarasate más engalanada que nunca, se queda sin rincones por estar todos castigados: de rodillas, brazos extendidos y mirando a la pared. La de la Plaza del Castillo se puede venir abajo en cualquier momento por la depre generalizada: el cambio más corto de la Historia.
No señores, no. No se puede ir haciendo el ridículo por todos los telediarios y echarse atrás. O se llega hasta las últimas consecuencias o no hace gracia. Hay que ser coherente hasta para hacer reír. Esto no pasa de ser un «pactus interruptus» de lo más insatisfactorio.
Me voy a Madrid. Más que todo para joder un poco: seguro que mañana nos desayunamos un montón de memeces sobre “cómo deciden allá por nosotros”. Bla. Bla. Bla. Dejen de meternos a todos en el mismo saco, por favor. La indignación por haberse quemado suena a chufla cuando se ha jugado con fuego durante dos meses.
Cada cual seguirá en su sitio: unos hablando en nombre de todos los navarros diciendo que son los más votados; otros sintiéndose traicionados porque los socialistas no han tenido el suficiente valor; éstos creyendo que han hecho lo debido: hacer caso a la omnipresente “disciplina de partido”: regañina y patadita en el culo.
Y nosotros, los menos, intentando taparnos las narices ante tanta podredumbre moral.
Amén.
P. S.: Ya contaré la semana próxima qué me ha parecido la exposición del genial Van Gogh. Mientras: atentos al jugueteo circense. Tal vez siga la función…¡horror!…me largo.
Imagen: el elegante circo de la capital del Viejo Reyno.